La adorable belleza
que me proyectaste con encanto delicioso
de luminoso resplandor
y color paisajístico,
encierra y abraza el mar
de lo que fue mi primer deseo.
El constante recuerdo
del perfume que desprendías
con un matiz salvaje
sobre mi sempiterna esencia fundida
en el dulce tul de tu rosa
por siempre enamorada.
La flor del jardín silvestre
de olorosa armonía,
en nuestro despertar de primavera,
la arrancaste y partiste
en un manantial de trémula
soledad y tristeza.
La irritante sensación que me oprime,
la negación de ya no quererme
y tu "no" grabado en mi memoria
insistentemente....
Queda en mi recuerdo
lo que fue una pausada
experiencia con débil fruto
en una frustrada pasión de adolescentes.
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