sábado, 27 de febrero de 2021

PATRIOTISMO

 Tuve la suerte de conocer de refilón al que luego sería un gran amigo, en el Instituto Bécquer cuando ambos estudiamos allí. Era el final del curso y él había terminado el COU y ya pasaría a la universidad. Cuando le pregunté qué tal le habían ido los estudios me quedé deslumbrado. Me dijo que había sacado todo sobresalientes en COU y por si fuera poco en todos los cursos anteriores de bachillerato había conseguido igual hazaña estudiantil. Todo un alumno prodigioso, ya más no cabe, pues había tocado techo por todo lo alto. Pero además hay que tener en cuenta las circunstancias en las que logró estas excelentes calificaciones en todas las asignaturas, pues este antiguo colega mío es que valía para todo en materia de estudios y destacaba al máximo en todo lo que se examinara. Un caso muy poco frecuente en el mundo de la enseñanza, diríamos que excepcional. Son muy raros los casos así. Resulta que viviendo en un pueblo, se tenía que levantar muy temprano y coger el autobús y venir a Sevilla. Desde las 8.30 que entraba en clase hasta las 14 horas que salía, se iba para su pueblo, apenas le daba tiempo para almorzar y tenía que volver a Sevilla para dar clases de 16 horas a 19. Y salir rumbo a su municipio y entre que llegaba y cenaba y pitos y flautas, ¿Qué tiempo le quedaba a este hombre para estudiar? Y en estas condiciones se entretiene en sacar todo sobresalientes y dejar alucinados a todos los compañeros de clase y a los profesores que no daban crédito ante la capacidad y el talento tan grande de este estudiante super aventajado. Tuve la fortuna de conocerlo y fue, como digo, por los pelos, y la amistad entre nosotros fue muy afable y cordial. Venía a mi casa desde su pueblo a leer mis escritos y se le notaba que disfrutaba leyéndome y me elogiaba mis obras y mi talento literario como pocos amigos lo han hecho a lo largo de mi vida. Pero hubo una cosa que me chocó de él bastante. Se tropezó con un poema mío en el que yo ensalzaba las virtudes de España. No lo llegó a leer porque no le interesaba el tema, cuando de mí lo había leído siempre todo. Cuando nos fuimos a dar un paseo por Sevilla me trató el tema del patriotismo con burla, ironía y otras idioteces porque esto lo veía negativo o peyorativo y era una cosa que según él no es políticamente correcta. Pero esto hay que decir que es una triste realidad que está muy extendida y no es una actitud propia de mi antaño camarada. Sobre el tema del patriotismo yo quiero hacer una serie de reflexiones y me ha venido la inspiración al recordar lo que me pasó con este primitivo colega, cuya amistad va a hacer nada más y nada menos que treinta años que la perdí para siempre desgraciadamente. Hay una gran parte de la sociedad española actual --y en este caso no me refiero a las regiones separatistas como son Cataluña y Vascongadas, porque allí lo que más abunda es su patriotismo sectario o vernáculo--, que esto de sentirse identificado con el país donde ha nacido y palpitar sus raíces y disfrutar de pertenecer a la mejor nación que existe en el planeta, no lo identifican o lo ven de una manera amorfa, vana o con indiferencia y que no les dice nada y son muchísimos --demasiados, por desgracia--, los que lo detestan y no lo admiten. El hecho de sentirse hispano y gozarlo día a día y no solo cuando la selección española de fútbol consiga éxitos, es una realidad que viene desde nuestra historia, de cómo hemos ido evolucionando a lo largo de los siglos y tanto como hemos logrado y el ejemplo extraordinario dado al mundo como la nación más universal que existe... ¿Es que eso no hay que tenerlo en cuenta y sentirlo y disfrutarlo y soñarlo y enorgullecerse de ello con pasión y emoción hasta lo más sublime de nuestras entrañas? Yo creo que sí, que la realidad entrañable y genial de nuestra España hay que celebrarla en todo momento y con mucho amor. 

LA ENVIDIA

 La envidia se ha manifestado violentamente hacia mí por parte de algunos desalmados, que la han descargado de las maneras más crueles que se pueda imaginar. Dos casos increíbles en los que no puede caber ninguna explicación de por qué estas conductas tan tremendamente agresivas y enloquecidas, se me presentaron en el Instituto Bécquer de Sevilla cuando yo estudiaba. En unas jornadas culturales, reunidos un grupo de jóvenes junto a una profesora, resulta que allí había aterrizado un fulano que no era alumno del instituto, era un gachó que había aprovechado el ambientazo y se había colado para divertirse y dar por culo a los demás. Y yo fui ahí el que tuvo la desgracia de verse mezclado con este bribonazo. Resulta que en el amplio grupo que estábamos, yo a la profesora le comenté sobre muchos temas literarios y de cultura en general y el tiparraco puso atención sobre mí y buscó fastidiarme todo lo que pudiera y más. El payaso este resulta que en no mucho tiempo se envenenó de envidia cochina y una y otra vez buscó la forma de hacer todas las atrocidades conmigo que pudiera. Tras una jornada lamentable, este canalla quiso al final dar el espectáculo definitivo, cosa que por suerte no consiguió. Este tío estaba bebido o drogado o más bien todo el alcohol y la droga eran sencillamente el síndrome de envidia tan enorme que se le desató conmigo. En resumen, que este hijo de puta quiso acabar conmigo aquella noche, al menos lo intentó. La envidia de este miserable le llevó a querer golpearme en la nuca, cosa que al final no logró, y yo salí pitando del Bécquer y huí todo lo que pude de un tipo así de peligroso. Y peligroso que era este loco, pues tiempo después, al yo doblar una esquina de una calle y verme, me gritó agresivamente: --"Qué lástima que no te hubiera matado, Martín, hijo de puta". Otro caso por el estilo me ocurrió también en el Bécquer. Yo me presenté al premio Holanda en septiembre del año 1884. Sucedió que esto llegó al conocimiento de un fulanazo envidioso que yo no lo conocía. Y este tipejo era lo nunca visto en envidias feroces. Estando yo en los pasillos del instituto, pasó este imbécil y me largó en voz alta: "premio Holanda", "premio Holanda", "premio Holanda". Otro día yo estaba en uno de los grandes patios del Bécquer y este tío volvió a repetirlo. Yo me acerqué a él y le dije que a qué venía esto y me contestó con ironía que él quería que yo ganara este premio al que me había presentado y que tuviera suerte. Me chocaron las actitudes y las reacciones raritas de este mierda. En los sucesivos encontronazos con este hijo de perra me pasó de todo. Una tarde me dijo, junto a un colega suyo, que nos saliéramos del instituto que me iba a machacar, que yo era el gilipollas del instituto, que premio Holanda, premio Holanda, que me iban a dar un mojón. Se le observaba un descontrol y un desquiciamiento y un odio y una agresividad hacia mí de lo más increíble y único que se haya podido dar en el planeta tierra y en todo momento no paró de proferirme amenazas, insultos y cólera envidiosa, deseando que nos pudiéramos ver fuera del centro para destrozarme. Me dieron varias veces tentaciones de abalanzarme hacia él y hacerlo picadillo, pero desistí de la intención porque el colega que estaba con él era un tiarraco muy alto y corpulento y entre los dos me podrían meter una buena tunda. Fueron varias veces más las que tuve refregones con este loco desgraciado, pero al final la cosa no llegó a enfrentamientos violentos entre los dos. Y todas estas cosas vinieron porque yo me presenté al premio Holanda. Ese fue el delito o la cosa tan tremendamente mala que yo cometí. 

ESCRIBIR POESÍA

 En marzo del año 1990 hubo unas jornadas literarias en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla dedicadas a la poesía. A ellas fueron invitados a realizar actos una serie de vates destacados, entre los que se encontraban Claudio Rodríguez, Luis Antonio de Villena, Blanca Andreu y otro más que ahora no recuerdo. Solo pude asistir al de Luis Antonio de Villena y al de Blanca Andreu, que era el que cerraba estos encuentros poéticos de la primavera sevillana. El acto--recital de la poetisa Blanca me resultó muy feo y pésimo y siempre lo he recordado con rabia y con disgusto porque me faltaron decirle algunas cositas a esta poeta durante la intervención lamentable que hizo aquella tarde en Sevilla. Para comenzar diré que esta lírica gallega que se sepa de toda una vida solo ha publicado tres poemarios nada más y algunos relatos. Una producción literaria muy breve, como se puede comprobar, pero a eso hay que añadirle que es mediocre y de baja calidad, por lo menos para mi gusto que la he leído y la conozco y no me ha aportado nada que merezca la pena. Si tuviera que calificar todos sus poemas, a ninguno le daría el aprobado. Pues bien, la cosa para el mundo literario en torno a esta poetisa es muy diferente, porque está ensalzada, muy reconocida y elevada a una gran categoría como si fuera de las vates más importantes y destacadas del momento. Y es así y no me equivoco a la hora de decir esto porque resulta sorprendente e increíble el trato que se le tiene tan relevante en las Historias de la literatura, enciclopedias, diccionarios enciclopédicos, de literatura, etc, cuando en realidad esta poetisa no ha aportado nada de interés a la literatura española y es tan solo poca cosa o más bien nada. El acto y lectura y coloquio de la señora Blanca no pudo ser más repateante, absurdo y decepcionante. Después de la presentación, que se la hizo un profesor de la Universidad de Sevilla, recitó varios de sus textos y comenzó la tertulia entre ella y los asistentes, que fueron pocos los que hubo. Desde un principio, Blanca no hizo otra cosa que largar de la poesía con métrica, diciendo que es muy facilona y que no aporta nada o no merece la pena o estupideces así por el estilo. En un momento se dejó caer de que se pueden escribir sonetos por un tubo y yo ya intervine y le dije que la poesía con métrica tiene su dificultad, porque hay que medir, mantener los ritmos, elegir rimas adecuadas, etc, a lo que ella me contestó indignada algo que ahora no recuerdo exactamente pero que era una sinrazón. Yo al final hice silencio y no quise entrar en una discusión, porque a esta gachí se la veía muy cabreada con mi forma de pensar y está claro que por mucho que yo le dijera no la iba a convencer de sus equivocadas ideas sobre la creación literaria. "El escribir poesía con métrica es como si nada porque coges un diccionario de rimas y todo queda resuelto". Y al final me lo sentenció todo diciéndome:

-Mira, conozco a un señor en Galicia que ha escrito 1500 sonetos.

A lo que tenía yo que haberle contestado que ella no había escrito ninguno. Pero no estuve inspirado para habérselo soltado en su momento, porque soy de efectos retardados y esa es una de las grandes putadas que se pueden tener en la vida. En ninguno de los tres poemarios que ha publicado esta tía aparece un solo soneto y ahora viene con el cuento de que se pueden hacer sonetos como rosquillas como si fuera lo más fácil de escribir del mundo entero. Cuando le comenté esto de que escribir en verso libre es muchísimo más difícil que con métrica, a un antiguo colega que es profesor de filosofía y escritor, no dudó en despotricar de todo envenenado por estas idioteces o disparates de esta escritora que no ha aportado nada de valor a la poesía española contemporánea. 


viernes, 26 de febrero de 2021

LA LIBRERA Y ANDALUCÍA

 Desde que descubrí mi pasión por la literatura en el año 1984, cuando tenía diecisiete años, no he parado de visitar las librerías, pues han sido los establecimientos preferidos que han estado presentes constantemente en mi vida. Una librería que comencé a frecuentar bastante --porque yo he solido a lo largo de los años ir a muchas y no solo a una o dos--, era la perteneciente a una hoy día extinta cadena en Sevilla, que estaba en la calle Asunción, en el barrio de los Remedios. Resulta que la librera que trabajaba allí era la dueña de todas, aunque entonces eran solo dos, pero con los años fueron creciendo hasta llegar a ser alrededor de diez establecimientos en toda Sevilla y algunos otros fuera de mi ciudad, en otras capitales. Con esta librera tuve una especial relación, pues supo que yo escribía y a los dos nos gustaba dialogar de libros y literatura. Pero después de muchas tertulias y una buena relación que mantuvimos, hubo un detalle de ella que me molestó bastante. Ella era del Norte de España, pero estaba afincada en Sevilla desde hacía muchos años, trabajando fuerte en el mundo del libro. Y comencé a escucharle cómo largaba mucho de Andalucía, de forma muy negativa hacia esta tierra que es el corazón de España. Cierto día, hablando con esta mujer, surgió de que yo era nacido en Andalucía y en concreto de Sevilla y yo le manifesté mi orgullo de ser andaluz. Quiero aclarar que ante todo y por encima de todo soy español y me siento hispano, pero dentro de España, mis raíces andaluzas las siento muy marcadas y estoy también muy orgulloso de ser andaluz. Cuando esta librera norteña observó mi alegría de ser andaluz, comenzó a largarme de que yo no tenía pinta de serlo, de que yo era de pelo rubio y parecía más nórdico y otras tonterías en contra de Andalucía que no venían a cuento y que a mí me repatearon de esta gachí. Me comentó que en Andalucía hay mucho analfabetismo y poca cultura, pero llegó a decirme una cosa que me pareció muy torpe y acarajotada por parte de esta señora y a la que yo paré en seco y la dejé cortada. Esta tía de buenas a primeras va y me dice que le dijera literatos andaluces, dando a entender que Andalucía ha dado poca cosa en el terreno de la literatura. Y yo, ni corto ni perezoso, comencé con parte de la extensísima nómina de escritores nacidos en Andalucía: Séneca, Luis de Góngora, Gutierre de Cetina, Baltasar del Alcázar, Fernando de Herrera, Pedro Espinosa, Luis Barahona de Soto, Rodrigo Caro, Francisco de Rioja, Francisco de Medrano, Luis Carrillo y Sotomayor, Juan de Arguijo, Bartolomé de las Casas, Lope de Rueda, Francisco Delicado, Antonio García Gutiérrez, Vicente Espinel, Duque de Rivas, Mateo Alemán, Juan Valera, Pedro Antonio de Alarcón, Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, los Quintero, María Zambrano, Rafael Alberti, Pedro Muñoz Seca, Luis Cernuda, Vicente Alexandre, Federico García Lorca, Luis Rosales, Manuel Chaves Nogales, Alfonso Grosso, etc. etc. Esta sabionda librera, que es una gran lectora, se llevó un buen repaso, pero se dejó caer de que sí, en efecto, Andalucía ha dado escritores buenos, pero solo minorías. ¡Vaya otra necedad y torpeza de una amante de la literatura como ella! Los intelectuales y los artistas y la gente que ha destacado en la vida en general, son solo una escasísima minoría y no han existido ni en Andalucía ni en España ni en el mundo entero veinte o treinta o cuarenta millones de escritores. Vaya con esta librera, despotricando siempre de Andalucía, cuando ella ha vivido muchos años aquí y ha comido de los andaluces, que le han comprado los libros y que le han hecho prosperar en sus negocios de librerías hasta el punto de que no han parado de crecer. ¿No serán tan analfabetos los andaluces y tan incultos cuando tus librerías han crecido a ritmo vertiginoso y las ventas han evolucionado tan estupendamente aquí, en esta tierra de María Santísima? 

EL EDITOR

 En el año 1989 me enteré a través de un programa de la televisión andaluza, de la creación de una nueva editorial en Sevilla cuyo nombre era Qüasyeditorial. No me lo pensé y fui a su domicilio a hacer la entrega de dos manuscritos míos, para ver si los leían y si les pudiera interesar publicar alguno. El editor no estaba y una chica me los recogió y me dijo que se los haría llegar al encargado de esta nueva editorial. Tiempo después, como no daban señales de vida, me llegué otra vez al piso y entonces me recibió el editor y pude conocerlo personalmente. Sobre los manuscritos me dijo que se los había pasado a un amigo suyo para que los leyera y no me adelantó nada de qué pensaba hacer, si leerlos él que se supone que era al que verdaderamente le correspondía, así como no me dijo nada de que me avisaría si le interesaba publicar alguno o bien ninguno, para proceder a devolvérmelos. Una forma, como se puede comprobar, incorrecta de actuar y de trabajar y de hacer las cosas. Pasó mucho tiempo y me dio largas y no me aclaró nada del tema de estos manuscritos sobre los que había tenido ya que tomar una decisión. Por cierto, cuando lo conocí le compré el primer libro que publicó y al leerlo, mejor dicho, al intentar leerlo, pude comprobar el bodrio tan miserable de relatos que se había entretenido en publicar este hombre. Daba dolor de cabeza nada más empezar a meterte en el caos de prosa y de historia absurda de este librito al que no se le podía meter mano de ninguna manera y como te empeñases en leerlo entero, el dolor de cabeza y los mareos impresionantes estaban garantizados. En efecto, una cagada así no hay lector que se la pueda meter entera. Así es, esta fue la ópera prima de esta nueva Qüasyeditorial, así comenzó de bien este joven señor editor. En 1991, unos dos años después de haberlo conocido, contacté con él de nuevo para hacerle entrega de un libro de relatos que había terminado. Y le recordé los dos libros de poesía que se hacían eternos y que ni me los devolvía ni me decía nada de ellos después de tantísimo tiempo. Tras varios rodeos sobre el asunto, terminó diciéndome que los había perdido. No obstante, yo le quise hacer entrega de este nuevo libro y quedé para llevárselo a la editorial que se había mudado a otro sitio. Y llegué y estuve hablando con este gachó tan "apañao" y me dijo el plazo en el que me llamaría para comunicarme su decisión. Pero pasó el tiempo indicado y no daba señales y yo lo llamé. Este tipejo comenzó a decirme muchos defectos sobre cómo yo escribía, poniéndome que estaba muy verde y que me hacía falta más rodaje, más rodaje. Pero los defectos observé que eran generalidades, o sea, que no especificaba nada de qué fallos o errores concretos presentaban los relatos y no aclaraba nada. Yo lo vi todo muy sospechoso. Hasta que después de la crónica que me endiñó, quedamos en que iría al nuevo domicilio editorial a recoger el manuscrito. Y ya allí hablando y hablando y comentando los relatos que me había rechazado, resulta que me di cuenta perfectamente de que no los había leído. Tanto criticarme el libro y rechazar la edición del mismo y al final lo que hizo es el perro y no se molestó en leerlo. Estaba claro la clase de editor con el que había tenido la mala suerte de tropezarme, así que al carajo que ya este tiparraco terminó para mí para todos los restos. 

EL PERIODISTA

 En el año 2000 publiqué mi primer libro y fue de poesía. Llevaba ya mucho tiempo, desde que comencé a escribir en 1984, persiguiendo el gran sueño de ver un libro mío editado y al fin lo hice en la editorial madrileña INCIPIT. El volumen constaba de dos poemarios: "Poemas becquerianos y cancionero amoroso" y la tirada fue de mil ejemplares. Por entonces, en la televisión andaluza emitían un programa de literatura llamado PRETEXTOS que yo lo solía ver.  Y a su presentador, que era un periodista, de repente un día lo reconocí por la calle. La primera vez que lo vi le dije que era un asiduo seguidor de su programa y que me gustaba verlo, porque tenía su interés. Él me dio las gracias y siguió su ruta. Cuando ya conté con una gran cantidad de ejemplares de mi ópera prima porque me los envió en una caja la editorial INCIPIT, me volví a encontrar otra vez con el periodista citado y no dudé en saludarlo y darle la noticia de que yo ya contaba con un libro editado y acordé en regalarle un ejemplar. Me dijo que se lo enviara a la televisión y una cosa que me preguntó es qué editorial me lo había publicado y se lo dije y se quedó callado. Le remití el libro y a los pocos días coincidió que lo vi otra vez por la mañana en el puente de San Telmo de Sevilla. En seguida, como no, le referí que si lo había recibido y me dijo que sí pero que no había leído todavía nada. Y lo seguí viendo a este señor y varias veces le insistí que si lo había leído, a lo que me contestaba que no y que no. Sucedió que en las siguientes ocasiones en las que me lo seguí encontrando, el gachó evitaba saludarme porque mi presencia no le era grata. En vista de esto ya no le dirigí nunca más la palabra. Y menos aún cuando viendo yo su programa televisivo, de repente me quedé perplejo e indignado, cuando hablando con sus invitados escritores comentó con burla que él recibía libros pero que no tenía piscina para poder quitárselos de en medio, al estilo de Paco Umbral. Está clarísimo que se refería a los "Poemas becquerianos y al cancionero amoroso", o sea, que se trataba de un libro digno de quitárselo de la vista con un "piscinazo". Así consideraba este miserable que se merece un tesoro como es este volumen mío. Paco Umbral falleció en 2007 y tiempo después me encontré en mis páginas de Internet una grata sorpresa. Apareció que mi libro estaba en la Fundación Francisco Umbral y pude verme en la circunstancia feliz de que este eximio escritor leyó el poemario que yo le mandé al periódico EL MUNDO en su día y le gustó. Y lo conservó en vida y no lo tiró a su piscina, como este periodista de mierda refería con escarnio, de que él no podía darse el gustazo de mandarlo a parar a la piscina al modo que lo hacía Umbral porque no la tenía. Paradojas curiosas que tiene la vida. Cierto día, mi madre y yo viendo este programa, le pregunté qué le parecía ese presentador, pero no le comenté nada de lo que me había pasado con él y que lo había conocido y toda la historia lamentable que acabo de contar. Mi progenitora en seguida le vio el plumero y me sentenció claramente: "ese tío se le ve que es un sinvergüenza". 

jueves, 25 de febrero de 2021

AUTODIDACTISMO

 Se da la circunstancia y sobre todo en la época actual, de que los autodidactas están mal vistos dentro del mundo de la cultura y muchas veces se les menosprecia y se les infravalora por el mero hecho de no haber pasado por la universidad. Parece ser hoy día que toda persona con inquietudes literarias o intelectuales necesite para ser mejor visto o valorado que haya tenido formación universitaria, y si además dentro de ésta cuenta con varias carreras, máster, doctorado, cátedra, etc, tanto mejor para ser reconocida su faceta creativa. Está claro que el requisito fundamental o principal hoy día para ser un buen escritor es haberse recorrido bien la universidad. Y pongo ahora un ejemplo de lo que me pasó en cuanto a mi situación de escritor autodidacta. Un amigo de muchos años resulta que ya a una edad madura ha sentido inquietudes literarias e intelectuales y se ha puesto manos a la obra con esta virtuosa faceta creativa que ha brotado en su vida. Él ya tenía una carrera en este caso de ciencias, pero al descubrir su pasión literaria no tardó mucho en matricularse en una carrera de letras con motivo de su nueva realidad. Hablando los dos de nuestras respectivas actividades intelectuales, me refirió con actitud, digamos, de superioridad hacia mí, su situación de universitario, o sea, parece ser que por el hecho de estudiar el grado en lengua y literatura ya tenía la cosa más mérito que yo por mi condición de autodidacta. Como si no hubiera yo hecho nada relevante por no haber pasado por la universidad y mi prolífica actividad a lo largo de varias décadas no fuera suficiente para acreditarme como un buen escritor. Para ser un gran autor aquí de lo que se trata es de pasar por el aro de la universidad, o si no, chungo chungo que no eres nadie. Este colega intelectual lo veía así, al igual que en los tiempos modernos lo ve yo creo que casi todo el mundo. A este amiguete las ambiciones y los sueños se le dispararon y hoy día la carrera ya la habrá terminado, pero en cuanto a actividad creativa está el hombre muy cortito, a pesar de su exitoso grado en lengua y literatura. Y si además se comienza a escribir con cerca de cincuenta años, pues ya se dice que de los cuarenta para arriba no te mojes la barriga. La cosa la tiene extremadamente complicada para ver cumplidos sus sueños de gloria y sus ilusorias ambiciones, aunque haya realizado sus estudios superiores con éxito. Y yo ahora digo que las facultades universitarias no lo son todo a la hora de desarrollar una brillante carrera literaria. 

miércoles, 24 de febrero de 2021

GENEROSIDAD E INGRATITUDES

 En el año 2000 publiqué el que tal vez sea el mejor libro de poesía que yo escriba en toda mi vida, entre una vastísima producción lírica que he realizado a lo largo de muchísimos años. La edición fue grande: mil ejemplares. Como apenas me los distribuyeron, la editorial me fue por etapas enviando cajas a mi domicilio atestadas de ejemplares que no se habían distribuido. Yo no me explico por qué carajo publican tanto y me hicieron gastar un dineral. Para luego que yo me tuviera que comer con papas tanto libro y optar como salida regalar cantidades enormes, porque a ver qué hacía yo con tantos volúmenes acumulados en mi casa sin poder conseguir venderlos. ¿Es que estos editores indeseables no pudieron, dadas estas circunstancias de no contar con buenos canales de distribución, publicar muchos menos, por ejemplo que la tirada fuera de 500 ejemplares? Aunque la reacción en cuanto a las ventas fue estupenda y a lo largo de muchos años he logrado vender varios centenares, el caso es que otros he decidido regalarlos. ¿Y las reacciones de los obsequiados? ¿elogios? ¿gratitudes? ¿valoraciones? Nada de eso hicieron la abrumadora mayoría. El panorama no puede ser más decepcionante a lo largo de más de veinte años de generosidad por mi parte, de regalar un libro que a mí me costó un pastón publicar, de hacer dedicatorias cariñosas y afectuosas y desparramar buenos sentimientos y buen rollo a los futuros lectores para después recibir silencios, indiferencias y si me descuido desprecios o pasotismo total de comentar nada, al yo solicitar valoraciones o que me expresaran algo de la joya o maravilla que había tenido el detallazo de obsequiarles. Y digo joya o genialidad o excelencia de libro, porque mis "Poemas becquerianos" están escritos con la métrica de las rimas de Bécquer y tienen la esencia y la enjundia del romanticismo y la sentimentalidad más pura y total y es un vademécum de la poesía amorosa universal, aunque nadie diga nada y todo el personal cierren la boquita y manifiesten esa ingratitud y desprecio hacia este prodigio de obra lírica. De los más de doscientos libros regalados a todo tipo de gente, solo han sido alrededor de unos quince los que me han brindado su valoración positiva o reconocimiento. Balance desolador, sin duda, desastre de los desastres, mierda y más mierda de la gente que lo que se merecen no es una preciosidad de libro como los "Poemas becquerianos y el cancionero amoroso", sino eso, un buen mojón pinchado en un palo y que se traguen toda la peste del mundo. 

LA ESCRITORA

 A lo largo de toda una vida, pues hablo desde que comencé a escribir en el año 1984, han sido varias las veces que me he encontrado deambulando por Sevilla con escritores famosos. En todos los casos me he dirigido a ellos y los he saludado, expresándoles mi admiración y mi interés por sus libros y sus otros escritos. Y aquí me refiero solo a autores que yo haya tenido la suerte de conocer casualmente andando por mi ciudad y no a los que yo haya acudido a conocer a través de actos o Ferias del libro en Sevilla, que eso es otra cosa y así han sido muchísimos más. Una periodista y escritora sevillana bastante conocida, la solía ver algunas veces por una avenida de Sevilla que es donde está la redacción de EL MUNDO, que es el periódico donde trabajaba entonces, ya que después pasó a ABC y a EL PAÍS. Un día iba yo en el autobús y la vi entrar y esta vez sí quise saludarla y hablar con ella de su oficio de escritora y de la carrera de Periodismo que estudió en Sevilla y que desde hace mucho tiempo ejerce en distintos diarios y otras publicaciones. Pude hablar poco con ella en esta primera ocasión, pero ya me conoció y hubo un contacto. No mucho tiempo después la vi saliendo del portal del edificio donde está la redacción de EL MUNDO y la saludé de nuevo y le hice entrega de un papel con los datos de mi blog en Internet y de la hemeroteca de ABC, donde podía leer mis escritos y conocer algo de mi obra. Tiempo después, presenté un poemario mío publicado en la Carbonería en Sevilla y le mandé un correo electrónico por si quería llegarse al acto. Y me contestó diciendo que estaría encantada, pero que no sabía si podría porque por entonces era la Feria del libro y podría tener alguna actividad allí. Al final no fue, pero tiempo después yo le escribí otra vez y le comenté que había leído una novela suya y que seguía, con mucho entusiasmo e interés, sus artículos y escritos en EL MUNDO. En todo momento, yo me desviví en elogios y reconocimiento hacia sus labores intelectuales y cuando coincidí meses más tarde con ella por Sevilla, la alabé por todo lo alto y le celebré todo lo que hacía y el arte y el talento tan grande que una y otra vez demostraba. Se dio la casualidad esta vez de que yo llevaba tres libros míos publicados y mostró mucha curiosidad por ellos y los estuvo viendo con mucha atracción. Le dije que quería regalarle algunos otro día y quedamos en que yo fuera a la redacción del periódico y los dejara allí a nombre de ella. Y así lo hice, con unas dedicatorias super generosas y además con un ejemplar de su novela que yo había leído para que me la dedicara. Me llamaron dos días después del periódico para que me pasara a recoger la novela y así lo hice y me llevé esta satisfacción por su amable dedicatoria. Pero a la semana o así la vi y en un principio trató de no saludarme, pero al yo dirigirme a ella, se mostró muy esquiva y me dijo que tenía mucha prisa. De mis libros no me quiso comentar nada, por supuesto, como nunca me había dicho absolutamente nada de mi blog, hemeroteca de ABC ni de nada de lo que se encontró mío en Internet. Y yo mientras tanto, elogios, comentarios a lo grande y todas las valoraciones más positivas y generosas que se le puedan tributar a un escritor. De los tres libros míos que le regalé, dos eran de poesía y se trata de la mejor lírica que yo haya escrito jamás. En esos poemarios estaba la mayor excelencia de mi obra en verso. Y el otro era de teatro, pero en este caso el mejor de todos también en cuanto a este género literario, porque después publiqué dos más, pero no le llegaban a la genialidad de este que llegó al poder de esta insigne y popular escritora y periodista internacional que tenemos en Sevilla. Esta eximia intelectual me despreció los libros y siempre ha hecho silencio de ellos y, por supuesto, no ha dudado en despreciar a su autor y a no querer saludarlo cuando nos hemos vuelto a cruzar por nuestra ciudad de María Santísima. Esta egregia escritora, está famosísima y prestigiosa periodista resulta que no es tantísimo como se lo tiene creído y no lo es todo en la literatura, vamos, que no es tanto tantísimo, porque menos locura y menos vanidad y menos prepotencia y grandeza tan grande, porque hay que decir que sus libros se venden poco y los lectores desembolsan poco por sus obras. Una de sus últimas novelas que trata sobre la vida del pintor Bartolomé Esteban Murillo y que se la publicó nada menos que PLANETA, con un aparato de publicidad en los medios de comunicación enorme y una difusión total y absoluta, pues ahora resulta que no ha vendido nada y ha fracasado estrepitosamente con los lectores que han mandado a paseo el libro y no le han hecho ni caso. Y así, con todos sus libros, que se quedan cortitos de lectores, porque este fenómeno de nuestras letras tiene el reconocimiento oficial, el de las instituciones, los editores, la crítica, los premios, etc. pero el de la sociedad lectora, el de la calle, que es el que realmente vale, no lo tiene ni creo que lo vaya a tener nunca. Cuando a mi editora le comenté lo que me había pasado con esta estupenda, genial, extraordinaria, universal, etc. literata que para gloria total e infinita tenemos en Sevilla, me dijo lo siguiente: --Vaya, Martín, a quién te has dirigido. Esa escritora está muy altiva y tiene unos delirios de grandeza enormes. Así que me quedó ya muy claro del todo el porqué de tanta ingratitud de esta gachí hacia mi persona y hacia mi obra. 

miércoles, 17 de febrero de 2021

LA AGENCIA LITERARIA

 Desde el 19 de agosto de 1998, en el que envié mi novela "La aventura del amor" a la Agencia literaria Carmen Balcells, hasta el año 2020 en el que efectué la última oportunidad, son demasiados los años en los que nunca pude recibir algo en positivo y llevarme una enorme alegría y el gran sueño de mi vida verlo hecho realidad. Una y otra vez a lo largo de tanto tiempo he tenido que adaptarme a convivir con la decepción, con la tremenda frustración de que no había manera de que a estos señores les pudiera entrar por el meollo algún libro mío y que se publicase. A lo largo de estas más de dos décadas han sido más de medio centenar de obras las que he remitido y la contestación ha sido negativa de cero pelotero. No entra mucho en la cabeza, a todo el que esté en su sano juicio, de que esto sea justo y editorialmente correcto. Pero son cosas insólitas e increíbles que ocurren en la vida y esta vez me tocó a mí la china. Aunque yo no tengo egolatría y me solidarizo con tantísimos otros escritores con madurez, experiencia y buen hacer, a los que la mafia o la ineptitud de esta "prestigiosa" agencia les ha cerrado también todas las puertas. Pero lo mío desde luego ha sido algo catastrófico, un caso muy especial. Ante tanto desastre, yo creo y también cualquiera que se viera en mi lugar, que estos miserables lo suyo es que se dediquen a otra cosa, como por ejemplo, a la limpieza y recogida de las basuras de toda Barcelona, o bien a limpiar todos los váteres de la Ciudad Condal y hartarse bien de quitar mierda. Yo estoy seguro de que así harían un trabajo más útil a la sociedad. 

martes, 16 de febrero de 2021

ERUDICIÓN Y CREATIVIDAD

 La creación literaria es una actividad intelectual muy intensa y dura, en la que se somete al cerebro a un esfuerzo enorme. En efecto, la labor de la escritura es más compleja y requiere más sacrificio que muchos otros ejercicios intelectuales. Y pongo un ejemplo de de lo que me sucedió a mí en torno a esta realidad. Hace muchos años, yo comencé a estudiar oposiciones y entre los temas había derecho constitucional y derecho administrativo, además de organizaciones internacionales, informática, seguridad social, etc. Como se observará, los temas eran pesados y áridos como ellos solos y el esfuerzo para asimilar tanto rollo era asfixiante. Yo me iba a estudiar con un amigo al rectorado de la Universidad de Sevilla y comenzábamos a las tres de la tarde y estábamos hasta las nueve que cerraban la universidad. Toda una paliza que nos dábamos de dedicación y esfuerzo. Pues bien, cuando me examiné de las oposiciones y dejé de estudiar, una tarde me fui a la universidad con mi amigo a repetir la misma operación, pero esta vez escribiendo. Y estuve las mismas seis horas que me llevaba con el temario de las oposiciones, pero esta vez la experiencia fue tremendamente cruel, muchísimo más dura y jodida que estudiando todos aquellos temas tan insoportables de las oposiciones. Escribí dos relatos bien larguitos y cuando acabé y llegó la hora de irnos a casa, me fui con un dolor de cabeza y una tensión que pasé una noche fatal y me duró la cosa varios días, en los que no estuve haciendo nada para reponerme. Y esto no me había pasado nunca estudiando todos los temas plomazos de las oposiciones. Con este ejemplo y otros que podría contar queda patente como enfrentarse al folio en blanco y calentarse la cabeza en hacer un escrito creativo es más dificultoso y requiere más esfuerzo y concentración de la mente que otras actividades intelectuales. Existen carreras y oposiciones enormemente arduas y en las que hay que someterse a una disciplina feroz y deprimente, por ejemplo Notaría, a la que llaman la madre de todas las oposiciones. Pero yo opino que los escritores prolíficos que se lo curran a lo salvaje, realizan una labor más potente, pertinaz, meritoria y admirable que las carreras y las oposiciones más difíciles y complicadas que existen. 

EL PROFESOR Y LOS IDIOMAS

 Cuando yo cursaba el tercero de bachillerato, mi profesor de literatura al hablar del estudio de los idiomas y saber que yo había elegido inglés, me largó con desdén de que yo hubiera optado por esta lengua y no por el francés. "Hay que hablar el francés", me sentenció en plan autoritario, o sea, yo tenía que estudiar y hablar el idioma que él estimara conveniente. En seguida se refirió a mi condición de poeta, de que un poeta como tú debe saber qué idioma es el mejor para hablar y el hombre ahí anduvo dando el estúpido discurso ante toda la clase, adoctrinándome a la hora de yo tener que aprender una lengua que debía de ser el francés, porque a él le parecía la ideal y la que por narices había que estudiar. Está muy claro que este profe renegaba del inglés y no quería saber nada de este idioma porque le caen demasiado gordo los anglosajones. Y yo tengo que decir a todo esto que comparto su postura, pero lo que sucede es que el inglés es el idioma más universal, nos caigan mejor o peor los piratas de los ingleses y además es el más fácil, porque el francés, a mí por lo menos, me resulta terriblemente difícil y que lo hable este señor profesor y se recree en este que es su idioma favorito. Porque hay libertad en los alumnos para aprender el que quieran y no el que le parezca a este déspota, que me endiñó una sesión lamentable aquel día en clase, tan solo porque yo había cometido el "delito" de estudiar una lengua que a él no le interesaba. 

ESTILO ELEGANTE Y ESTILO AMPULOSO

 El estilo elegante, la elegancia, a la hora de escribir, es lo ideal en las obras literarias. Todo libro, sea del género que sea, debe tener la virtud de la elegancia, para que el lector se sienta a gusto, relajado, gozoso e identificado con lo que lee y en ningún momento o circunstancia le resulte pesado o aburrido. Un sabio artífice del estilo elegante fue AZORÍN, pues ideó la frase corta y esta técnica de redactar la prosa facilita la lectura, la hace más cómoda a los lectores y aporta más garantías al escrito para que pueda resultar aceptable y guste más gracias a este estilo azoriniano. Un estilo barroco, sobrecargado de léxico culto o rebuscado, un estilo al que se le denomina ampuloso, para mí no es la forma de escribir adecuada y con arte. Es sencillamente marearte y encontrarte dificultades y pesadez a la hora de leerlo. A mí particularmente, los escritores que abusan del lenguaje y lo emplean excesivamente, exageran en el número de palabras rebuscadas y apelotonadas cuantas más mejor, estos autores que los lean otros si les parece, pero a mí no me interesan o me interesan poco. Como tampoco me va el lenguaje demasiado sencillo o coloquial, porque resulta pobre y vacío en lo que expresa. Ni una cosa ni otra. Ni tanto ni tan calvo. En una ocasión, en televisión, escuché decir a un escritor que los libros sencillos son más difíciles de escribir que los ampulosos. Yo pienso que no, no estoy de acuerdo con esas afirmaciones, aunque puede ser que haya escritores que les resulte así, como comentaba este autor en la pequeña pantalla. En todo caso, todo escritor debe intentar escribir con elegancia. Es la mejor forma de hacer literatura y de expresar lo que el artista literario desea. Comunicar de esta manera a los lectores, mediante el mejor ejercicio de la literatura: la ELEGANCIA. 

APRECIACIONES CREATIVAS

 Cuando yo estudiaba el primero de bachillerato mi profesor de dibujo me hizo varias veces comentarios sobre el acto de las creaciones artísticas, o dicho de otro modo, del arte de dibujar y pintar en cuanto al trabajo. Mi entonces profe valoraba mucho en toda obra artística, no solo los resultados, sino el trabajo del artista, o sea, si la obra en cuestión le había costado más o menos esfuerzo en realizarla, si la hacía con facilidad, si la hacía directamente y era puramente creativa y no se basaba en nada, en fin, si era original a la hora de crearla. Este docente me comentaba acerca de lo que hace el artista, de la forma que trabajaba y de si tiene una mayor capacidad para hacerlo con talento y facilidad o si su tarea le cuesta mucho esfuerzo, o si la técnica es original o sacada o tomada a modo de inspiración de otro pintor o cosa. Yo opino que todos estos comentarios y criterios sobre la labor de los artistas es vana e inútil porque está patente que lo que realmente importa es la obra en sí, su calidad y su arte y no hace falta para nada todas esas valoraciones que aportan poco o nada y que lo esencial son los resultados de la obra creada. Qué más da que a Van Gogh o a Goya les costara mucho esfuerzo crear sus obras? Supone eso que sus cuadros se vayan a cotizar mejor si algunos se subastaran? Va a ser un pintor más destacado o más genial por haber trabajado más o menos? La verdad es que todo este rosario de apuntes o consideraciones acerca del mundo del arte son simplemente intrascendentes y no merece la pena hacerse esos mundos o montarse esas historias. 

LA BIBLIOTECA

 Jorge Luis Borges imaginaba que el paraíso era una biblioteca. Y yo pienso igual, porque para mí no existe mejor paraíso que ver estanterías o muebles con libros. Desde hace ya algunos años tengo la grata costumbre de vez en cuando de viajar a pueblos de la provincia de Sevilla o de ciudades y pueblos andaluces con el único objetivo de conocer sus respectivas bibliotecas públicas municipales. Y paso el día en estos pueblos o ciudades, más que nada en sus centros de lectura, salvo cuando voy a almorzar en cualquier bar o restaurante del lugar. Me encanta y me ilusiona viajar a todos estos sitios para visitar y disfrutar de sus bibliotecas y pasar jornadas memorables rodeado de libros. Tantos inventos y modernidades actuales parecían que se iban a cargar o reducir al mínimo las bibliotecas de toda la vida, pero al final no está siendo así y las bibliotecas de siempre existen y seguirán existiendo. Y el libro electrónico no va a dar lugar a que se vayan al garete y estos auténticos y hermosos paraísos se pierdan o se destruyan y dejen de ser una entrañable y gozosa realidad en el panorama de nuestras vidas. La dicha de todos los amantes del arte y de la cultura va a seguir manifestándose a través de estos centros públicos, y, por supuesto, de las bibliotecas privadas. Todos de una u otra manera vamos a tener acceso a los paraísos bibliotecarios y maravillarnos con las delicias de la sabiduría. 

lunes, 15 de febrero de 2021

TERTULIAS

 En el mundo actual, al menos en todo el entorno que yo observo y en el que desarrollo mi vida, se ha perdido mucho el encanto y el atractivo por las tertulias, ya parece ser que muchas personas optan por la soledad de estar con su móvil enganchados viendo infinidad de cosas o con su ordenador o tablet sumergidos en el universo de Internet. En efecto, ya parece ser que la forma de comunicarse las personas con los diálogos largos y disfrutando de tertulias apasionantes sobre temas culturales, se ha perdido bastante y las reuniones para transmitirse conocimientos y aprender unos de otros, a la manera de los antiguos, parece haber quedado desfasada en la realidad de la vida de hoy. La era de las tecnologías ha incrementado mucho el aislamiento, ya la gente no necesita tanto estar comunicada con los demás, porque con sus aparatitos están más que satisfechos y entretenidos. Los gratos recuerdos que yo tengo de mi infancia y adolescencia en cuanto a las tertulias entre chavales, yo creo que eso actualmente se lleva muy poco y cada uno va a lo suyo, pero además creo que la juventud y todas las personas en general que se reúnen no suelen mantener diálogos de mucho interés y fascinación, porque se dejan llevar por las frivolidades y los cotilleos y las tonterías de turno que no aportan realidades hermosas y sugestivas a sus encuentros y relaciones. Las tertulias bien llevadas y mantenidas con arte son una eficaz y gozosa forma de aprender y adquirir cultura y no solo a través de los libros, las enciclopedias o Internet, pues cuando dos o más contertulios se reúnen y hablan cada cual de lo que sabe, aporta cada uno a los demás sus conocimientos y a la inversa. La dinámica de adquirir sabiduría de esta forma puede ser muy amplia y enriquecedora y además se aprende de la forma más relajada y placentera que existe.