viernes, 28 de mayo de 2021

EL AMOR PLATÓNICO

Yo viví durante mi juventud en los años ochenta la fantasía y la idealización del amor platónico. Este sentimiento se manifestó en mi realidad de entonces con la plenitud que lo caracteriza, es decir, yo no experimenté el elemento sexual a la hora de querer ser correspondido por las mujeres anheladas, porque la cosa iba de sueños e ideales. Era amor en toda su pureza, no sentía erotismo ni deseos de sexualidad hacia las doncellas que me enamoraban. Este amor era romanticismo y dulzura, ansias de besos y de cariño, de ternura y de afectos, pero nada de coitos y de placeres eróticos con ellas. O sea, no me masturbé nunca pensando en estas musas que las veía desde el ámbito exclusivo de los sentimientos. Y este amor tan tierno y delicado, tan fino y elegante, tan verdadero y limpio, fue para mí siempre irrealizable y nunca lo disfruté correspondido. Las chicas deseadas por mí tan intensamente en mis sueños, las consideraba criaturas perfectas, colmadas de virtudes, rebosantes de encantos, dotadas de sencillez y de inteligencia y tanto bueno y más bueno que por entonces no les encontraba defectos. El amor platónico tiene sus épocas, que suelen ser la adolescencia y la juventud. Todos aquellos tiempos quedan muy lejanos en mi vida y no se corresponden con mi concepción actual del amor y yo ya no idealizo ni sueño ni siento todo ese espejismo de fantasías como entonces. Hoy mi realidad no tiene nada que ver con eso. Pero cuando lo recuerdo, lo siento con añoranza, pienso que aquella situación era sin duda hermosa y que aunque no fuera lo ideal y no viviera el amor correspondido, merecía la pena soñar e ilusionarse con estas chicas que consideraba que alcanzaban la sublimidad. 

jueves, 27 de mayo de 2021

LOS ESCRITORES, EL NARCISISMO Y LA PREPOTENCIA

 Es una realidad muy evidente y que se ha dado insistentemente a lo largo de la historia, que los escritores pecan de narcisistas, quizás sean las personas más narcisistas. Y son muy pedantes y prepotentes. Se supervaloran excesivamente y yo pienso que se puede ir también por la vida sin tanta egolatría, como ocurre en otras profesiones o actividades. Una popular escritora afirmó que prefiere los doctores, los abogados, las parteras, cualquier cosa menos los escritores. Si se mira la historia de poetas y escritores, casi siempre encuentras personas que viven en su mundo, creyendo que sus obras son el centro del universo, cuando muchos en su vida diaria dejan que desear. Y son muchos los que solo escriben por honra a sí mismos y a sus ideas, son egocéntricos puros y duros. El amor al yo entre los literatos es su religión y su manera de reconocerse sus virtudes. Yo personalmente he conocido y he convivido en abundancia con todo esto que acabo de exponer. En una tertulia literaria que frecuenté durante muchos años, me encontré casos y más casos de literatos/as excesivamente pedantes y narcisistas, pero hubo una en especial que acababa con el cuadro y que superaba a todo el personal que se reunía en estos encuentros literarios, ya para siempre en la memoria de mi vida. Una poeta y escritora de este grupo literario trianero era todo un espectáculo de vanidad y de pedantería y delirios de grandeza por todo lo más alto. Daba asco oírla hablar porque era rarísimo que no se dejara caer con pegotes y que no diera muestras de excesivo orgullo y sentimientos de superioridad hacia todos los demás. Fíjense si se consideraba más grande y genial que todo el personal con el que se relacionaba, o sea, que todos sus compañeros de asociaciones literarias de Sevilla, que en una ocasión le manifestó muy convencida a una compañera que ella era mejor que Lope de Vega. En otra ocasión refirió a varios compañeros --y ahí estuve yo presente-- que ella sería reconocida al igual que Cervantes, que Cervantes no fue reconocido en vida y que ella lo iba a ser al igual que Cervantes, aunque le tocase este prestigio y fama en la posteridad, pero sentenció muy convencida y segura a todos los que estábamos presentes, que su obra y su talento iba a ser encumbrado del mismo modo que Cervantes. Y antes de esto se puso como mejor escritora que el mismísimo Lope de Vega ante otra compañera de tertulia, como ya he contado anteriormente. La vanidad, la egolatría, el narcisismo, lo manifestaba esta señora de una manera escandalosamente exagerada. Y toda su grandeza la refregaba a todos los demás con una petulancia desorbitada. En este mundo de los literatos se dan muchos casos de narcisismos, es lo que en ellos abunda, hasta algunos ejemplos que superan todas las marcas de la estupidez humana, como era el caso de esta eximia, insigne, eminente, excelentísima literata sevillana, reina suprema de todos los escritores y escritoras del infinito universo. 

LOS VALORES DEL ESCRITOR (1)

 Cuando el escritor se consagra goza de unos valores, de una especial consideración, que no se logra alcanzar en la mayoría de las profesiones. Pero antes de llegar a la fama, a triunfar rotundamente en este mundo del arte --los que lo consiguen, porque sabido es por toda la sociedad el gigantesco pelotón de escritores que no logran abrirse camino y otros que lo consiguen a la vejez o después de muertos, cuando su obra no la ven reconocida en vida y queda para la posteridad-- el autor tiene que atravesar un duro y dificultoso, un espinoso y hasta estresante recorrido. Y es así, porque eso de llegar y pegar no suele suceder en ninguna carrera y más difícil aún en la de escritor. El literato, desde un principio, lo tiene muy complicado, va a sufrir rechazos múltiples de los editores y con casi toda probabilidad también en los premios, va a tener que insistir mucho y sufrir muchas zancadillas por parte de las mafias de la política literaria. El escritor de verdad, el que lo lleva dentro y no desea bajo ningún concepto que su obra acabe olvidada y ensombrecida en los cajones de su habitación, mueve su obra por todas partes, incluso en los casos en que se la rechazan rotundamente y acaban frustrándolo y llenándolo de humillación y desprecio. Pero una de las mayores filosofías que todo escritor debe tener siempre presente es resistir al máximo --el que resiste gana-- y no agotarse, no desanimarse nunca, no tirar nunca la toalla, hagan lo que hagan con sus escritos todos estos politiqueros de la literatura, que eso sí hay que subrayarlo, están cometiendo tremendas y absurdas injusticias en el panorama literario actual. El escritor, aunque lo masacren, no debe dejarlo, porque a pesar de todas estas realidades tan negativas, cuenta con la enorme y trascendental ventaja de que una vez que lo consiga, una vez que logre meter la cabeza bien metida en algún sitio, se le van a abrir las puertas del éxito mientras viva y toda su obra acumulada anteriormente va a ver la luz. En efecto, el escritor, pese a lo retorcido que lo tiene puede, a fuerza de insistir, recibir su recompensa y el triunfo conquistado le va a deparar una enorme satisfacción, una felicidad inmensa: el sueño de todo escritor hecho realidad. 

LOS VALORES DEL ESCRITOR (2)

Una actitud que tiene que mantener muy firme todo escritor es el defender y valorar por encima de todo su condición de literato. En efecto, toda persona que lleve hondamente arraigada su faceta de escritor debe mostrarla siempre por delante con orgullo y con energía frente a las muchas personas que se la critican, frente a todos los envidiosos o insensatos que le van a mostrar siempre solo el lado oscuro de la actividad o profesión que ha elegido. El escritor, por lo general, cuando no ha logrado consagrar su obra --la etapa más dura, más desesperante y negra de su carrera-- sufre el atropello de la sociedad que le rodea, incluso de su propia familia. Nadie cree en él, nadie apuesta porque pueda salir del anonimato, nadie --o muy pocos-- desea que salga de su difícil situación, entre otras cosas, porque si lo logra va a alcanzar más en la vida que lo que han conseguido todos los energúmenos que le critican, que piensan mal de él, que sienten el veneno de la envidia de que una persona de valía e inteligencia logre lo que ellos nunca podrán conseguir: ser un autor relevante que goza de una popularidad, un reconocimiento y una admiración total por parte de un sector muy amplio de la sociedad,  que se siente entusiasmada con sus libros y con su actitud frente a la vida y la literatura como pasión mayor e inextinguible de su realidad. Esto es así, esto ha sido siempre así, las biografías de los escritores célebres están plagadas de historias de todo tipo, de anécdotas de todas clases en relación con lo que les sucedió con las personas con las que tuvieron la desgracia de tropezar en su proceso vital. Otra realidad que quiero comentar es que por lo general el mundo literario lo rechaza y lo trata mal, el autor lo tiene muy complicado para que lo reconozcan, pero ¡ojo! si lo consigue y además tiene éxito de lectores --es el público lector quien definitivamente consagra a un escritor comprando sus libros, haciendo ganar dinero al mercado editorial, a los distribuidores, a los libreros y al propio escritor, a través de los derechos de autor-- lo van a tratar mejor que en ningún otro sitio pueden tratar a otra persona que ejerza una profesión. Así es el mundo del arte, así ha sido y será y ahora el escritor que se consagra es tratado mejor que nadie. Su imagen es conocida y familiar a toda la sociedad y no solo a sus lectores, sino a quienes no lo han leído ni tal vez lo leerán nunca. En las sociedades actuales la figura del escritor consagrado adquiere una gran importancia y los medios de comunicación (prensa, radio, televisión, Internet) se vuelcan con él y le otorgan una publicidad, un prestigio y una notoriedad que le llevan a un éxito a veces hasta exagerado. Y esto acaba por enterrar en vida y hundir en la miseria a todos los que en su día no le apoyaron, o lo que es peor: que le provocaron daño y desgracias, presos de la envidia y el veneno que sentían por esta persona genial que no merecieron conocer. Así son los valores que algunos escritores logran alcanzar para el orgullo de los pueblos, de todas las sociedades, de la historia literaria y de la historia de la humanidad. Pero también es cierto y lamentable que haya buenos autores que pasen por la vida sin poder disfrutar de la gloria que todos quieren y que no se trata en absoluto de escritores mediocres en algunos casos: son genios literarios cuya obra pasa desapercibida o incomprendida durante su vida y que luego, cuando ya están muertos y de nada les sirve, se encarga el mundo entero de encumbrarlos y ensalzarlos, dándoles un enorme valor y un reconocimiento total y absoluto. Estos son los errores de la historia, los tremendos errores que no se deberían cometer con los literatos verdaderamente geniales, mientras no dejan de premiarse y publicarse obras malas que les obstaculizan el paso a quienes merecen ocupar el lugar destacado en el que solo los auténticos talentos deben de estar.

¿ES PELIGROSO ESCRIBIR? (1)

En el año 1989 estalló la tremenda noticia de la amenaza de muerte sobre el escritor británico de origen indio Salman Rushdie por parte del entonces mandatario iraní Jomeini, por la publicación del libro "Versos satánicos". La noticia conmocionó a toda la opinión pública en general, pero muy especialmente a los escritores, periodistas y editores, que se solidarizaron con el autor ante la situación tensa y escalofriante que estaba sufriendo este compañero cuando se enteró de la horripilante noticia de que en tierras árabes se pagaba por su cabeza. Esta noticia se puso de moda en todos los medios de comunicación y en toda la sociedad y hubo escritores que se preocuparon y escribieron mucho sobre el tema, indignados por la amenaza que padecía este intelectual ante la imparable oleada de fanatismo de aquellos países islámicos. Hoy día todo este asunto que tanto revuelo levantó se ha serenado, normalizado y Salman Rushdie hace una vida más tranquila, con menor sobrecogimiento que el que sintió ante la brutal conjura contra su persona. Cabe mucho que reflexionar sobre esta realidad a raíz de lo que sucedió, pues los escritores y los periodistas --ahora y siempre, pues no es el anterior el único caso que se ha dado a lo largo de la historia, desgraciadamente, aunque sí el que probablemente ha tenido una mayor difusión mundial-- pueden ver peligrado su bienestar y su libertad de expresión ante determinadas opiniones manifestadas en los medios escritos. Aunque sea la prensa hoy día el medio que más problemas presenta a los escritores, se da el caso --como el de Salman Rushdie-- que cuando un autor escribe una novela o su autobiografía o memorias y crítica ferozmente y con mordacidad a sus enemigos, a las personas que en su vida le han fastidiado e inmortaliza los agravios que este entorno social le ha causado, puede verse con problemas con toda esta masa de envidiosos y envenenados durante el transcurrir de su vida. Son gente sobre la que el escritor ha destacado y a la que les ajusta sus cuentas con el pasado. Estos casos se suelen dar a través de la novela --pues en una gran parte de las narraciones hay mucho de autobiografía que el novelista mezcla con la ficción-- pero son los libros de memorias en los que los escritores rinden más fidedignamente cuentas pendientes con el pasado. Pero no solo son la novela o las memorias los géneros que un autor literario cultiva para atacar a sus enemigos: la poesía es también una sólida herramienta para poner a parir satirizando o parodiando a cualquier energúmeno al que el escritor decide devolverle lo que en su día le hizo. Y el teatro y otros géneros son muy adecuados también para darles respuestas a las carroñas. Famosos son los ataques satíricos mediante la poesía de los geniales poetas del Barroco, los eternos enemigos literarios y personales como Góngora y Quevedo. O Góngora y Lope de Vega, por citar algunos ejemplos. O los graves problemas que le costó a Quevedo su sátira contra el Conde-Duque de Olivares. O la prisión que sufrió el genial poeta del Renacimiento Fray Luis de León por su labor cultural. Existen otros ejemplos de escritores que han padecido situaciones difíciles y hasta peligrosas por el ejercicio de la escritura. Han sufrido exilios, amenazas y muertes y otras situaciones peyorativas de menor gravedad que estos últimos casos. 

¿ES PELIGROSO ESCRIBIR? (2)

Sobre esta realidad del peligro que supone a veces para algunos escritores ejercer su profesión cabe la siguiente pregunta: ¿debe el escritor tener miedo y reprimirse sus opiniones? A mi juicio, cualquier autor debe manifestarse con libertad y verter sus críticas sin presiones ni temor a censuras, que para eso hay libertad de expresión y al que le moleste que reviente, que ya bastantes problemas atraviesan los creadores en su difícil vida como para que los anden pisoteando aún más y lamentable situación es que se les pretenda obstaculizar el desarrollo de su actividad, que para un escritor, esté o no consagrado, sea cual sea su situación, es lo más grande y lo más sagrado que hace y siente y sueña en su vida. El caso de Salman Rushdie, desde luego es muy sorprendente, porque no sé si a este escritor se le pasó por la cabeza que lo que estaba escribiendo le iba a deparar en el futuro, una vez editado el libro, una situación así de tensa y preocupante. Pero este caso es así de particular, un caso extraño. Las situaciones más comunes se dan, tal y como he referido, en las memorias o autobiografías de los escritores, cuando al redactarlas ajustan cuentas con los enemigos del pasado o del presente, con toda esa plebe de envidiosos que tuvo y tiene y a los que mediante el ejercicio de la escritura pone a parir como se merecen. El escritor no tiene por qué ocultar nada y debe arremeter contra la gentuza que amargó o amarga su vida. El literato debe dar luz pública de los tropiezos de la vida, de los grandes problemas que existen en las relaciones humanas. 


LA TRISTE REALIDAD DEL ESCRITOR (1)

Desde que nace como literato, desde que en la persona surge el deseo, la ilusión, la llamada de dedicarse a esta actividad para la que la vida le ha dotado y de la que poco a poco va a nutrirse y formarse leyendo y practicando la docta y ardua tarea de la escritura, son muchas las idas y venidas, problemas, obstáculos, tropiezos, crisis, frustraciones, etc. que va a sufrir hasta poder abrirse camino en este complejo, incomprendido e injusto mundo en el que se desenvuelve con todos los afanes y sueños de poder conquistarlo. En efecto, en primer lugar el escritor debe madurar su obra antes de moverse en este amplio universo. Resulta una equivocación querer alcanzar una publicación o un premio con escritos demasiado precoces. El autor no debe desesperarse y no tener mucha prisa. Como diría Pitágoras: "El filósofo siempre va a pie: prefiere el bastón de la experiencia al carro rápido de la fortuna". El escritor debe tener paciencia y saber qué es lo que hace y hasta dónde tiene que marcar sus objetivos y posibilidades. Según vaya viniendo todo, así debe ir amoldándose y encaminándose en busca del sueño dorado de todo autor: el éxito, la publicidad, el dinero y lo más grande que es que su obra sea reconocida no solo por las instituciones, los editores y la crítica, sino también por el público lector que es, en definitiva, quien manda y el que tiene la última palabra. Pero antes de conseguir abrirse camino en este duro y difícil universo en el que se mueve con tantas ansias e inquietudes... ¿cuántos tropiezos y frustraciones tendrá que soportar? Cierto es que hay bastantes escritores a los que los premios literarios les van bien, incluso desde un principio. Pero son mayoría los que no consiguen el éxito, los estrellados, los que sufren el rechazo y las injusticias y algunos de ellos verdaderamente no merecen ese olvido y desprecio al que los someten los politiqueros de la literatura. 

LA TRISTE REALIDAD DEL ESCRITOR (2)

Esta es la triste realidad del escritor, son muchos los rechazos que sufre según está concebido el mundo del arte. Y en los tiempos actuales el problema es cada vez mayor, porque según se está comprobando, están surgiendo más escritores que nunca. Los organizadores y los jurados de los premios literarios se quedan escandalizados de que concurran tan gigantescas cantidades de trabajos a estos certámenes que, como consecuencia de esto, cada vez proliferan más también. Los editores se sienten agobiados de tan ingentes cantidades de manuscritos que reciben regularmente y el mundo literario actual se está convirtiendo en una masa enorme de escritos con cada vez menos posibilidades de que puedan ver la luz. El universo de los inéditos está creciendo arrolladoramente y es un inmenso panorama con cada vez menos salidas. Y esto quien lo paga, quien lo sufre, quien lo padece en sus propias carnes es la figura maldita y atormentada del escritor, que se siente frustrado y con muy pocas esperanzas de poder salir adelante en este mundo de la literatura que realmente es lo suyo, es para lo que más vale, es para lo que ha nacido y se encuentra, desgraciadamente, en un túnel con muy pocas oportunidades para que pueda lograr lo que tanto sueña: que sus escritos sean valorados, que su obra logre el reconocimiento al que aspira y que tanta ilusión le hace y tanto necesita. Los escritores son legión. Esto puede que sea por la mayor difusión de la cultura que se hace, el que cada vez más personas estudien, que los institutos y las universidades se abarroten de estudiantes y que el acceso a la información esté al alcance de cualquiera. Estas son algunas causas de que surjan tantos autores y que el universo literario sea cada vez más amplio y diversificado. 

miércoles, 26 de mayo de 2021

LA TRISTE REALIDAD DEL ESCRITOR (3)

El mundo que rodea al escritor es triste, hostil, negativo. El ambiente familiar por lo general no le comprende, no apoya su actividad y desea que se dedique a otra cosa que le va a reportar más beneficios. Le machacan y le critican por el camino elegido, le dicen que es muy difícil, que la mayoría de los escritores son reconocidos muy tardíamente y que es casi imposible poder vivir de la literatura por muy bueno que se sea. Son muchos los escritores que hay para tan pocas puertas como se les abren. Son muy pocos los privilegiados que van a conseguir alcanzar la gloria literaria que todos quieren. Estos argumentos son los que escucha el escritor y muchos otros peyorativos acerca de ese universo que es lo que más sueña --y que en la mayoría se convierte en una auténtica obsesión-- no tiene otro objetivo en el que pensar, no deja de darle vueltas a su cabeza en el empeño de alcanzar lo que tanto anhela y vive esperanzado de que llegue el día en que lo consiga. Y que pueda refregarle a todo ese entorno que le ponía solo el lado oscuro de su profesión que ya está lograda la dura lucha y que la vida literaria le va a reportar muchos más beneficios y éxitos mientras viva que todo lo que hacen los que antes le criticaban. Este es el sueño del escritor novel: salir de esta opaca realidad que padece y conquistar lo que tanto ansía, lograr que su obra, su talento descargado, sea reconocido y pueda sumergirse en su mundo creativo con el bienestar y la infinita felicidad de que ya se le han abierto todas las puertas que soñaba y la literatura ya sea una tarea gratificante. Porque en muchos casos --cuando el escritor se siente rechazado y su obra silenciada y agonizante en los cajones de su habitación, su voz pisoteada por la política cultural existente-- cuesta trabajo escribir a contracorriente, se pierden las ganas y los estímulos, incluso la ilusión, aunque la esperanza de salir de esta situación no la debe perder el escritor nunca. En efecto, el escritor necesita un apoyo y un reconocimiento.  Cuando se dan los casos en que al autor se le cierran todas las puertas y no encuentra donde meter la cabeza tras intentarlo insistentemente y a la desesperada, cuando no le dejan ser escritor, su actividad se puede convertir en una angustia y en un infierno del que no sabe cuándo podrá salir. Y lo que era un sueño y una ilusión se convierte en una gran pesadilla, en la que se debate indignado y reconcomiéndose ante tanto desprecio hacia su obra, que es lo más grande que siente en su vida desafortunada y atormentada. 

LA TRISTE REALIDAD DEL ESCRITOR (4)

Dentro de la triste realidad del escritor está el entorno social que le rodea, el círculo de enemigos que le surgen y que con toda envidia y malicia tratan de hundirlo, frustrarlo o amargarle la vida en el intento de que nunca pueda salir de su angustiosa situación de "paria de la sociedad", de ser autófago que lleva una existencia bohemia, buscando el mismo sueño de tantos y tantos otros artífices del arte literario. La sociedad con la que convive el escritor es, en su mayoría, proclive a adoptar una actitud peyorativa y hasta de crispación y violencia hacia él. Les produce tremendo malestar de que ese ser superior en inteligencia y capacidad para enriquecer el mundo llegue algún día a alcanzar sus fines, sus objetivos largamente perseguidos y pueda desahogar todo ese malestar --de desprecio, de tanto daño y crueldad con que ha sido injustamente tratado por todo este entorno social de envidiosos-- y ajustar cuentas con esta carroña con la que ha tenido la desgracia o la mala suerte de tropezarse en su vivir cotidiano. Se dan casos de este tipo en la realidad de los escritores. Cuando el autor está olvidado por todos, cuando ya no se le puede hacer más daño y desprecio que se le ha hecho y de repente consigue alcanzar su sueño dorado que ya lo consagrará para siempre en este universo de la intelectualidad y ya todo son elogios, publicidad y éxito en su vida, entonces es cuando muchos de estos energúmenos que en su día no le apoyaron y que tan mal comportamiento tuvieron hacia esa persona ahora triunfadora, buscan su compañía y su trato, para aprovecharse de él y que además les conviene y desean estar bien con quien ha conseguido ser una personalidad del mundo de la cultura. Todo ese desprecio, toda esa falta de respeto y consideración, toda esa humillación, se ve radicalmente transformada. Ahora, de ese antes paria--bohemio, de ese pobre hombre de la sociedad, hay que hacerse amigo y buscar aprovecharse de todo ese bienestar que él solo ha sabido ganarse a pulso. A este ser solitario, el escritor, a este antes ser dolorido y atormentado, parece surgirle mucha amistad, mucho peloteo y elogio hipócrita por todo este círculo mafioso y dañino, cuando ha alcanzado lo que muy pocos logran alcanzar en la vida: ser una persona de relieve, inmortalizarse con una obra sabiamente elaborada que ya será trascendente en el futuro de la literatura. 

martes, 25 de mayo de 2021

LA TRISTE REALIDAD DEL ESCRITOR (5)

Antes de llegar a la hora mágica que tanto sueña el escritor, son otras las frustraciones que padece o puede padecer. En la existencia del escritor no solo se dan los desengaños literarios, aunque estos quizás sean los que más le afecten. Marie Curie escribió la siguiente cita, para todo ser humano que ambiciona algo: "La vida no es fácil para ninguno de nosotros. Pero... ¡qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo. Hay que sentirse dotado para realizar alguna cosa y que esa cosa hay que alcanzarla, cueste lo que cueste". El escritor es un ser sensible, delicado de salud en muchos casos, es un ser débil y enfermizo y vulnerable en muchos aspectos de la vida (no quiero decir con esto que ocurra siempre en la realidad de los escritores, pero es un arquetipo en la figura del escritor a tener en cuenta, porque en la historia de la literatura, las biografías de muchísimos autores célebres están plagadas de estas circunstancias negativas que he referido). Uno de sus grandes dramas es el universo del amor. La historia de la literatura está colmada de grandiosas y trascendentales obras relativas al amor. En su mayor parte es el desamor la causa de las mayores genialidades. Pero en su vida, el escritor lo sufre: tanto por la soledad amorosa como por el desengaño padecido por los rechazos de la persona que tanto ama y que es el centro permanente de su existencia o por la inestabilidad o el fracaso de una relación, que siembra su mundo de angustia y de dolor. Estos son grandes dramas en la realidad del escritor, la triste realidad que sufre por este sentimiento duro y conmovedor del amor cuando no evoluciona favorablemente. Gómez Rivera, sobre el desamor, dice lo siguiente:

                                      El desamor, es el culpable de toda soledad, y no hay pena mayor

                                      ni angustia comparable.

                                       RAFAEL GÓMEZ RIVERA

En efecto, no existe otra angustia comparable al desamor y es por esto por lo que el escritor se manifiesta con más rabia, energía y desesperación: necesita desahogar toda la tristeza y el dolor que le aflige y no encuentra mejor forma de hacerlo que es expresándolo a través de lo que es el volcán de su vida, es la mejor forma que puede encontrar para hacerlo y además es lo que realmente es la esencia y la razón de su existencia. El ardor, la energía de escribir y el quedar satisfecho con lo que se ha creado, parece iluminar --aunque no completamente-- su realidad. La triste realidad del escritor queda reflejada con el testimonio de su quehacer literario, ya sea lírico, novelístico, cuentístico, dramático, ensayístico, etc. Con todo lo que es su vida, porque, en definitiva, la mejor y más auténtica literatura es la que emana de la propia vida y la vida del escritor, ya sea realidad o introduciendo ficciones vitales, debe quedar plasmada en este universo literario que tanto necesita, adora y ambiciona. 

lunes, 24 de mayo de 2021

LA HUMILDAD

 La humildad yo la considero como una de las más grandes virtudes o maravillas de la vida, junto a la sinceridad y a no ser envidioso. El realizar una actividad lo mejor que se pueda pero sin creerte que eres el mejor que la hace ni el centro del mundo, el reconocer tus propios errores y no creerte que todo lo haces bueno, el valorar y el reconocer las virtudes y el talento de los demás, son junto con otras actitudes más, características de las personas humildes. Todas positivas, pues el ser humilde es una realidad muy bienestarosa y gozosa para las relaciones humanas y las personas que tienen muy presente esta virtud, yo creo que les va mejor en la vida que a los que pecan de lo contrario. Durante una entrevista que me hicieron en una televisión, resulta que uno de los entrevistadores dijo que yo era un escritor muy premiado. Yo reaccioné y dije que no era así, que yo no era un autor muy premiado, porque tan solo tengo un galardón y una mención honorífica en otro. Y entonces comenté que me había ido nefasto y calamitoso en los concursos literarios a lo largo de toda mi carrera y que los premios no estaban hechos para mí. Cuando terminó esta entrevista, el director de la emisora me refirió como disgustado, que yo no tenía por qué haber dicho lo de los premios y me largó molesto por esta actitud de modestia por mi parte. Ante todo había que decir la verdad y dejar constancia de la realidad y yo no era un escritor muy premiado, porque justamente soy todo lo contrario y no pasa nada por esta actitud de modestia, según el que me entrevistó, pues no fue un mal rollo en este encuentro televisivo que tuve en un hotel de Triana en Sevilla. 

LA SINCERIDAD

Cuando yo estudiaba de niño la EGB en el colegio, en el libro de textos literarios que teníamos venía un escrito sobre la sinceridad. No recuerdo cómo se llamaba el autor que lo firmaba, pero hoy día me gustaría mucho saberlo y, por supuesto, volver a tener este manual y recordar muchas lecturas que venían en este hermoso volumen de los jóvenes estudiantes de entonces. En este ensayo se valoraba y se elogiaba mucho la sinceridad, como una de las más grandes virtudes de la vida y de cómo si fuera una realidad que abundara mucho más, muchos menos males y desgracias y situaciones peyorativas ocurrirían en nuestras vidas. Hace muchos años ya, pues era en la década de los ochenta, había un programa de televisión en el que un personaje famoso acudía a un concurso, en el que le proponían tres personas, ya fuesen hombres o mujeres, según si el famoso fuera hombre o mujer. Durante este juego televisivo, los tres aspirantes a ser pareja del famoso permanecían ocultos y solo al final, cuando elegía quién le había gustado más de los aspirantes, podía ver cómo era y conocerlo e iniciar una relación con esta persona. Durante la prueba, los distintos candidatos exponían sus virtudes, sus aficiones, sus deseos, sus sueños, etc. Y al final, tras valorarlos el personaje, elegía el que más le atraía y ya lo conocía para iniciar una relación. Pues bien, en uno de estos programas, le tocó asistir a una conocida actriz, que recuerdo que era muy guapa, y conforme fue conociendo a los tres aspirantes a ser su amor, hubo uno que desde un principio manifestó ser muy sincero, que era una actitud que había tenido siempre en su vida y a lo largo de sus intervenciones no dejó de insistir en ser un hombre sincero. Resulta que a esta conocida actriz le gustaron mucho los tres hombres que aspiraban al amor con ella, pero al final valoró por encima de todo la sinceridad y decidió elegir a esta persona que así lo manifestaba. Esta popular artista vio que la sinceridad era muy importante para ella y que ahora en su vida le ilusionaba probar suerte con este nuevo hombre. Yo, que he solido ser sincero durante toda mi vida y que siempre me ha costado muchísimo mentir y que es una cosa que rechazo, me repatea y no va conmigo, yo que alabo y deseo la sinceridad en mi vida, escribí un poema dedicado a esta virtud tan importante y tan necesaria en la realidad humana:


                                         SINCERIDAD 

                                     Sí, sinceridad,

                                     eres una de las grandes

                                     virtudes

                                                     de la vida.

                                     Quién te posee

                                     con arraigo, con grandes dosis

                                     de no querer engañar a nadie

                                     tiene un tesoro en el corazón

                                      y gozará siempre

                                      durante su peregrinar

                                      por la existencia

                                      de muchas ventajas,

                                      de confianza de los demás,

                                      de estima, apoyo, cariño, respeto

                                      y un bienestar muy dulce

                                      en el mundo de las relaciones

                                      con los entornos sociales de su realidad. 

EL ESCRITOR Y LA DEPRESIÓN (1)

 Son innumerables los testimonios a lo largo de la historia de la literatura que ofrecen una especial relación entre el escritor y la enfermedad. Ahora bien, por su talento peculiar que le otorga capacidad de trascendencia, no se puede comparar al escritor enfermo con el enfermo habitual. Podría decirse que el escritor es un enfermo distinto, particular, especial, que difiere en una considerable capacidad de relevancia y de genialidad con respecto al enfermo común. Se trata de un enfermo con unos rasgos muy importantes y trascendentes que no los suelen poseer la mayoría de los enfermos. Existe una indiscutible relación entre enfermedad y creación literaria. Y los escritores, las víctimas de estas patologías, las han aceptado. Indagando en las biografías de una larga lista de escritores se puede comprobar esta relación: tísicos, sifilíticos, epilépticos, locos... Al parecer la enfermedad genera creatividad, para escribir en serio es necesario --según se desprende de tantos casos y estudios sobre el tema-- padecer una patología grave, porque la enfermedad enriquece y capacita la conciencia. Podría enunciar en este ensayo la confirmación de lo anteriormente expuesto con una larguísima lista de ejemplos de escritores enfermos. O, dicho de otro modo, de enfermos que escribieron. Pero prefiero centrarme en la relación especial del escritor con la enfermedad nerviosa, con la locura, de ahí el título de este ensayo: "El escritor y la depresión". 

EL ESCRITOR Y LA DEPRESIÓN (2)

"Ningún gran genio ha existido sin una mezcla de locura", pontificó Aristóteles. En efecto, la enfermedad más característica del escritor es la locura y esta locura le produce creatividad. La mente del escritor enfermo es fértil, imaginativa, no cesa de pensar: es este pensamiento intenso lo que la castiga y la enferma, pero al mismo tiempo le genera genialidad para manifestarse de una forma especial como literato. En la mente enferma del genio creador no paran de venirle ideas, proyectos sobre los que trabajar en su ardua actividad. El cerebro de los escritores, aunque enfermo y deficiente para muchas actividades de la vida, para lo que es más eminente y trascendente en su realidad, suele ser un volcán de talento y sabiduría, en algunos casos, hasta de una genialidad extraordinaria. La depresión, los rasgos de locura, nacen del desequilibrio. La creación literaria es, en sí, un desequilibrio. Y todo escritor debe sumergirse y agotarse en todas esas inquietudes que le desequilibran con esfuerzo y ambición, pues solo así podrá ser posible la realidad enriquecedora para el universo de la cultura y de la belleza que es la literatura. 

domingo, 23 de mayo de 2021

LA SENECTUD

Decía la escritora Mercedes Salisachs en una entrevista que la vejez sin achaques es la mejor época de la vida. Yo pienso que en la vejez normalmente existen los achaques. Otra cosa son las excepciones y hay ancianos que gozan de la gracia y la fortuna inmensas de no tener apenas problemas con la salud y estar libres de molestias de enfermedades. Pero estos casos abundan poco, escasean las personas que pueden disfrutar de esa lotería tan maravillosa. Aun en el caso de que en una persona senil no existan los achaques, el bienestar, la energía y la vitalidad de los jóvenes, obviamente, no la tienen. No creo para nada que la vejez, aunque sea sin achaques, resulte ser una época para tirar cohetes ni que sea la mejor de la vida. No estoy de acuerdo con esta afirmación de esta destacada escritora. Un gran amigo mío, tristemente desaparecido, me dijo que la vejez es muy fea, a lo que yo le comenté que es una pesadilla o un infierno o incluso una tragedia. La vejez no creo que se pueda considerar como una etapa maravillosa en la existencia. Por ello, ante los malestares y sufrimientos que acarrea este último episodio de nuestra vida, lo mejor mientras no se ha llegado es aferrarse y tener presente intensamente lo que dice el aforismo más famoso de la literatura romana. El carpe diem es un gran principio vital, es una idónea filosofía de vida. Aprovecha el día. Mejor aprovechar la juventud y obtener los más sabrosos frutos de ella. Te ofrece más posibilidades de conseguirlo que la senectud, donde las limitaciones, la pérdida de facultades y las molestias de las goteras no te hacen la existencia muy bonita que digamos. Las épocas anteriores de la vida, si las sabes aprovechar bien y si no te va mal durante ellas, merecen sin duda más la pena que la decadencia de la senectud. 

sábado, 22 de mayo de 2021

EL ESCRITOR Y LA SOLEDAD (1)

Es una realidad evidente --testimoniada por muchos intelectuales a lo largo de la historia-- la identificación del escritor con la soledad. El escritor, la figura del escritor --ya sea consagrado o frustrado, ya sea cual sea la época que le ha tocado vivir, la situación histórica en la que desarrolla su actividad o las circunstancias personales que han marcado su existencia-- ha tenido como estigma común e inexorable de su mundo la situación de soledad. El escritor, podríamos decir, es solitario por naturaleza. Ramón Gaya escribe lo siguiente: "A la soledad, vista de tal o cual manera, la necesitamos todos sin remedio. Claro que el artista, el creador, la necesita más que nadie, ya que en ella --y solo en ella--, en su concavidad vacía, es donde lo encuentra todo... Sí, todo aquello que vamos logrando ser --en la vida como en la obra de creación-- se lo arrancamos, muy penosamente, a la soledad". Importante y esencial reflexión en torno al tema que nos ocupa en este ensayo. En efecto, la soledad es necesaria, todos acudimos a ella cuando queremos relajarnos, en muchos momentos de la vida queremos estar solos, meditar en soledad, gozar a nuestras anchas de su torrente de bienestar. Pero es el escritor, el artista, el intelectual, quien más la busca, quien más desea respirar de sus bondades, quien más necesita evadirse y desarrollar su vida bajo esta realidad con la que muchas veces encuentra el relax y el germen, "la simiente" para producir su obra. Son los momentos de soledad los que producen más riqueza en la vida del escritor, es a través de ellos en los que surge el gusanillo de la inspiración, y ya en el trabajo, en el acto de la creación, el escritor necesita estar solo y rendir cuentas a su actividad, una labor siempre amada y necesitada, aunque sea una labor de duro esfuerzo, de tensión, de concentración mental que es, sin duda, sacrificada, no es ningún caminito de rosas, aunque, al final, si da sus frutos, sí es muy dulce y gratificante. Esto es lo que podríamos denominar "el sabor agridulce de la literatura". Pero sin salirme de este tema que me ocupa, decir que esta realidad innata y central en la vida del escritor, ha sido motivo de reflexión de muchos intelectuales a lo largo de la historia de la literatura. Ha habido opiniones para todos los gustos. Unos la consideran negativa, "no es bueno que el hombre esté solo". "Un corazón solitario, no es un corazón",  (Antonio Machado), otros necesaria, "porque nos permite ser por nosotros mismos" (Ramón Gaya), "el mar, el mar y no pensar en nada" (Manuel Machado). Algunos lamentan la crueldad de su acoso, y otros, como el caso de Arthur Schopenhauer, la consideran como una auténtica mina de oro. Este último autor se refiere en concreto al hombre superior en inteligencia y considera que estas personas superdotadas deben refugiarse en la soledad, en primer lugar porque le procura estar consigo mismo, y otra, el no estar con los demás. Sobre esto Arthur Schopenhauer nos hace reflexionar sobre cuánta violencia, molestia y hasta peligro acarrea el trato con ellos. Por ello, el sabio, el genio creador debe ser un insociable que no necesita a toda esa gente, pues en una gran mayoría es moralmente mala e intelectualmente obtusa o trastornada. En efecto, el genio creador, a lo largo de la historia, se ha visto dañado, gravemente perjudicado, por su trato con otras personas muy inferiores a su capacidad para trascender en la vida. Y es, sin la menor duda, el fantasma de la envidia el motivo que ha llevado a estos seres que rodearon o rodean la vida de los creadores a hacer peligrar o sembrar de dolor y angustia el transcurrir de su mundo. Por ello, Arthur Schopenhauer apela a la soledad, al sentimiento de evasión, a la tranquilidad de espíritu que proporciona para evitar todos los sufrimientos y malestares que la sociedad que convive con el artífice de la sabiduría le provoca. Viene muy acorde con estas últimas reflexiones la famosa cita de Jonathan Swift: "Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él". El escritor es vulnerable a la sociedad que le rodea, por ello la soledad es o debe de ser una razón esencial de su existir. Leyendo las biografías de los escritores se puede corroborar lo expuesto, pues se observa claramente los problemas que provocaron en sus vidas el trato con la gente próxima a su entorno vital, que si en algunos casos no les hicieron daño, su único afán era aprovecharse de ellos, acosándolos en deseos de amistad para lograr dicho fin. Esto ha sido, es y será una realidad en la vida del escritor, que si adopta una actitud solitaria le priva del trato con cualquiera de estos indeseables. La sociabilidad excesiva es una inclinación muy peligrosa que el escritor debe evitar en su existencia. La soledad llena de bienestar a muchos intelectuales, la soledad es paz y encuentro con su mundo rico y venturoso, la soledad es la mejor situación para formarse y volcarse en su trabajo, para dejar el legado cultural que ambiciona, para sentir plenamente lo que de verdad inunda su ser y absorber las fuentes de la sabiduría, siempre en su situación de soledad. 

viernes, 21 de mayo de 2021

EL ESCRITOR Y LA SOLEDAD (2)

El tema de la soledad en la vida del escritor viene de antaño. Los humanistas del Renacimiento amaban la soledad. Uno de ellos, Fray Luis de León, desarrolló el tópico horaciano del Beatus Ille (Beatus Ille in procul negotiis: "Dichoso aquel que de pleitos alejado") y menospreció insistentemente en sus poemas la corte y alabó la aldea o la vida retirada en soledad. Son bastantes ejemplos los que se pueden citar de este deseo de evadirse del mundanal ruido de nuestro genial humanista, ante las tremendas desgracias que le acarrearon en su vida sus enemigos eclesiásticos e inquisitoriales. Muy famosa es su décima "Al salir de la cárcel", en la que queda reflejado el sentimiento de soledad, de evasión, de alejarse "de aqueste mundo malvado":

                                                         Aquí la envidia y mentira

                                                         me tuvieron encerrado.

                                                         Dichoso el humilde estado

                                                         del sabio que se retira

                                                         de aqueste mundo malvado,

                                                         y con pobre mesa y casa,

                                                         en el campo deleitoso

                                                         con solo Dios se compasa,

                                                         y a solas su vida pasa

                                                         ni envidiado ni envidioso.


Aflora en este poema autobiográfico de Fray Luis de León la principal razón por la que el escritor, el sabio, debe retirarse de este mundo malvado, vivir en soledad y apartarse de todos sus enemigos: los envidiosos, la envidia, y gozar a solas con la naturaleza. El tema de descubrir la soledad del campo, del monte, del bosque, del mundo natural, como el mejor medio de retirada para el genio creador, es ampliamente explotado por este poeta en sus textos horacianos. Elogia estos parajes solitarios y esto queda reflejado en estos versos del poema "Vida retirada":

                                                     ¡Qué descansada vida

                                                     la del que huye el mundanal ruido

                                                     y sigue la escondida

                                                     senda por donde han ido

                                                     los pocos sabios que en el mundo han sido!


Y en estos otros, del mismo poema, sobre su elogio a la naturaleza, como el mejor medio de evadirse de los males de la sociedad:

                                                       ¡Oh, campo! ¡Oh, monte! ¡Oh, río! 

                                                       ¡Oh, secreto seguro, deleitoso! 

                                                       Roto casi el navío, 

                                                       a vuestro almo reposo

                                                       huyo de aqueste mar tempestuoso. 


Son muchos otros los ejemplos que se pueden poner de versos de este genial autor renacentista que insisten sobre este tema siempre presente en la vida de los creadores. 



                   

miércoles, 19 de mayo de 2021

EL ESCRITOR Y LA SOLEDAD (3)

En la vida del escritor la soledad excesiva puede ser abrumadora. Cierto es que debe huir de la gente que le rodea, que en su mayoría lo que desean es fastidiarlo, aprovecharse de su talento, sembrarle de odio y malestar ante el fantasma de la envidia que sienten, pues no soportan que logre triunfar en la vida, en su mundo literario que puede ser trascendental. Por ello, el escritor debe ser insociable e ir a sus asuntos y a sus meditaciones en soledad, debe responder tajantemente ignorando a todo ese corrillo de envidiosos indeseables que lo único que quieren es hundirlo cuanto más mejor. Para eso está la vida solitaria como mejor antídoto para desentenderse y pasar de toda esta carroña. Sin embargo, es evidente que la soledad absoluta es triste. Por ello, en esta realidad de problemas y angustias en la vida del escritor --el escritor es, por lo general, un ser atormentado-- debe buscar amigos de verdad, amigos auténticos, personas que lo admiren y apoyen y que sepa que nunca o muy difícilmente lo van a traicionar. Este es el hueco que el escritor debe hacerse como excepción en el trato con los demás. Estos amigos para toda la vida deben ser muy pocos --en esta vida los buenos colegas, y ya no me refiero solo a esta realidad del escritor, son muy escasos y se cuentan con los dedos de la mano-- y con ellos es donde verdaderamente el escritor debe enriquecerse, compartir gratos y provechosos episodios de su vida con su buen corazón y sentir con acierto y bienestar el auténtico sentimiento de la filantropía. Estas son las personas con las que el creador debe relacionarse más intensamente, las que más debe buscar y comunicarse y expansionarse con su atrayente compañía. 

martes, 18 de mayo de 2021

EL ESCRITOR Y LA SOLEDAD (4)

 Dentro del apartado de las soledades en la vida del escritor está uno que es esencial para el mundo literario que desarrolla. Se trata de la soledad amorosa. A lo largo de la historia de la literatura, el amor es un tema insistentemente explotado: es una realidad descargada en los diferentes escritos y quizás el que más motiva a los escritores a la hora de expresar su mundo: sus sentimientos, sus pasiones, sus ilusiones o sus frustraciones. Pero es la situación de soledad amorosa, es el no sentir el bienestar de una compañía sentimental lo que más impulso, lo que más motivación lleva al autor a expresarse, a desahogarse de algo que no es cómodo y que en la vida, el sentir el amor, es necesario. Es esta realidad de la soledad amorosa (la soledad más dura, penosa e inhumana) la que más conmueve, la que más angustia y la que más inspira al poeta, al novelista, al dramaturgo: al autor literario en definitiva. Es esta realidad de tristeza y frustración, de no poder sentir la compañía, el bienestar, el amor del ser querido, lo que más puede enriquecer la obra de un escritor. Es una obsesión, es el universo más amplio y más hermoso que el creador puede reflejar y es esta sensación de abatimiento la que origina grandiosas obras literarias. El amor conquistado, la felicidad, el mundo positivo alcanzado no produce tantas genialidades como la situación de soledad. La tristeza, la frustración, el desencanto de vivir desolado es la realidad que más energía transmite al escritor a la hora de expresarse. Como dijo Vicente Aleixandre en torno a estas situaciones vitales: "El poeta que no sufre será un poeta alegre, pero un poeta superficial". Es el sufrimiento, el malestar, la soledad, el no poder sentir el escritor lo que más desea, lo que le lleva a manifestarse con más acierto y genialidad en sus obras literarias. La soledad amorosa es una triste realidad, a veces, para el escritor, pero al mismo tiempo es la realidad que más satisfacciones le otorga a la hora de desarrollar su producción: es una sensación que no desea y de la que quiere salir, pero es lo que más enriquecimiento aporta a su actividad, lo que más gozo de sentirse identificado con su labor le transmite y la mejor forma que encuentra para desahogarse de su difícil y angustiosa vida: la situación agridulce de la soledad amorosa. 

EL ESCRITOR Y LA SOLEDAD (5)

 En cuanto a la identificación del escritor y la soledad quiero exponer mi análisis personal, cómo ha afectado en mi vida este mundo de la soledad, tanto en mi actitud de escritor como de hombre. En primer lugar, deseo testimoniar una sensación muy curiosa que viví durante mi infancia: en los años de mi niñez no hacía otra cosa que soñar con la vida solitaria, soñaba con mi futuro y deseaba cuando fuese mayor vivir solo, aislado en medio de una sierra y apartado de todo el mundo. Durante estos sueños de infancia no quería casarme, prefería en mi futuro quedarme soltero y respirar el aroma puro de mis soledades. Pero llegado ese futuro al presente he sentido durante años el acoso de la soledad. Y de la soledad amorosa. Lejos quedaban aquellos años de mi niñez en los que me evadía de los amigos de la calle y me iba a pasear solo... "el llanero solitario" me llamaban. Sobre esta problemática mía actual quiero referirme al importante razonamiento de Cristóbal Halffter: "Son muy distintas las necesidades de compañía y soledad que tiene cada individuo. La soledad querida y voluntaria es siempre enriquecedora, la soledad impuesta es destructiva e inhumana".  En efecto, cuando yo deseo estar solo, cuando quiero relajarme y meditar en soledad, me encuentro feliz, no dependo de la compañía de nadie. En cambio, hay otros momentos o circunstancias en los que me encuentro solitario y aburrido y deseo la comunicación con los demás y esto se me niega, siento una soledad impuesta que me produce malestar. La soledad absoluta que soñaba durante mi infancia no es una vida gozosa, es un atropello de crisis. Pienso que las dosis de soledad y de comunicación, de la compañía de los demás para no verse uno aislado definitivamente, tienen que suministrarse de una forma racional y no sentir una u otra situación de manera insistente y desafiante. Por ello, hay que buscar y saber encontrar la mejor vida posible, no perder nunca la esperanza de alcanzar una realidad optimista y feliz, que es, indudablemente, a lo que todo ser humano aspira. 

SOBRE LA LECTURA (1)

Resulta verdaderamente hermoso descubrir la pasión por el mundo de la lectura. Las personas que se enganchan en la aventura de leer hay que decir de ellas que han sabido encontrar no solo un vínculo con la cultura y la sabiduría, sino que han orientado su vida muy provechosa y satisfactoriamente. Sumergirse en el universo literario tan fascinante que se ha creado también es un óptimo medio de relajarse, de sentir el gusto por la belleza --el único pero genial y trascendente objetivo de toda creación artística--. Todo el que lee obras que le atraen siente una suprema felicidad, un bienestar, un encuentro venturoso con la estética que produce en su vida de lector momentos inolvidables de placer y regocijo. La lectura puede decirse hoy día que es el mejor medio de evasión para el hombre moderno. Quizás más aún que en el pasado, pues dado que la vida hoy en día en las grandes ciudades y en la mayor parte de los sitios está tan estresante y resultan tan duras las jornadas laborales, que para la persona que le guste leer, que haya sabido elegir este horizonte de gozo por la hermosura literaria, no hay mejor antídoto contra la rutina y la fatiga de todos los días, que sentir la relajación de los libros y sumergirse en nuevos mundos, nuevas historias, nuevas aventuras con las que recrearse y disfrutar. O sentir la manifestación más pura de la literatura y la que resulta más estimulante que es la lectura de poesía, de absorber el lirismo, las sensaciones que produce este género tan atractivo y tan dejado a un lado por una gran parte de los lectores. 

lunes, 17 de mayo de 2021

SOBRE LA LECTURA (2)

El mundo de los libros está al alcance de cualquier persona, solo hace falta que despierte el gusanillo, el interés en el individuo por este universo tan maravilloso: no existe excusa para ningún lector de no poder sumergirse en esta pasión, en esta aventura de descubrir tanta belleza y genialidad como se ha escrito a lo largo de la historia. En cierta ocasión --y cuento esta anécdota a propósito de este ensayo-- escuché decir en televisión a varios lectores con motivo de una Feria del libro, que les gustaban mucho los libros, pero que no podían comprarlos porque valían muy caros. A estos comentarios tengo que opinar que eso no es una excusa aceptable porque el que hoy día no lee es porque no quiere, porque constantemente salen ofertas de todo tipo que están al alcance de cualquiera, se fomentan mucho las ediciones de bolsillo, incluso de libros que han sido novedad no hace mucho tiempo y las bibliotecas públicas cuentan con toda clase de títulos, incluidas las publicaciones recientes. Los libros de novedad son los que más dinero cuestan --siempre despierta mucho interés en todos los lectores poder hacerse de un volumen de éxito reciente-- pero no dejan de verse ofertas de libros de muchas literaturas y de todas las épocas a auténticos precios de ganga, no dejan de salir colecciones de todas clases que están al alcance de cualquier bolsillo. El libro de novedad que adquiere resonante popularidad es la única pega para los lectores que les guste seguir la actualidad literaria y cuya economía quizá no le permita tenerlo. Hay veces que se le puede pedir a un amigo que lo tenga, se puede conseguir en una biblioteca, pero lo que es cierto y verdad es que quien hoy día no lee es porque no quiere, porque la cultura está al alcance de cualquiera. Solo es cuestión de que en las sociedades modernas despierte más el interés por la lectura --la difusión es más intensa que nunca-- y que la aventura de leer sea una fascinación que se propague cuanto más mejor. Iniciativas e impulsos no faltan, eso hay que confirmarlo, solo falta que cada vez surjan más interesados y se descubra y se enriquezca más esta realidad siempre presente y que es verdaderamente relevante y trascendente para el futuro de la Humanidad. 

SOBRE LA LECTURA (3)

El género literario que atraviesa una mayor crisis de lectores y de aceptación en general es, sin duda, la poesía. Es el género más olvidado, más dejado, el que pasa siempre más desapercibido, no despierta muchas veces el interés que se merece. Sobre esta realidad de por qué se lee poca poesía hay mucho que debatir. Cierto es que el público lector pasa de gastarse el dinero en poesía, porque, en muchos casos, les parece una tomadura de pelo comprar un librito de poesía actual que no les va a deparar por lo general ninguna satisfacción --acertar en poesía es muy difícil, son más bien pocos los poetas que logran escribir una obra lírica de calidad, sólida y ambiciosa-- y encima les va a costar caro. Pero también es cierto que a lo largo de la historia literaria hay autores clásicos verdaderamente geniales a los que tampoco se les presta la atención que se merecen. A estos autores solo los leen y los estudian --por lo general--  los críticos, los catedráticos, las personas eruditas más ligadas al universo de esta poesía. Solo son más leídos y más conocidos por la sociedad actual los clásicos que lograron destacar más. Pero yo considero que son demasiados los clásicos cuyas obras se han editado y valorado por los estudiosos y la crítica y que sufren un injusto olvido o dejadez por parte de los lectores actuales. Otra cuestión a debatir es que, a pesar de la crisis que sufre el mundo de la poesía como consecuencia de las innumerables obras malas que los muchos poetastros de hoy editan y de toda la especulación y reconocimiento que se hace de las vanguardias mal concebidas, se escriben y se publican libros buenos, antologías muy acertadas y los lectores les dan también de lado. Hay obras poéticas a lo largo de la historia de la literatura que se han leído siempre, de una genialidad indiscutible, pero salvo estas gloriosas excepciones que han causado trascendental impacto, en el mundo de la poesía hay que afirmar que existen obras de calidad, libros de gran valor literario que no despiertan la atención que se merecen o no son descubiertas por los lectores en general. 

domingo, 16 de mayo de 2021

SOBRE LA LECTURA (4)

Sobre la lectura de poesía voy a exponer en este ensayo mi propia experiencia, como ávido lector y amante de la buena poesía. Y digo buena poesía porque los lectores de este género deben, desde el primer momento, saber seleccionar los textos que más les gustan, identificarse con lo más genial de los vates que más les llenan, saber familiarizarse siempre con la lírica que les parezca de calidad suprema. Y, por otro lado, deben saber rechazar y no hacer el más mínimo caso a lo mucho que existe de podrido y corrupto en el variado y amplio panorama de la poesía, sobre todo en la contemporánea. Como lector de lírica que soy desde hace muchos años, tengo que decir que esto es lo que he solido hacer siempre, rechazar todo lo que me parezca malo --dentro de la obra de un mismo autor te puedes encontrar composiciones geniales y otras que no valen absolutamente nada, porque hay de todo y el mundo de la literatura es de lo más variado y sorprendente-- y releer únicamente los textos que más me fascinan, con los que me identifico más. En el género poético hay que buscar y dar solo con la calidad, al igual que en los otros. Tengo que decir que para mí leer poesía, saber leer poesía, es la lectura más hermosa que existe. La lírica más auténtica es la manifestación literaria más pura, es donde la belleza creativa alcanza las cimas más altas. Y es una lástima, es lamentable que los lectores de novela o de cuento, de teatro, de ensayo, géneros que cuentan con más aceptación, no sepan descubrir lo mucho y maravilloso que existe en este mundo literario de todos los tiempos. Y tengo que comentar que durante muchos años he sido lector mayormente de poesía, que me llena mucho y es el género que más me relaja y con el que más disfruto. Y, sin embargo, al contrario que la mayoría de los lectores, otros géneros como la novela me cansan, me agotan, no me concentro bien en ellos, a pesar de que les pongo una gran dosis de voluntad. No sé por qué no se lee más poesía, cómo no surge una fiebre mayor de lectores y se propaga más este género por excelencia, pues, al parecer, ha quedado para los poetas y para no muchos más. Se trata de una comunidad reducida y parece que va a peor, pero de esto tienen la culpa los señores especuladores que se mueven en este terreno, los ineptos, que valoran y premian y reconocen las muchas bacaladas que están viendo la luz de la edición y rechazan y perjudican a los buenos poetas --que todavía quedan-- a los que injustamente se les cierran casi todas las puertas. Es una realidad evidente que toda la basura poética que están premiando y publicando estos señores no es lo mejor. La poesía mejor es la que queda por salir --ya dice el refrán que lo bueno tarda más en llegar--  y cuando estos piratas ineptos se dejen de tantas mafias y reconozcan con mejor ojo la buena poesía que les llega a sus manos, entonces es cuando el mundo de la lírica actual podrá dar un respiro de todo este ambiente corrompido y lamentable que reposa en las solitarias estanterías de las librerías, solitarias porque la gente está cansada de ver las porquerías que se editan y han terminado por no hacer caso a esta historia de fabricar tantas pésimas obras literarias. 

 

lunes, 3 de mayo de 2021

SOBRE LA LECTURA (5)

Desde que una persona descubre la afición por la lectura debe saber indagar en todos los géneros para escoger el que más le gusta y decantarse por uno especialmente, o por varios, o por todos, si se trata de un lector que ama todo tipo de literatura, un lector al completo. El lector, desde que se inicia, debe seguir un rodaje en su forma de leer, debe procurar leer cada vez más rápido y dominar lo mejor posible el ejercicio mental de la lectura. Cierto es que hay libros de formación para el lector, de técnicas de lectura rápida y si un lector no cree que lee con eficacia, con ligereza, con agilidad mental, debe acudir a ellos y probar estos sistemas ideados y elaborados por los expertos. Durante el tiempo de lectura, el lector debe estar centrado nada más en lo que lee, debe evitar por todos los medios los llamados vicios y absorber lo más intensa y eficazmente posible el mensaje literario que contiene el libro que está leyendo. Ahora bien, a mi modo de observar el mundo de la lectura, cuando un lector no se siente identificado con el libro que ha caído en sus manos y no le gusta, debe mandarlo a paseo y no obstinarse en tragárselo por la fuerza. Y esto sucede, pues hay lectores que se empeñan en terminar de leer un libro, aunque no les guste, pues creen que todo lo que se empieza hay que concluirlo. Yo opino que esto es un tremendo error por parte de los lectores que así lo hacen, los lectores de raza, llamémosles así, porque cuando algo no entusiasma o lo que es peor, que se trata de una lectura que agobia, con la que el lector no se siente a gusto y trata de encontrar en las páginas que vienen lo que no ha podido sentir de las precedentes, lo mejor que puede hacer es quitarse de en medio ese libro. El lector debe concentrarse solo en obras que le fascinen y aprovechar el tiempo en leer buena literatura y saber evitar los muchos bodrios de los que está plagado el mundo de la edición. Otro asunto que quiero tratar en este ensayo es que se deben hacer lecturas variadas y no obsesionarse por un mismo autor, pues aunque guste mucho, siempre el lector se va a tropezar con libros pésimos de ese escritor, porque no siempre se acierta y hay cosas que salen excelentes, otras regulares y otras fatales. De ahí la célebre frase que dice: "Hay que leer lo mejor de los mejores". Cuando algo suena mucho es por algo y ya dice el refrán que cuando el río suena agua lleva y cuando las obras son más célebres y más sonadas que otras será por algo. Y se puede uno decantar por lo que más éxito tiene. Sin embargo, también es cierto que hay muchos libros que están olvidados y que en la actualidad los lectores no les prestan la debida atención y que hay que saber descubrir y que se vuelvan a leer. En cuanto a mi experiencia como lector, quiero comentar que me gusta leer de todo, hacer lecturas muy variadas, hoy un poco de aquí, mañana otro poco allí y no obstinarme solo con una cosa. Y aunque leo mucha poesía, no dejo atrás los demás géneros, que me han deparado momentos inolvidables y entrañables y gozosos en mi trayectoria de lector. 

domingo, 2 de mayo de 2021

LOS INÉDITOS (1)

 Una cuestión a debatir en la realidad literaria es todo lo relacionado con el mundo de los inéditos. En el universo de la creación --siempre tan complejo y variado-- surgen determinadas obras --en el caso de algunos escritores hasta abundantes-- que sus autores no se deciden a publicar en vida por considerarlas no aptas para ello. Piensan que son bajas de calidad y tras revisarlas concienzudamente e intentar darles una concepción aceptable con la que quedar satisfechos, resulta que las dejan apartadas a un lado por la imposibilidad de lograr lo que desean, porque no todo sale redondo y estas obras que han nacido torcidas y siempre van a seguir en esta condición, o las destruyen o las dejan recogidas y guardadas en el baúl de los olvidos. La Historia de la literatura está plagada de casos así. Más lamentable considero que hoy día la inmensa masa de escritores que están surgiendo tengan más negro que nunca su futuro y que escritores auténticos, con obras sólidamente ambiciosas, no consigan publicar porque la abundante mediocridad a la que se reconoce y edita, solapa y dificulta con sus obras menores a los autores que verdaderamente pueden aportar obras interesantes y valiosas al mundo de la cultura. Desgraciadamente, el panorama actual de nuestras letras está obstaculizando el nacimiento impreso de auténticas estrellas de la literatura y sus obras están siendo arrinconadas por todos estos mafiosos politiqueros de la literatura que están cometiendo tremendos errores e injusticias. El problema está en que a este paso van a ser muy buenos autores los que van a morir inéditos, como ha sucedido en muchos casos a lo largo de la historia literaria, mientras no dejan de premiarse y publicarse multitud de obras malas y absurdas, que por supuesto no trascienden --el público lector es el primero que no las lee ni les presta la más mínima atención-- pero que impiden que lleguen los libros de calidad que se están quedando estancados y rechazados, para sufrimiento en especial de los buenos escritores que las han elaborado y que no encuentran salida en este injusto y mafioso mundo de la literatura. La realidad de los inéditos, al proliferar tantísimos autores, es cada vez mayor. Y en las circunstancias en las que se desenvuelve la política cultural, cada vez será peor, como la cosa no cambie y poder editar se convertirá en un auténtico infierno para los creadores. 

sábado, 1 de mayo de 2021

LOS INÉDITOS (2)

Sobre los inéditos, el filósofo y académico Julián Marías publicó en un conocido periódico un interesante y original ensayo. En él reflexiona acerca de una serie de puntos sobre los escritos que quedan inéditos, ya sean de autores vivos o muertos. Y se refiere al peligro, a la amenaza que suponen los inéditos, porque basta que ostenten esta condición para que sean mucho más valorados que las otras obras de los autores --verdaderamente más importantes y valiosas para el futuro de la literatura y el pensamiento-- que están olvidadas, no se leen mucho, se habla y se escribe poco sobre ellas y no se las suele reeditar. Y sin embargo, cuando aparece un inédito de estos autores se le da una gran relevancia --a veces hasta exagerada-- y su hallazgo despierta mucho interés y notoriedad. En la mayoría de estos casos --las obras que han quedado inéditas-- ha sucedido así porque a su autor no le pareció una obra de calidad que mereciera la pena ser editada, no se encontraba satisfecho con ella y lo más seguro es que no le agradara su publicación. Y cuando esas obras son descubiertas en el futuro, sus herederos, críticos y editores se vuelcan con ellas, les dan una desbordante publicidad y el hallazgo es celebrado, elogiado y se le presta todo tipo de atenciones, estudios y valoraciones. Sobre todo esto, Julián Marías dice que se trata de un problema de moral intelectual, porque los ansiosos lectores de los inéditos que se publican, resulta a veces que no tienen ni idea de la otra obra esencial y significativa de sus respectivos autores. Y especifica también que los editores no suelen reimprimir libros agotados, quedando incompletas las auténticas obras de muchos escritores, y, sin embargo, vuelcan todo su interés por publicar los textos que sus autores nunca quisieron que se hiciera. Y de este modo, no se lee lo que ellos desearon, lo que verdaderamente destinaron para ello, porque se trataba de escritos con los que se sintieron identificados y satisfechos y optaron por su publicación. En cambio, se leen los que quedaron inéditos y que les producía hasta repulsa, por ser obras menores, inaceptables, pésimas, inacabadas, a las que no les vieron continuidad y que se negaron a seguir escribiendo, escritos, en definitiva, que no reflejaban lo que ellos deseaban de su producción literaria.