lunes, 24 de mayo de 2021

EL ESCRITOR Y LA DEPRESIÓN (2)

"Ningún gran genio ha existido sin una mezcla de locura", pontificó Aristóteles. En efecto, la enfermedad más característica del escritor es la locura y esta locura le produce creatividad. La mente del escritor enfermo es fértil, imaginativa, no cesa de pensar: es este pensamiento intenso lo que la castiga y la enferma, pero al mismo tiempo le genera genialidad para manifestarse de una forma especial como literato. En la mente enferma del genio creador no paran de venirle ideas, proyectos sobre los que trabajar en su ardua actividad. El cerebro de los escritores, aunque enfermo y deficiente para muchas actividades de la vida, para lo que es más eminente y trascendente en su realidad, suele ser un volcán de talento y sabiduría, en algunos casos, hasta de una genialidad extraordinaria. La depresión, los rasgos de locura, nacen del desequilibrio. La creación literaria es, en sí, un desequilibrio. Y todo escritor debe sumergirse y agotarse en todas esas inquietudes que le desequilibran con esfuerzo y ambición, pues solo así podrá ser posible la realidad enriquecedora para el universo de la cultura y de la belleza que es la literatura. 

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