miércoles, 29 de abril de 2020

VICENTE GALLEGO

Vicente Gallego nació en Valencia en 1963. Con su libro de poemas titulado "La luz, de otra manera" ganó el premio Rey Juan Carlos I y con "Los ojos del extraño" el premio Fundación Loewe a la Creación Joven. Para mi gusto, son sus dos mejores poemarios. El primero, de contenido realista, cuenta vivencias o bien reflexiona en la cotidianidad. Es como un diario donde aparecen las intimidades de un hombre solitario en su contemplación del mar, la luz de los atardeceres, la meditación en la realidad del entorno que habita o que descubre o visita: "He llegado esta tarde hasta el viejo balneario". En "La luz, de otra manera" se manifiesta intensamente la plenitud de la vida y el amor, siempre en el marco de diferentes espacios o escenas que dinamizan todas las realidades del poeta. "Los ojos del extraño" es otro volumen con lirismo en donde el realismo aparece también vivamente. He comprobado que aquí hay más variedad de temas: el verano, la noche, el amor, los viajes, la lectura, el desencanto, las ciudades, y, sobre todo, las tardes, que aparecen una y otra vez como una constante obsesiva. Estas dos obras son plenamente vitalistas, pues expresan y transmiten realidades, situaciones, circunstancias, reflexiones o sensaciones propias del existir, tanto del pasado, presente o futuro. Y aquí pongo un interesante texto de "Los ojos del extraño" para acercar un poco al lector la hermosa lírica de Vicente Gallego:

                                            TRAS UNA LECTURA DE LEOPARDI
                                           
                                             Con la lectura lenta de unos versos
                                             he burlado la espina de estas horas adversas,
                                             y ahora elevo mis ojos con asombro:
                                             ¿cómo pudo aquel joven, hace casi dos siglos,
                                             tener noticias claras de mi vida,
                                             conocer mis afanes, registrar mi cansancio,
                                             ante la noche hacerse una pregunta
                                             cuya respuesta ignora todavía la noche,
                                             y escribir todo eso con palabras
                                             que supieron burlar las celadas del tiempo?
                                             ¿Y para qué apuntar entonces con torpeza
                                             lo que otros dijeron con acierto,
                                             y para qué vivirlo? Y sin embargo,
                                             la vida sigue siendo hermosa y triste,
                                             y esos versos de sombra, extrañamente,
                                             han traído la luz hasta esta tarde.

                                             VICENTE GALLEGO

ADRIÁN DE PRADO

Adrián de Prado fue un monje jerónimo del que no se sabe nada y que hacia 1620 escribió el poema titulado "Canción Real a San Jerónimo en Siria". Este poeta pertenece a la época del barroco español. La composición es muy larga, pues consta de casi trescientos versos, aunque es de tal interés y belleza que, yo al menos, siempre la he leído del tirón y con mucho gozo, y han sido además numerosas las veces que me he deleitado con tan soberbio y original poema. Está formado por versos endecasílabos y heptasílabos y el autor los va rimando según su criterio, es decir, no sigue una estructura fija o determinada a la hora de rimar los versos y he comprobado también que no deja ninguno suelto. "Canción Real a San Jerónimo en Siria" es un texto descriptivo, de estilo narrativo, que trata sobre la retirada del cardenal san Jerónimo en un desierto hostil y yermo de Siria. A lo largo del poema, Adrián de Prado va describiendo la naturaleza destemplada del desierto y desolador paisaje, con sus piedras, riscos, pedernales o peñas y sus secos árboles y escasa vegetación. Y toda la fauna que habita este olvidado y solitario lugar, que lucha por subsistir. En este duro ambiente, aparece bien avanzado el texto, la figura de san Jerónimo, de quien Adrián de Prado nos presenta el lamentable estado físico en el que se encuentra dentro de una cueva en la que se oculta. Este lugar es su pobre morada, en la que al final el prelado, retirado en la soledad y en la paz de Dios y estando enfermo, pide el sueño de la muerte para que le libere de la triste y cruel situación y encuentre el cielo: "el cielo he de pediros a pedradas". "Canción Real a San Jerónimo en Siria" es un extraordinario poema lírico, que merece ser mucho más conocido y leído por los estudiantes. Y Adrián de Prado debe quedar mucho más en la historia literaria, al igual que han quedado con más pulso y reconocimiento otros dos geniales poetas del barroco con un solo poema cada uno, como son Rodrigo Caro y Andrés Fernández de Andrada.

martes, 28 de abril de 2020

RODRIGO CARO

Rodrigo Caro (1573-1647) fue un poeta barroco del grupo sevillano que nació en Utrera y estudió en Osuna y en Sevilla, donde ejerció de abogado y vivió la mayor parte de su vida. Fue también sacerdote y desempeñó cargos importantes en su Arzobispado. Caro era principalmente un erudito y un arqueólogo. Apasionado de los libros y las antigüedades, reunió una selecta biblioteca y un museo. La atribución de la "Canción a las ruinas de Itálica" le colocó entre los líricos más estimados. El tema no era original ni nuevo porque había sido tratado en el medievo, en el renacimiento y otros poetas del barroco también lo escribieron. En esta canción yo observo claramente el tema de la melancolía y la fugacidad del tiempo y veo que aflora también la nostalgia. Como ejemplo de otros autores que también dedicaron poemas a las ruinas señalar a Francisco de Medrano, con su "Soneto a las ruinas de Itálica"; Francisco de Rioja, "A Itálica" y Pedro de Quirós, "Soneto a Itálica".

BALTASAR DEL ALCÁZAR

Baltasar del Alcázar nació en Sevilla en 1530, fue soldado en las galeras de Santa Cruz, alcalde mayor de los Molares y administrador de los condes de Gelves. Murió en 1606. Compuso hermosas poesías amatorias y religiosas con profundo sentimiento. Pero lo mejor y más popular de su producción son sus poesías festivas, alegres y burlonas. Reflejan la gracia y el donaire de su tierra andaluza, y en este terreno Baltasar del Alcázar se desenvuelve con una soltura y humorismo muy original y no imitado por ningún otro vate de toda su época. La composición más famosa y conocida de este lírico y que no puede faltar en ninguna antología es su "Cena jocosa". ¡Qué texto más simpático y curioso! Escrito en redondillas, comienza con un diálogo en el que el poeta le quiere contar un suceso o anécdota a su mujer Inés, pero en seguida lo deja porque hay que cenar primero. En casi todo el poema describe Baltasar la cena, con un arte para rimarlo todo y con un gracejo cuya lectura entusiasma en todo momento. Y después de bien cenados, vuelve a lo que le quería contar al principio, pero se queda sin saber porque ya se duerme y se lo dirá otro día. Este autor tiene una obra muy extensa y con muchos aciertos, variada en cuanto a los temas y la forma, que yo creo que es desconocida de muchos lectores y que debe tenerse más en cuenta. En efecto, Baltasar escribió una gran cantidad de sonetos. Unos misivos, otros satírico-burlescos, amorosos y religiosos. Y tercetos encadenados, odas, madrigales, octavas reales, canciones, sextinas, glosas, villancicos y muchos poemas en redondillas. Todo un talento de la literatura del renacimiento que merece ser muchísimo más leído, estudiado y divulgado y que yo pienso que no está en el lugar tan alto que debería estar en nuestra historia.

FRANCISCO DE LA TORRE

Este poeta renacentista español nació hacia 1534 y su obra la publicó Francisco de Quevedo para combatir el auge del culteranismo. Se ha debatido mucho sobre la personalidad de este autor, al que algunos niegan incluso la existencia. No obstante, según se cree, tuvo la típica vida de la época, carente de originalidad. Francisco de la Torre pertenece a la denominada escuela castellana o salmantina, junto a Francisco de Aldana, Francisco de Figueroa, llamado "el Divino" por sus contemporáneos, y Francisco de Medrano, aunque este poeta hay críticos e historiadores que lo incluyen dentro del barroco sevillano. Al estilo sencillo y elegante de Garcilaso, compuso muchos sonetos y también, en menor cantidad, odas, canciones y églogas de tema amoroso, melancólicas y sentimentales, con mucho lirismo, ternura y delicadeza, pero por la insistencia en estos rasgos expresivos, yo he advertido en mis reiteradas lecturas que le falta intensidad y nervio. También consta su obra de un romancillo y de composiciones también en versos hexasílabos, pero con rima de cuarteto o redondilla (abba). Lo mejor de su obra son los textos paisajísticos, en especial el tema de la noche, que lo trata con mucha frecuencia y que es una constante obsesiva en su producción. He vuelto no pocas veces a la lectura de este excelente vate renacentista, desde que lo descubrí tempranamente en mi juventud, porque su lírica relaja y gusta y despierta sentimientos, tanto en el plano amoroso como en la contemplación que hace con singular belleza y encanto del paisaje y de la noche.

lunes, 27 de abril de 2020

GUTIERRE DE CETINA

Gutierre de Cetina (1520-1557)  nació en Sevilla, fue poeta y soldado y en las Indias murió, según parece, a consecuencia de un lance de amor. Escribió sonetos, madrigales, canciones y epístolas. Su obra es de carácter juvenil, pues la compuso toda entre los veinte y los veintiséis años. Por ello que muchos de sus poemas sean afectuosos y tiernos, con suavidad y delicadeza, por la edad fresca y lozana en la que los creó. Gutierre de Cetina es un vate con grandes facultades, que logró sonetos magistrales, la mayoría de tema amoroso, y en sus canciones también grabó hermosos pensamientos. En los madrigales su arte alcanzó sentimientos muy delicados y bellos y quizás sea gracias a ellos por los que Cetina es más conocido, sobre todo por el famosísimo: "Ojos claros, serenos". Pero yo pienso que este gran poeta tiene una producción extensa y de una calidad en muchos textos sublime y que parece quedar oscurecida u oculta por la popularidad de su madrigal. Cetina debe ser recordado y celebrado y valorado también por muchas otras excelsas poesías que nos legó y que merecen sin duda estar más presentes en el mundo de la literatura.

DIEGO HURTADO DE MENDOZA

Diego Hurtado de Mendoza (1503-1575) nació en Granada y era descendiente del marqués de Santillana. Era un personaje polifacético, el tipo quizá más representativo del hombre renacentista español: diplomático, guerrero, poeta, erudito y bibliófilo. Era un apasionado de la sabiduría, con un gran deseo de aprender y adquirió una enorme formación intelectual. Dominaba las lenguas clásicas y el árabe y el hebreo. Escribió la historia de la guerra de Granada, un relato fundamental en la historiografía de la época. En su poesía cultiva las formas tradicionales con las nuevas aportaciones italianistas. Yo he observado que Hurtado de Mendoza, al que se le califica de hombre típicamente renacentista y que forma parte de la escuela o movimiento italianizante, es mucho mejor poeta tradicionalista, pues se ve claramente al leerlo que sus mejores composiciones son las coplas castellanas (redondillas, quintillas, villancicos, endechas). No en vano, Lope de Vega lo elogió diciendo: "¿Qué cosa iguala a una redondilla de Garci-Sánchez o don Diego de Mendoza?". Estas coplas son muy ligeras y amenas de leer, con mucho ritmo, claridad y soltura. Sus obras italianistas son de más áspera lectura, más pesadas de digerir, pero, también lo he comprobado, hay bastantes veces que se leen con fluidez y placer. Esto último lo veo, por ejemplo, en los sonetos, pues algunos están muy conseguidos y son muy hermosos y normalmente sus endecasílabos tienen buen ritmo, están bien construidos y deleita leerlos. Hurtado de Mendoza fue además el vate que introdujo la mitología en la literatura española, y además de todos los poemas que ya he mencionado, escribió otros como epístolas en tercetos encadenados, canciones, elegías y octavas reales. En cuanto a los temas es también muy variado: composiciones amorosas, filosóficas, idealistas, melancólicas y también, por otro lado, satíricas, burlescas y caricaturescas. Estas últimas las realiza en coplas tradicionales castellanas, pues con estos metros populares el poeta se desenvuelve más cómodo y mejor para lograr sus fines. Por último, quiero comentar de este gran autor, humanista y erudito renacentista que tuvo una vida muy movida pues desempeñó muchos cargos y actividades, que es uno de los escritores a los que se le atribuye "El Lazarillo de Tormes". Algunos creen que pudo ser que lo redactara siendo estudiante de Derecho en Salamanca. Y su paternidad ha sido durante mucho tiempo aceptada, pues la mayoría de las ediciones, hasta tiempos recientes, fueron apareciendo a su nombre. Diego Hurtado de Mendoza es un sabio de nuestra literatura y un autor que, sin duda, merece ser mucho más leído, estudiado y reconocido en el mundo de hoy y que permanezca vigente en el futuro.

domingo, 26 de abril de 2020

JUAN BOSCÁN

Juan Boscán nació en Barcelona a fines del siglo XV y falleció en 1542. Tuvo la afortunada iniciativa y trascendental hallazgo de introducir los metros italianos en nuestra literatura a raíz de su histórica entrevista con el Navagero. Y también de decirlo a su amigo Garcilaso de la Vega, quien quiso llevar también este camino y gracias a los dos triunfó la nueva corriente de la poesía italianizante en España. Su obra consta de composiciones a la manera tradicional, pero su principal producción es italianista, con noventa y dos sonetos y diez canciones. También escribió la "Epístola a don Diego de Mendoza", en tercetos, el poema alegórico titulado "Octava Rima" y la "Historia de Hero y Leandro", en verso libre. Dicen de Boscán que fue un poeta mediano y se afirma habitualmente que escaso de calidad. Yo no estoy de acuerdo con estas valoraciones negativas hacia su obra que las considero inapropiadas e injustas. Confieso que me leí sus noventa y dos sonetos de corrido y hubo una buena cantidad que me gustaron mucho. Algunas de sus canciones son de una gran belleza y no pierden el ritmo a pesar de su gran extensión. Y la "Epístola a Don Diego de Mendoza" y otros poemas son dignos de elogio. Se ha menospreciado, yo creo, el buen arte lírico de Boscán. Y como muestra de que admiro muchos de sus poemas, voy a citar algunos ejemplos: los sonetos "Nunca de amor estuve tan contento"; "Ha tanto ya que mi desdicha dura"; "Dulce soñar y dulce congojarme"; "Soy como aquel que vive en el desierto"; "Un nuevo amor un nuevo bien me ha dado"; "Garcilaso que al bien siempre aspiraste". Y de sus canciones cito la que comienza "Claros y frescos ríos", que la he leído montones de veces. Yo opino que Boscán es un autor de gran estima y valor y que no se le ha reconocido como lo que realmente es: un pedazo de poeta.