miércoles, 30 de noviembre de 2016

VERANO

La temporada estival estaba presente en todos los aldeanos que disfrutaban de buenas y agradables temperaturas. Ni hacía el calor asfixiante que suele registrarse en otros lugares por estas fechas, ni las bajas cifras harían su aparición hasta la llegada del otoño. Junto con la primavera, era la estación en la que estos solitarios habitantes podían vivir en un ambiente más óptimo y favorable, lejos de la hostilidad de los otros periodos del año. Pero el verano ofrecía más atractivos que la primavera a los aldeanos: los huertos daban más alimentos, los árboles maduraban sus frutos y entre todos los recogían. Pese a la dureza con la que los inviernos castigaban a su naturaleza, esta zona era muy fértil y producía una sorprendente y variada cantidad de productos que eran bien aprovechados y consumidos. Este era el tiempo en el que todos se reunían para celebrar sus fiestas y cocinaban exquisitos banquetes con los que disfrutar plenamente de estas jornadas, organizando también bailes y juegos con los que divertirse y ser felices. Casi todos los días algunos aprovechaban para darse un baño en un río que estaba alejado, pero no les importaba andar porque querían relajarse con las limpias y transparentes aguas de este paraje natural. Así transcurría la mejor etapa del año en la que estas humildes gentes absorbían la dicha de la vida, vida que no cambiaban por nada, ya que estaban dispuestos a que el lugar no quedara desolado y acabado por el abandono, al menos durante mucho tiempo. Durante el verano no tenían que trabajar tanto como en la primavera y se dedicaban a buscar las mejores formas de recrearse, porque ya llegarían las otras estaciones más aburridas y tristes. La soledad de estar más metidos en casa, aletargados y soportando las condiciones de una vida más adversa que no tenía nada que ver con esta dulce realidad, en la que todo era pureza y encanto para los habitantes de la aldea.

PRIMAVERA

La primavera había llegado a los pocos vecinos de la aldea. De estas veinte casas solo doce estaban habitadas y las otras las utilizaban para almacenar los piensos, los excedentes agrícolas, guardar leña y colocar muebles y utensilios que no necesitaran. Años atrás, en todas estas construcciones --ya muy viejas y desgastadas--, vivieron otros paisanos que emigraron a la ciudad, pero estos aldeanos que quedaron se resistían, a pesar de las condiciones adversas en las que a veces vivían, a abandonar su lugar de origen. Se sentían felices de la soledad, de la intimidad y de la dulce tranquilidad que les rodeaba e intentaban que no faltaran tareas y actividades con las que entretenerse y aprovechar el tiempo. Estas eran sus ilusiones, crearse su propio bienestar, ayudarse unos a otros y pasarlo lo mejor posible apartados de todo el mundo avanzado del progreso y de la multitud. Justamente era con la llegada del buen tiempo, con la primavera tan esperada, cuando se les abría más campo de expansión y relax, sobre todo a los cinco niños que deseaban estas fechas para poder ir a las montañas y disfrutar de todas las bellezas y encantos que posee la naturaleza. Eran muchas sus correrías, pues si por una parte tenían que ayudar a sus padres en múltiples tareas, siempre les sobraba tiempo para pasear y jugar por los espacios naturales que les rodeaban, ir a las fuentes y beber ese agua siempre tan pura, comerse todos los frutos secos y silvestres que se les apetecieran, visitar las cuevas que según los aldeanos guardaban algún que otro misterio de los tiempos prehistóricos y un sin fin de recorridos más que ahora, con esta estación del año, podían realizar con placer y regocijo. Existía también una zona en donde crecían hierbas medicinales autóctonas, cuyo uso y aplicación solo conocía el curandero de los aldeanos, quien lo había aprendido y conocía sus efectos y propiedades por su tradición familiar. Por ello se llevaba a los niños a este lugar y procuraba enseñarles todo lo que sabía, porque se había dado la circunstancia y negativa coincidencia de que ninguno de los otros aldeanos había querido aprender. Llegó una noche más y un intenso día primaveral había sido bien aprovechado por todos. Las montañas rebosaban de frutos, de animales y de flores durante toda la estación. Ahora tenían que llenar los graneros de piensos para alimentar a los animales en el invierno; pastorear las cabras, cerdos y vacas, cultivar los huertos y realizar otras labores, siempre con gusto, con alegría y con ilusión por trabajar. Esta era una fecha clave para los aldeanos, que aunque se sacrificaban para subsistir durante las estaciones hostiles, disfrutaban de la naturaleza y de la tierra que siempre han amado y en la que pasara lo que pasara, se resistirían con toda firmeza y energía a abandonarla.

domingo, 27 de noviembre de 2016

EL JOVEN POETA

Manuel tenía veinte años y desde hacía tres se dedicaba con toda ilusión y esfuerzo a escribir poesía. Esta labor la compaginaba con sus estudios de periodismo, otra actividad que le fascinaba y que se correspondía en muchos aspectos con la lírica. Se daba la circunstancia de que había momentos en los que le atraía más recrearse y desahogarse con su particular afición literaria que con sus estudios. La poesía era su otro camino y le gustaba escribirla en sus ratos libres, cuando toda su materia de trabajo la tenía asimilada. Poco antes de terminar el curso de orientación universitaria fue cuando se inició en la lírica, pero ahora que lo pensaba le hubiese gustado descubrir este apartado de su vida mucho antes. Años atrás, estudiando el bachillerato, sentía un vacío intelectual, no tenía esa segunda actividad que le llevara a ilusionarse más con su futuro y con un presente que le otorgara nuevas satisfacciones, ese estímulo que no había encontrado durante algún tiempo con el dibujo, la pintura o la lectura de algunos libros de su aún pequeña biblioteca. No obstante, durante estos tres años no había perdido el tiempo y eran ya cuatro libros de poemas en los que trabajaba. Sentía muchas inspiraciones, escribía bastante y cuando llevaba una racha larga sin escribir, se sentía incómodo e insatisfecho. Le gustaba crear nuevas composiciones, aumentar el caudal de su producción poética y sobre todo sentirse realizado con lo que hacía y observar el acierto que tanto deseaba en sus poemas. Estando en plena actividad durante el verano en el que había finalizado su tercer año de periodismo, le surgieron nuevos temas de futuros libros y los anotó. Pero prefirió no abarcar tanto y terminar primero con los poemarios en los que llevaba trabajando desde sus comienzos en que se consolidaron las ideas que supo trascender. Días antes de que finalizara el estío concluyó estas cuatro creaciones. Ya solo le quedaba intensificar su revisión y pasarlas a máquina, porque siempre había pensado que son muchas las correcciones que hay que realizar antes de su publicación. Algunos de sus primeros poemas los había repasado hasta cuatro y cinco veces y todavía pensaba que podrían surgir más retoques si en el momento que lo observara lo estimase oportuno. Había finalizado una etapa poética ambiciosa, su etapa inicial y ahora deseaba seguir con la poesía, pero pensó en dedicarse con más preferencia a la narrativa porque le podría dar mayores frutos en el campo editorial. Se había dado la circunstancia en Manuel que durante su carrera solo había escrito sobre los trabajos que le mandaban realizar en la facultad y sin embargo por cuenta propia nunca había elaborado nada extra o personal en torno al periodismo. Esto lo dejó para la poesía. Pero ahora le interesaba mucho más avanzar en la carrera para intentar coger trabajo y cuando comenzó el curso dejó atrás la creación poética y se dedicó más en serio al periodismo y la narrativa. Pasaron los dos últimos años de carrera y Manuel tenía ya veintidós años y todo un futuro por delante, si bien con sus libros no había conseguido frutos porque tuvo que someterse al fracaso de los concursos de poesía que eran muy difíciles de ganar. Durante estos dos años había estado centrado en la redacción periodística, a aprender de los grandes articulistas y a aplicar sus estudios universitarios a la disciplina y el esfuerzo que requiere elaborar la tarea diaria para que toda la información esté a punto. Pero mientras esto ocurría y se desenvolvía en diversidad de actividades preparándose para cuando encontrara trabajo en alguno de los diarios de la ciudad donde había vivido siempre, Manuel no dejaba de leer y de tener en cuenta la poesía. Deseaba con avidez encontrar trabajo, ganar dinero y poder algún día iniciar su segunda etapa o ciclo poético que presentaba abundantes e interesantes proyectos. Mientras esperaba que surgiera la fortuna de dar a conocer sus obras terminadas, esos libros en los que había trabajado tanto y que deseaba que encontraran lectores, en vez de permanecer aún encerrados en el cajón, en el cajón donde no irían a ninguna parte y donde no merecían estar más.

sábado, 26 de noviembre de 2016

PERDIDO EN EL BOSQUE

1

El fin de semana había llegado. La familia hacía los preparativos durante la tarde del viernes para salir temprano al día siguiente con destino al campo. Pero esta vez el lugar elegido para pasar la jornada de descanso no sería la sierra, el campo sin árboles, como le llamaba Eduardo Jr. al lugar natural que habían solido visitar en anteriores ocasiones. Por deseo común de todos esta vez prefirieron viajar hacia un bosque de pinos, donde también crecían eucaliptos y otros árboles en menor cuantía que se encontraban más apartados de la zona que solían visitar los amantes de la naturaleza durante los días festivos. Querían cambiar de ambiente y conocer nuevos lugares, nuevos parajes donde gozar del sosiego y expansión, saliendo de la monotonía de ir siempre a un mismo sitio. No obstante, esta vez el cabeza de familia advirtió a sus dos hijos que el bosque adonde los llevaba era muy grande, que se trataba de una masa forestal muy extensa y que debían tener mucho cuidado, tomando como única precaución no apartarse de su lado ni del de su madre cuando pasearan por su interior. Así lo escucharon cuando lo dijo Eduardo pero durante el viaje ninguno volvió a hacer más comentarios del asunto en cuestión. Solo iban con la ilusión y la felicidad de pasar un día agradable y tranquilo, aunque la quietud no fuera la actitud de los dos niños que iban con el pensamiento de divertirse, jugar y gozar del panorama de libertad y desahogo que ofrecía para ellos este día de encuentro con la naturaleza forestal.

2

  --¡Eduardo! ¡Eduardo! ¿Dónde estás? --gritó Alicia.
  --Ahora voy, espérame ahí un momento.
Ante la tardanza de su hermano la niña fue en busca de sus padres. Temía no localizarlos puesto que mientras ellos se distrajeron dialogando con un cazador que pasaba por allí, Eduardo Jr. aprovechó para correr y profundizar junto a su hermana por el bosque, soñando con la aventura de encontrar alguna novedad con la que disfrutar más intensamente del día. Alicia al fin encontró a sus padres y al cazador. Los tres manifestaron inquietud al preguntarle por su hermano y decirles que se había alejado de aquel entorno sin hacerle caso de que volviera. En efecto, el travieso Eduardo había visto pasar un conejo y corrió enloquecidamente a buscarlo o a intentar ver otros por aquella zona que era más densa en vegetación. Sus padres y el cazador intentaron encontrarlo pero fracasaron aun con las indicaciones de Alicia que les dijo con aproximación el lugar donde lo había visto por última vez. Eduardo Jr. siguió con su expedición hasta que llegó un momento en que se sintió solo y deseó volver, pero advirtió que no sabía por donde había llegado hasta allí y el estar rodeado de árboles le despistaba por completo. Comenzó a dar voces, a llamar a sus padres, pero los ecos de sus gritos no tenían respuesta. Se había perdido.

3

Eduardo, Elena y el cazador avisaron a la Guardia Civil, cuyos agentes les informaron sobre la gravedad del asunto, puesto que se trataba de un bosque en el que no era difícil perderse y en el que ya se habían registrado varios casos. Tres patrullas se pusieron a recorrer distintas zonas del bosque, en un principio las más próximas a las indicaciones de Alicia y tras toda la tarde de intensa búsqueda la situación se transformó en angustia en torno a este niño del que no se encontraba ni rastro. Los padres, desesperados y torturados de miedo después de la larga jornada, pensaban en un desenlace trágico para su hijo y para sus vidas, que se ahogaban en el dolor de perderlo para siempre. Llegó la noche y los agentes de la Benemérita gritaban con potentes altavoces y alumbraban con grandes focos en la lucha de poder encontrarlo. Y así lo consiguieron a las dos de la madrugada, cuando el niño muy pálido y desfallecido después de haber pasado todo el día sin comer y temblando de frío y pánico, se abalanzó llorando a un guardia que estaba trabajando en su búsqueda. Éste lo llevó a un coche de la patrulla y pasados veinte minutos ya se encontraba con sus padres. Los agentes les refirieron el estado en que lo habían encontrado y les aconsejaron que no le reprendieran mucho ni le recordaran el tema porque podría resultar muy negativo para la psicología del chaval, ya que el percance le había dejado hondas huellas de depresión y debería reposar y ser tranquilizado. Así lo confirmó un psicólogo quien les recomendó que no lo llevaran más a lugares de ese tipo que le pudieran hacer recordar el drama vivido. Eduardo y Elena decidieron pasar el próximo verano en el mar y tratar de olvidar todo lo posible este calamitoso encuentro con la naturaleza.

viernes, 18 de noviembre de 2016

QUIERO OÍRTE CANTAR LA MELODÍA

Estos quince poemas últimos del Blog forman mi libro titulado "Nuevos versos amorosos".


Quiero oírte cantar la melodía,
esa balada dulce para amantes.
El romántico anhelo es maravilla
que suena con frescura relajante.


Cancionero de sueños y armonía.
Musa y doncella tierna y tan amable.
Mi corazón respira gallardía
por tu calor y afecto saludable.

RECUERDO AQUEL LLUVIOSO DÍA DE OTOÑO

Recuerdo aquel lluvioso día de otoño
cuando al fin emanó nuestra pasión.
El fuerte temporal nos fue glorioso
porque nació la pulpa del amor.


Sientes llover con gozo y alegría.
Tú la vives con dulce palpitar
y transmites ternura y armonía
con esta clara luz del fiel amar.


Ninguna otra estación es tan hermosa
para nuestras entrañas sensitivas.
El viento y esta lluvia nos arroba.
El calor en la alcoba nos fascina.

EN AQUEL DÍA GÉLIDO Y BRUMOSO

En aquel día gélido y brumoso
brotó nuestra aventura del amor.
Aunque fuera ese día tan nuboso
lo recuerdo con dicha y seducción.


Era una tarde gris, vacía y triste.
Apenas había gente por las calles.
Pero en mi alma gocé porque sentiste
que te amaba y ansiaba como nadie.


Desde ese día de invierno somos novios.
Ya mi ser desde entonces resplandece.
Ya nuestros corazones permanecen
unidos y radiantes y dichosos.

HA SIDO UNA FORTUNA HACER EL VIAJE

Ha sido una fortuna hacer el viaje
y gozar de esta sierra montañosa.
Enclave natural de altos pinares
y olivares y encinas majestuosas.


Siento fluir el arrobo y dulces sueños
que me siembra esta zona tan hermosa.
Vibro de bienestar sano e inmenso
por la naturaleza que me asombra.


Montañas con caminos accesibles
para poder hacer el senderismo.
Paraísos o paisajes apacibles
que nos llenan de encantos infinitos.

jueves, 17 de noviembre de 2016

ADENTRARSE EN LAS VERDES ARBOLEDAS

Adentrarse en las verdes arboledas
es un deleite limpio y primoroso.
El azul de este cielo en primavera
es un placer y hechizo venturoso.


Me seduce y cautiva y siento sueños.
Oh, mundo natural, gratos paisajes.
Pulmones y latidos estupendos
de relax y purezas celestiales.

VEN CONMIGO, MI AMOR, QUE ESTAMOS SOLOS

Ven conmigo, mi amor, que estamos solos
y este jardín de nardos y violetas
nos perfuma esta noche con decoro.
Ven y descubre mi alma de poeta.


Yo siempre te he cantado en estos versos
y te expreso lo mucho que te adoro.
Mi mujer, vida mía, yo te quiero
y eres en mi alma el más rico tesoro.


Esta noche de gozo y sensación
te he recitado algunos de estos versos
que han fluido colmados de emoción
porque son mi sublime cancionero.

ES DULCE TU ARDOROSA COMPAÑÍA

Es dulce tu ardorosa compañía
junto a este grato olor de las acacias.
El sueño de verano en esta playa
me embelesa, lo absorbo, me fascina.


La gloria de las flores tropicales.
Son hermosos y alegres paraísos.
Son destellos y puro colorido.
Son el impulso ardiente de abrazarte.


Pasiones estivales caribeñas.
Éxtasis de este amor bello y oleaje.
Ansias de venturosas realidades
en nuestras vidas fieles y risueñas.

ME GUSTAN ESTOS BELLOS NARANJALES

Me gustan estos bellos naranjales
en el verde esplendor de primavera,
florecidos de gratos azahares
que nos colman de fruta verdadera.


Sí, me encanta la flor de los naranjos
que anuncia la llegada del amor,
con su olor y aroma tan lozano
de numen y de magia y de fervor.


La primavera irradia regocijo
en nuestros corazones que palpitan.
Un día estimulante y campesino
de besos y fragancias y caricias.

AMO LA SENSACIÓN DEL TERCIOPELO

Amo la sensación del terciopelo
junto al caliente ardor de tus abrazos.
Tus besos tan fragantes y tu aliento
me transportan a un mundo renovado.


Yo siempre te he querido mi tesoro.
Los lirios y azucenas ya florecen
en el dulce pensil que tanto adoro
y a mi ser vigoriza y enriquece.


Pureza virginal de mis anhelos.
Luces y aromas, límpidos colores.
Brillos y resplandores de un te quiero
y sueños de vivir a borbotones.

DESDE ESTE VENTANAL DE LA ATALAYA

Desde este ventanal de la atalaya
divisamos con gozo el panorama
de nuestra urbe tan bella y conocida
con la flor de la dicha conquistada.


Contemplar la ciudad donde nacimos
y ahora nos queremos con pasión
es la gloria y el cielo sensitivo,
la elegancia de amarnos con candor.


Ya amaneció la rosa enamorada
que juntos disfrutamos con ensueño.
Ya germinó la pura llamarada
en nuestros corazones compañeros.









ME ENCANTA MUCHO ESTE RELAX CAMPESTRE

Me encanta mucho este relax campestre
que gozo con tu alegre compañía.
Un día soleado tan ardiente
quedará siempre en la memoria mía.


Es dulce escuchar juntos y abrazados
el precioso cantar de las alondras.
Este día brillante y azulado
nos ilusiona, embriaga y apasiona.


Este feliz encuentro con el campo
nos arroba, nos llena y emociona
porque ha nacido al fin nuestro anhelado
mundo de sensaciones amorosas.

ESTE AMOR NUESTRO SIEMPRE DESBORDANTE

Este amor nuestro siempre desbordante,
tan intenso, titánico, ferviente,
lo siento tan insólito y fragante
como el mejor paraíso adolescente.


Parece que llegó de otra galaxia
a iluminarnos de pasión y ensueños.
Esta alegría espléndida acompaña
a nuestros corazones halagüeños.


Amantes de vivencias tan geniales.
¿Es un sueño, un diamante, una utopía?
Es un mundo de fábula admirable
de cielo y gloria y luz de avemaría.

ME INVITAS A VIAJAR PARA OBSERVAR

Me invitas a viajar para observar
las joyas conservadas de la historia.
Los castillos deseas disfrutar
y retenerlos siempre en tu memoria.


Yo quiero, mujer linda, mi corazón,
gozar contigo de aquellos encantos
y todo lo sublime, esa atracción
que alimenta la fiel dicha de amarnos.


En fin, mi amor, mujer siempre querida,
yo deseo conocer muchos tesoros,
de la historia, del arte y de la ciencia
y unidos y abrazados sobretodo
demos a nuestras almas complacencia.

ME FASCINA ESCUCHAR EN MI TERRAZA

Me fascina escuchar en mi terraza
al lindo ruiseñor que canta amable.
Mis sueños y recuerdos se entrelazan
en torno a ti, mujer siempre entrañable.


Ya no disfruto tu perfil divino,
flor y esencia preciosa de mis versos.
Pero mi corazón siente el cariño
que me nutre y motiva por entero.


Canta el ruiseñor, canta la calandria.
Cantan todos los pájaros del mundo.
Canta todo el vibrar de mi garganta
por tu amor siempre cándido y profundo.

SUEÑA CON BESAR LA POESÍA DE SUS LABIOS

Sueña con besar la poesía de sus labios,
contemplar el verdoso lirismo de sus ojos.
El alba de su ser quiere sus fieles abrazos
para vibrar de dulzura y placer clamoroso.


Primavera y luz, atardeceres relajantes
llenos de puras y efervescentes impresiones.
Elegantes palabras de incipientes amantes
que respiran aromas de jardines y flores.


Pinceladas de dicha al aura de sus mejillas.
Música y resplandor en el limbo de los sueños.
Sensaciones de gozos y efluvios de alegría
es el germinar fiel del cariño verdadero.