jueves, 27 de mayo de 2021

LOS ESCRITORES, EL NARCISISMO Y LA PREPOTENCIA

 Es una realidad muy evidente y que se ha dado insistentemente a lo largo de la historia, que los escritores pecan de narcisistas, quizás sean las personas más narcisistas. Y son muy pedantes y prepotentes. Se supervaloran excesivamente y yo pienso que se puede ir también por la vida sin tanta egolatría, como ocurre en otras profesiones o actividades. Una popular escritora afirmó que prefiere los doctores, los abogados, las parteras, cualquier cosa menos los escritores. Si se mira la historia de poetas y escritores, casi siempre encuentras personas que viven en su mundo, creyendo que sus obras son el centro del universo, cuando muchos en su vida diaria dejan que desear. Y son muchos los que solo escriben por honra a sí mismos y a sus ideas, son egocéntricos puros y duros. El amor al yo entre los literatos es su religión y su manera de reconocerse sus virtudes. Yo personalmente he conocido y he convivido en abundancia con todo esto que acabo de exponer. En una tertulia literaria que frecuenté durante muchos años, me encontré casos y más casos de literatos/as excesivamente pedantes y narcisistas, pero hubo una en especial que acababa con el cuadro y que superaba a todo el personal que se reunía en estos encuentros literarios, ya para siempre en la memoria de mi vida. Una poeta y escritora de este grupo literario trianero era todo un espectáculo de vanidad y de pedantería y delirios de grandeza por todo lo más alto. Daba asco oírla hablar porque era rarísimo que no se dejara caer con pegotes y que no diera muestras de excesivo orgullo y sentimientos de superioridad hacia todos los demás. Fíjense si se consideraba más grande y genial que todo el personal con el que se relacionaba, o sea, que todos sus compañeros de asociaciones literarias de Sevilla, que en una ocasión le manifestó muy convencida a una compañera que ella era mejor que Lope de Vega. En otra ocasión refirió a varios compañeros --y ahí estuve yo presente-- que ella sería reconocida al igual que Cervantes, que Cervantes no fue reconocido en vida y que ella lo iba a ser al igual que Cervantes, aunque le tocase este prestigio y fama en la posteridad, pero sentenció muy convencida y segura a todos los que estábamos presentes, que su obra y su talento iba a ser encumbrado del mismo modo que Cervantes. Y antes de esto se puso como mejor escritora que el mismísimo Lope de Vega ante otra compañera de tertulia, como ya he contado anteriormente. La vanidad, la egolatría, el narcisismo, lo manifestaba esta señora de una manera escandalosamente exagerada. Y toda su grandeza la refregaba a todos los demás con una petulancia desorbitada. En este mundo de los literatos se dan muchos casos de narcisismos, es lo que en ellos abunda, hasta algunos ejemplos que superan todas las marcas de la estupidez humana, como era el caso de esta eximia, insigne, eminente, excelentísima literata sevillana, reina suprema de todos los escritores y escritoras del infinito universo. 

3 comentarios:

  1. Creo que los artistas en general admiran cualquier creacion que salga de sus manos. Son sus mejores criticos, pero tambien son los primeros en reconocer sus defectos. No es facil enfrentarse a un folio en blanco, por ejemplo, pero una vez terminado de escribir, damos vueltas y mas vuelta y lo corregimos hasta la saciedad y cuando ya decidimos que esta bien, esperamos que los lectores opinen lo mismo. Pero cada lector tiene su forma de expresarse y no siempre valora positivamnente cualquie escrito de otra persona. Las criticas no pueden frustar al escritor, quizas sea mejor no leerlas. Porque el escritor escribe para si mismo no para los demas, aunque finalmente sean estos quienes nos juzguen y nos valoren

    ResponderEliminar
  2. Fascinante exploración sobre la dinámica del ego en el mundo literario.

    ResponderEliminar
  3. Me alegro mucho, Jesús, de que este escrito mío te haya parecido aceptable.

    ENHORABUENA

    ResponderEliminar