domingo, 23 de mayo de 2021

LA SENECTUD

Decía la escritora Mercedes Salisachs en una entrevista que la vejez sin achaques es la mejor época de la vida. Yo pienso que en la vejez normalmente existen los achaques. Otra cosa son las excepciones y hay ancianos que gozan de la gracia y la fortuna inmensas de no tener apenas problemas con la salud y estar libres de molestias de enfermedades. Pero estos casos abundan poco, escasean las personas que pueden disfrutar de esa lotería tan maravillosa. Aun en el caso de que en una persona senil no existan los achaques, el bienestar, la energía y la vitalidad de los jóvenes, obviamente, no la tienen. No creo para nada que la vejez, aunque sea sin achaques, resulte ser una época para tirar cohetes ni que sea la mejor de la vida. No estoy de acuerdo con esta afirmación de esta destacada escritora. Un gran amigo mío, tristemente desaparecido, me dijo que la vejez es muy fea, a lo que yo le comenté que es una pesadilla o un infierno o incluso una tragedia. La vejez no creo que se pueda considerar como una etapa maravillosa en la existencia. Por ello, ante los malestares y sufrimientos que acarrea este último episodio de nuestra vida, lo mejor mientras no se ha llegado es aferrarse y tener presente intensamente lo que dice el aforismo más famoso de la literatura romana. El carpe diem es un gran principio vital, es una idónea filosofía de vida. Aprovecha el día. Mejor aprovechar la juventud y obtener los más sabrosos frutos de ella. Te ofrece más posibilidades de conseguirlo que la senectud, donde las limitaciones, la pérdida de facultades y las molestias de las goteras no te hacen la existencia muy bonita que digamos. Las épocas anteriores de la vida, si las sabes aprovechar bien y si no te va mal durante ellas, merecen sin duda más la pena que la decadencia de la senectud. 

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