miércoles, 24 de febrero de 2021

LA ESCRITORA

 A lo largo de toda una vida, pues hablo desde que comencé a escribir en el año 1984, han sido varias las veces que me he encontrado deambulando por Sevilla con escritores famosos. En todos los casos me he dirigido a ellos y los he saludado, expresándoles mi admiración y mi interés por sus libros y sus otros escritos. Y aquí me refiero solo a autores que yo haya tenido la suerte de conocer casualmente andando por mi ciudad y no a los que yo haya acudido a conocer a través de actos o Ferias del libro en Sevilla, que eso es otra cosa y así han sido muchísimos más. Una periodista y escritora sevillana bastante conocida, la solía ver algunas veces por una avenida de Sevilla que es donde está la redacción de EL MUNDO, que es el periódico donde trabajaba entonces, ya que después pasó a ABC y a EL PAÍS. Un día iba yo en el autobús y la vi entrar y esta vez sí quise saludarla y hablar con ella de su oficio de escritora y de la carrera de Periodismo que estudió en Sevilla y que desde hace mucho tiempo ejerce en distintos diarios y otras publicaciones. Pude hablar poco con ella en esta primera ocasión, pero ya me conoció y hubo un contacto. No mucho tiempo después la vi saliendo del portal del edificio donde está la redacción de EL MUNDO y la saludé de nuevo y le hice entrega de un papel con los datos de mi blog en Internet y de la hemeroteca de ABC, donde podía leer mis escritos y conocer algo de mi obra. Tiempo después, presenté un poemario mío publicado en la Carbonería en Sevilla y le mandé un correo electrónico por si quería llegarse al acto. Y me contestó diciendo que estaría encantada, pero que no sabía si podría porque por entonces era la Feria del libro y podría tener alguna actividad allí. Al final no fue, pero tiempo después yo le escribí otra vez y le comenté que había leído una novela suya y que seguía, con mucho entusiasmo e interés, sus artículos y escritos en EL MUNDO. En todo momento, yo me desviví en elogios y reconocimiento hacia sus labores intelectuales y cuando coincidí meses más tarde con ella por Sevilla, la alabé por todo lo alto y le celebré todo lo que hacía y el arte y el talento tan grande que una y otra vez demostraba. Se dio la casualidad esta vez de que yo llevaba tres libros míos publicados y mostró mucha curiosidad por ellos y los estuvo viendo con mucha atracción. Le dije que quería regalarle algunos otro día y quedamos en que yo fuera a la redacción del periódico y los dejara allí a nombre de ella. Y así lo hice, con unas dedicatorias super generosas y además con un ejemplar de su novela que yo había leído para que me la dedicara. Me llamaron dos días después del periódico para que me pasara a recoger la novela y así lo hice y me llevé esta satisfacción por su amable dedicatoria. Pero a la semana o así la vi y en un principio trató de no saludarme, pero al yo dirigirme a ella, se mostró muy esquiva y me dijo que tenía mucha prisa. De mis libros no me quiso comentar nada, por supuesto, como nunca me había dicho absolutamente nada de mi blog, hemeroteca de ABC ni de nada de lo que se encontró mío en Internet. Y yo mientras tanto, elogios, comentarios a lo grande y todas las valoraciones más positivas y generosas que se le puedan tributar a un escritor. De los tres libros míos que le regalé, dos eran de poesía y se trata de la mejor lírica que yo haya escrito jamás. En esos poemarios estaba la mayor excelencia de mi obra en verso. Y el otro era de teatro, pero en este caso el mejor de todos también en cuanto a este género literario, porque después publiqué dos más, pero no le llegaban a la genialidad de este que llegó al poder de esta insigne y popular escritora y periodista internacional que tenemos en Sevilla. Esta eximia intelectual me despreció los libros y siempre ha hecho silencio de ellos y, por supuesto, no ha dudado en despreciar a su autor y a no querer saludarlo cuando nos hemos vuelto a cruzar por nuestra ciudad de María Santísima. Esta egregia escritora, está famosísima y prestigiosa periodista resulta que no es tantísimo como se lo tiene creído y no lo es todo en la literatura, vamos, que no es tanto tantísimo, porque menos locura y menos vanidad y menos prepotencia y grandeza tan grande, porque hay que decir que sus libros se venden poco y los lectores desembolsan poco por sus obras. Una de sus últimas novelas que trata sobre la vida del pintor Bartolomé Esteban Murillo y que se la publicó nada menos que PLANETA, con un aparato de publicidad en los medios de comunicación enorme y una difusión total y absoluta, pues ahora resulta que no ha vendido nada y ha fracasado estrepitosamente con los lectores que han mandado a paseo el libro y no le han hecho ni caso. Y así, con todos sus libros, que se quedan cortitos de lectores, porque este fenómeno de nuestras letras tiene el reconocimiento oficial, el de las instituciones, los editores, la crítica, los premios, etc. pero el de la sociedad lectora, el de la calle, que es el que realmente vale, no lo tiene ni creo que lo vaya a tener nunca. Cuando a mi editora le comenté lo que me había pasado con esta estupenda, genial, extraordinaria, universal, etc. literata que para gloria total e infinita tenemos en Sevilla, me dijo lo siguiente: --Vaya, Martín, a quién te has dirigido. Esa escritora está muy altiva y tiene unos delirios de grandeza enormes. Así que me quedó ya muy claro del todo el porqué de tanta ingratitud de esta gachí hacia mi persona y hacia mi obra. 

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