lunes, 7 de diciembre de 2015

EL SUEÑO CONSTANTE QUE VIVO

El sueño constante que vivo por iniciar la rosa de nuestro amor es la sensación que domina mi existencia, es una inquietud intensa, es un inmenso deseo por culminar el manantial rebosante del más dulce y permanente sentimiento que tanto quiero que llegue a mi ser. La soledad amorosa que angustia mi presente, la monotonía de mis días siempre tristes, mi cuerpo siempre ansioso de sentir la llegada de una novedad que abra las puertas de mi vida tan oscura, siempre tan difícil y cerrada, siempre dolorosa por no alcanzar la más tierna y relajante llama que me ilumine con la realidad siempre esperada hasta el infinito. Tantos años, tanta vida pasada y mi alma siempre esperanzada por conseguir la más acertada realización que late en mi espíritu, que vibra en mis sentidos, que hierve en mis entrañas. Tanto tiempo sin gozar de la compañía dichosa de una amada, siempre buscando el objetivo, siempre soñando esa llegada, esa sensación tantas veces solicitada. Esa mujer que acapara mi mente, mi mundo, mi futuro, mi realidad de siempre, porque mi vida ha estado y está dominada por su ser de hermosa naturaleza del que tanto anhelo la dulzura de una palabra decisiva que me llene de verdad, de dicha, de ilusión, de pasión saludable y placentera. Esa compañía necesitada, esa eterna realidad siempre buscada por mi ser impulsivo y tentador que tanto quiere disfrutar de la feliz y enternecedora situación... ¡Dolor y frustración! ¡Amor siempre difícil! Amor duro, sensación imposible en mi vida, realidad siempre oculta a mi persona tantas veces desdichada. Mujer de mi pena, doncella de mi sufrimiento, dulzura que tanto quiero y que nunca siento. Utopía, amor lejano, aspiración que se me presenta inalcanzable, no podré nunca satisfacer mi apetito de amor. La incógnita de tu amor, una incógnita que se me atraganta en mi presente de si lograré la gloria de tu ser adorando y colmando mi existencia siempre marcada por la amargura de no tenerte. Todo el pasado vivido se me ha quedado en la memoria y ahora en mi presente medito si todo tu rechazo y actitud difícil hacia mí se convertirá en la fusión de nuestros corazones, en esa realidad que nos haga dichosos, en ese triunfo de nuestro amor que nos llene de ternura, de belleza, de prosperidad, de felicidad para siempre permanente.

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