martes, 22 de diciembre de 2015

UN DÍA DE LLUVIA

Amaneció un día de intensa lluvia. Era domingo y Jaime no deseaba salir a dar una vuelta porque prefería descansar concentrándose y deleitándose con sus lecturas, muchas de las cuales tenía pendientes desde hacía ya tiempo. Mientras escuchaba la monotonía del ruido de la lluvia, se centraba en el placer de los libros que tanto le solían seducir. Jaime leía y estudiaba desde muy temprana edad y siempre contó con una enorme cantidad de volúmenes, porque su padre, que también era muy aficionado, se encargó de que no les faltasen ejemplares de obras literarias y de otras materias. El piso era una biblioteca, en casi todas las habitaciones había estanterías y muebles con libros. Llegó Rosario de la calle y les trajo los periódicos. Ambos se entusiasmaron, porque coincidía que algunas de las novedades que compraban y leían, venían estudiadas por la pluma de agudos críticos en los suplementos literarios de la prensa. Y les apasionaba discernir los juicios y opiniones de los periodistas y los suyos, pues había veces en que no encajaban en semejanza de criterios y valoraciones. A Rosario no le importaba salir a pesar del mal tiempo, pues no soportaba llevarse todo el día metida en casa. Pero mientras llovía, Jaime y su padre estaban encantados con el gozo de leer... ¡ya habría tiempo de hacerlo en otro lugar, en la piscina, en la playa, con el calor, en el parque en un radiante día primaveral! Fuera donde fuese no cambiaban por nada este abrigado día otoñal en su hogar, en el que se sumergían en la actividad que más les atraía y fascinaba.

2 comentarios:

  1. Relato que defiende apasionadamente el gusto por la lectura.

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  2. Un relato cargado de nostalgia, que evoca los otoños de antes con su lluvia y fresco característicos. Ahora, con el cambio climático, esto va pasando a la historia: el calor se prolonga hasta octubre o incluso noviembre y los otoños son cada vez más secos.

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