lunes, 14 de diciembre de 2015

EN PAÍSES DE NIEBLAS TAMBIÉN NACEN LAS FLORES

Sí, debemos sentir en la vida hermosura, gozar la plenitud
de una realidad dichosa y combatir las tinieblas
que nos acechan: esas sacudidas que nos hieren,
esos furores que nos acosan, esas tristes situaciones
debemos vencerlas, rechazarlas, olvidarlas; intentar solucionar
ese estancamiento, ese malestar y descubrir
el infinito y verdadero encanto que podemos disfrutar
en la vida. Hay que cantar la vida, una vez se vive,
hay que emborracharse de ternura y felicidad,
hay que divertirse, deleitarse, amar, soñar, se debe
ser manantial de pura y saludable vitalidad.
Hay que soñar y buscar la esperanza
de una existencia prodigiosa porque la flor,
el corazón, la energía de saborear la vida
debe estar con nosotros. Siempre en la oscuridad
de un presente angustiado puede brotar
el nacimiento de lo auténtico, de lo dulce,
de lo más inmenso. No hay que reñir con la existencia,
hay que saberle encontrar su aurora más plena.
Caminar, evolucionar y esperar mientras se lucha
a que llegue el vendaval de un acierto repleto de emociones,
el despertar de la luz y la belleza de una vida
que nos transmita el aroma de lo más puro y verdadero.

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