martes, 8 de diciembre de 2015

MEMORIA DE NUESTRA VIDA 2

Llegó otra etapa a nuestras vidas y yo preso de la locura de amor y víctima de la inquietud y el nerviosismo que padecía, busqué desesperadamente palpitar el encanto de tu cuerpo. Yo no te respeté, comencé a quererte sentir, a querer saborear la dulzura de tu ser que ansiosamente me apetecía; deseaba besarte, abrazarte, tenerte conmigo y gozar del éxtasis de tu amor. No me cortaba de hacer el espectáculo tocándote, molestándote y disfrutando del regocijo que me producía sentir el contacto de tu cuerpo, de tu hermosura, a pesar de tus enfados y protestas por mi desmadrado comportamiento. Yo te quería, yo no podía manifestarte de otra forma todo el huracán de sexo que me inspirabas y del que yo estaba hambriento. Tú me decías que te hablara, que te contara lo que quisiera, que fuésemos amigos, pero que no te agobiara. Tú no veías una actitud correcta en mí como la que te había reflejado en el pasado año cuando te conocí. Nuestra relación fue difícil y así yo no podía conseguir nada. Tú te alejabas de mí ante la actitud negativa que observabas de mi vida; lo atormentado que estaba, la tragedia que me golpeaba y que afectaba a nuestro porvenir amoroso. Llegaron momentos alegres cuando me besaste; yo quedé maravillado, la sensación fue indescriptible, me sentí emocionado ante este cariñoso gesto que yo te había pedido y que tú me correspondiste con todo afecto aunque tantas y tantas otras veces te hubiera molestado y no te dejara tranquila; a pesar de lo plomazo que fui contigo tú sentías simpatía por mí. Pero siguieron sucediendo otros detalles tristes, yo no supe comportarme y me pasé de la raya. Yo lamento estas situaciones y siento malestar cuando las recuerdo, pero a ti te quise, yo deseaba la llegada de tu amor aunque no fuesen aquellas las circunstancias apropiadas; yo deseé ser tu amigo, yo no quise nunca que terminara el curso y te separaras de mi vida.

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