Desnúdate y no lo pienses más
que la dicha de nuestro amor
ha llegado.
Abrázame, arremete contra mi cuerpo
y llénate del sabor placentero
de acariciar tus senos.
Bésame, quiéreme; inunda
de bienestar y regocijo
este paraíso salvaje
que me brindas con tu amor.
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