Después de la etapa adolescente que es difícil
para muchas personas llega el divino tesoro
de la juventud preciosa, que se acoge y se siente
con el entusiasmo y el fervor más grande.
El nacer de nuestros años jóvenes
es la explosión más dulce de vitalidad
porque es cuando podemos palpitar más plenamente
las muchas maravillas de la existencia.
Y la mejor de todas es que surge el amor
y las relaciones sexuales y es cuando
más absorbemos y más le extraemos
el jugo y la pulpa y el sabor inmenso
a la realidad de nuestra grata vida.
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