Existen dos principios contrarios y eternos que luchan entre sí, el bien y el mal. El maniqueísmo valora las cosas sin términos medios, o buenas o malas. Es muy evidente que en la vida existe el bien y el mal, que hay personas que suelen comportarse bien y otras que actúan con perversidad, que suceden hechos o situaciones en la vida buenos y otros negativos o peyorativos. No hay nada más que comprobarlo en la naturaleza, por ejemplo, en los animales, cómo existen seres como los delfines que son cariñosos y bondadosos con los hombres y que se comportan pacíficamente, o sea, son animales buenos que hacen el bien, y por otro lado, los tiburones, que suelen ser agresivos y atacan al hombre. Ejemplos así se pueden contar muchísimos en el caso del reino animal. Pero en la vida también existen los términos medios, por ejemplo, en una persona se puede dar el caso de que se comporte por un lado excelentemente, y en cambio otras veces cometa errores y lo haga fatal. Hay casos en los que hay gente que aunque han tenido actuaciones con otras personas geniales y generosas, luego han hecho justamente lo contrario, la han cagado de una manera desastrosa. Y es en este caso cuando una cosa no justifica a la otra, y ante los agravios serios no existen los términos medios y hay que cortar con esa relación.
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