ENSEÑANZA Y TECNOLOGÍAS

La revolución informática ha repercutido notablemente en el mundo de la educación, al igual que en multitud de actividades y realidades de la vida actual, que ya se fue extendiendo desde su irrupción al principio de la década de los ochenta. Pero ha sido en la enseñanza cuando con la llegada de internet el sistema ha experimentado muchas aportaciones y cambios, unos para bien y otros para mal. Lo que a mí personalmente me hubiera gustado disfrutar de las ventajas, atractivos y comodidades a la hora de estudiar que ofrecen los ordenadores, porque pertenezco a una generación que no conoció esta maravilla tecnológica cuando cursaba mis estudios, y que ayuda mucho a aprender y que te lo hace hasta más recreativo y estimulante y se gozan y se asimilan mejor los conocimientos con esta fuente de apoyo que es relevante y trascendental para la formación en la vida moderna. Y lo digo porque, por ejemplo, a la hora de estudiar el feudalismo en la edad media, o la revolución industrial o la revolución francesa, se puede aprender no solo con la aportación de lo que te dice la Wikipedia u otras páginas, sino que en youtube te lo explica y te lo cuenta todo a través de vídeos que la mayoría son una virguería y que, de esta forma, el estudiar se convierte en un placer y una atracción que para nada suele ya resultar pesado o aburrido. No obstante, esta realidad cibernética también tiene sus inconvenientes --y son muchos--, como todo. Cuando yo estudiaba el bachillerato y nos mandaban leer una novela o una pieza de teatro, por ejemplo, todos los que aspirábamos a aprobar la asignatura de lengua o literatura nos poníamos a leerlas y normalmente disfrutábamos y lo pasábamos bien con la experiencia y más aún cuando lo comentábamos todos en clase con el profesor. Ahora eso ha cambiado. Como casi todo el personal no tiene ganas de leer y como cuentan con la opción de que internet te lo da todo resuelto, pues hacen trampas los alumnos y buscan resúmenes, comentarios, etc. a través de la Red y nada, a aprobar y salir para adelante sin haber leído el libro y sin aprender en condiciones ni hacer las cosas como Dios manda. De todo hay en esta modernidad.