viernes, 31 de enero de 2020

ELEGÍA A ROCÍO PÉREZ

                    1
Ya el Sol y las estrellas para mí no brillan
ni resplandece la luz de la Luna en la noche oscura.
Las mañanas y las tardes de nuestra Sevilla
se han tornado nubosas y tétricas y tormentosas
y para mí no existe la claridad y la pureza
porque la vida es triste y dolorosa e injusta
y te fuiste cruel e inexplicablemente
y has dejado un vacío enorme en tu familia
y en todos los que tuvimos las suerte de conocerte.

                    2
Recuerdo toda aquella época dorada
de nuestra juventud en los años ochenta,
en el instituto romántico y becqueriano
donde tan agradables tertulias compartimos
y disfrutamos de alegrías y buenos ratos
en las aulas y patios de este centro estudiantil.
Mi excelente relación con tu madre
en la que elogiaba y celebraba sin tapujos
mi incipiente vocación literaria,
en la que me transmitía buenos deseos
de que lograra en el futuro mis sueños
y me fuera bien siempre en este mundo del arte
que había florecido intensamente en mi juventud.
La afable y afectuosa relación con tu hermana
porque hubo quìmica con todas
y aquella etapa de estudios fue hermosa
en unos años estupendos e inolvidables.

                    3
Llegó la oscuridad y el dolor a mi vida
y yo enfermé y padecí de todo
en un tremendo hospital malagueño.
Mientras tanto aquí en nuestra Sevilla
mi hermana estudiaba en el Bécquer
y también tuvo la fortuna de conocerte.
Fuisteis en ese año compañeras de clase
y reaccionaste con sorpresa y simpatía
al descubrir que ella era mi hermana.
Quedaron también magníficos recuerdos
en las relaciones que tuvo contigo,
en las que os reuníais para estudiar juntas,
en las que compartisteis muchas vivencias,
en las que hubo radiante compañerismo
y amistad y buen rollo en aquel entonces.
Y yo salí del infierno del Sanatorio
y al tú enterarte de mi vuelta a Sevilla,
le preguntaste a mi hermana por mí
y te interesaste por mi salud y quisiste
que retornara al Bécquer y nos viéramos.
La sombra y la pesadilla muy pronto
aparecieron otra vez a mi realidad
y no pude ir a verte y saludarte
porque yo padecí otra dura recaída.
Ya nunca te volví a ver más,
entrañable y dulce y bella persona
pero en mí queda el recuerdo para siempre
de que fuiste la única en todo el instituto
que se acordó de mí en unas circunstancias
en las que yo era trasunto de olvido
de casi toda la sevillanía.

                    4
Has dejado a una criatura triste e indefensa
a quien deseo mucha salud y suerte y venturoso futuro.
Que toda la fortuna que tú al final no tuviste,
ella sí tenga éxito y luz y bienestar para siempre.
Todos mis mejores deseos para tu familia
y que te recuerden siempre gratamente
y que Dios os ilumine y os bendiga.
Mi cariñoso mensaje vaya para siempre.

1 comentario:

  1. Bonita elegía llena de ternura y cariño hacia Rocío Pérez que fue una buena amiga de Martín Isidro.

    ResponderEliminar