Se nos perdió el amor
durante la más entrañable
etapa. Era la adolescencia y nuestra
vida pudo ser extraordinaria. El deseo
y la atracción que sentíamos, el impulso
enamorado que nos rodeaba, el aroma
de nuestro más puro amor
que no llegaría. Pero queda la huella
de lo que fue nuestra amistad,
nuestras vivencias casi infantiles,
el sentimiento que se apoderaba
de nuestros inocentes corazones. Debió
llegar el amor, fue frustrante
que al final no se consolidara
tanto camino andado, tanta verdad
que poseíamos, tanta ilusión
que brotaba en el espejismo
de nuestras mentes soñadoras.
Hoy lo siento todo muy lejano, después
de tanto tiempo, pero en mí queda
grabado lo que pudiste haber significado
en mi vida porque nuestro mundo
hubiera sido adorable si la fusión
amorosa nos condecorara entonces.
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