Cuando ya han pasado los años y todo ese mundo
adolescente queda en el recuerdo, se sienten deseos
de no haberlo abandonado, de volver a vivirlo.
Cuando recuerdas todos los gratos momentos
de los que fuiste presente, en los que vibraste
pasión y promesas, alegrías y aromas entrañables,
sientes nostalgia y la recibes rememorando
solo lo que fue positivo, lo que de verdad
impactó felizmente en la realidad de la vida.
Aquellas situaciones que se alejan
de tu tiempo actual y que solo la memoria
creciente te hace repasar lo que fue, lo que significó
en el perfume de la existencia esa etapa a la que los sueños
te llevan. Quedará en la mente que madura
el reflejo de la verdadera adolescencia, de la magia
que te regalaron aquellos años, del mejor tiempo
al que no podrás regresar pero que en tu corazón
latirá con sueños y añoranzas imborrables.
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