jueves, 1 de abril de 2021

LOS MANUSCRITOS (2)

Es cierto que algunos escritores rechazan conservar sus manuscritos porque sienten malestar de andar manipulando papeles viejos. Es cierto también que otros lo hacen (suele ser este caso en un principio) porque no les dan importancia y desconocen que estos papeles garabateados e impresentables son documentos que pueden alcanzar valor en el futuro. Aunque, eso sí, hay que aclarar que ese valor es raro o dificilísimo que vaya a materializarse en vida del autor. Los originales no suelen ser tesoros de los que el escritor pueda disfrutar en su vida vendiéndolos, porque para que adquieran valor considerable el autor tiene que haber alcanzado la fama, altos niveles de popularidad, y, además, cuando más le pueden pagar por ellos suele ser cuando el escritor es ya muy mayor, cuando con los achaques de la vejez puede disfrutar muy poco de la vida, no puede, en definitiva, gozar y absorber los encantos de la existencia con ese dinero (se le puede denominar fortuna, porque se han valorado en cifras astronómicas el legado de algunos escritores después de toda una vida de plena e intensa dedicación a la literatura). Pero aunque sean unos documentos cuyo valor no pueda ser aprovechado por los autores con la intensidad que se merecen después de haber trabajado tanto, los manuscritos son unos legados que deben dejar para el futuro, que deben celosamente conservar en sus archivos, para que en la posteridad puedan ser contemplados en los museos, casas--museos, bibliotecas, exposiciones, etc. los curiosos y amantes de la literatura y todo el público en general cuando visiten estos lugares de la cultura. Aunque es cierto que algunos manuscritos dan mucho rechazo a los escritores por lo impresentables y sucios que han quedado, de enmiendas y tachaduras, después del esfuerzo descargado para conseguir la obra literaria y quedar satisfechos, se deben conservar junto a la página en limpio. En cierta ocasión comenté con una persona el asco que me daba que estos papeles estuviesen tan emborronados y feos y me contestó lo que menos me esperaba: "a mí me gusta, me encanta manipular el papel trabajado". Y es curioso porque desde entonces me resulta más relajante y gozoso contemplarlos. Los autógrafos son la memoria de los escritores y todos deberían seguir escribiendo así, no hacerlo directamente en la pantalla del ordenador. 

1 comentario:

  1. Si en una obra no hay un borrón, está nunca será una obra. El borrón nos hace mejorar, alcanzar la perfección...en resumen mejorar. Quién no rectifica tras un equivoco nunca evolucionará. Quién no se ha equivocado alguna vez? Yo el primero

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