lunes, 19 de abril de 2021

ELOGIO AL ESCRITOR PROLÍFICO (1)

Es evidente que la actividad literaria a la que todo escritor se enfrenta es compleja, dura, sacrificada. Es una realidad que el trabajo literario requiere sumo esfuerzo, una desagradable tensión, una gran inquietud y concentración de la mente, el cerebro realiza una intensa tarea, una descarga de pensamiento enorme a la hora de desarrollar la labor creativa. En el arduo trabajo literario son muchos los rodeos que el escritor tiene que dar: qué quito aquí, qué pongo allá que coordine con lo expresado anteriormente, qué palabra sinónima es la más adecuada a la que suena algo coloquial o superficial para que la frase o párrafo resulte mejor, cómo evitar o suprimir las reiteraciones, el problema de las comas o estructuración de las frases o cómo conseguir una sintaxis lo más adecuada posible. Pero ahí no queda la cosa: en la sacrificada tarea literaria --y me estoy refiriendo a la narrativa-- hay que darle vida a unos personajes, reflejar su mundo con verosimilitud novelística, describir acertadamente sus acciones, sus pasiones, sus fortunas, sus desgracias, etc., reflejar, en definitiva, todo lo que es el universo de la vida --que es de donde emana la auténtica y mejor literatura--. Pero no solo los personajes protagonistas de la narración: surgen otros problemas para el escritor, como el ambiente en el que se desarrolla la historia, sus descripciones, sus observaciones, la trama argumental, etc. El autor, por otra parte, tiene que descubrir cuál es el tipo de novela para la que se encuentra más capacitado o cuál le gusta más, tiene que experimentar dónde puede tener mayor éxito en su trabajo, por qué camino puede dar su talento creador sus mejores frutos. Y en cuanto a la poesía, aunque para muchos sea más cómoda y relajante de escribir, presenta también innumerables problemas para sus autores. Y me voy a referir más especialmente a la escrita con métrica porque existen esquemas métricos o poemas estróficos muy difíciles y duros de escribir y se dan muchos casos de poetas que desisten de la métrica por el abarrotamiento o corrosión mental a la que les someten estas reglas que no consiguen dominar. No pueden, por lo tanto, experimentar con éxito estos objetivos de crear poemas al estilo clásico o tradicional (lo que no quiere decir que muchos no logren hermosos poemas utilizando la vía de escritura del verso libre). Lo mismo sucede con los demás géneros literarios: es una labor muy compleja para la que hay que nacer, formarse y desarrollarla con grandes dosis de esfuerzo y entrega, hacia lo que es un todo en el escritor que lo siente y lo realiza y lo vive plenamente. 

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