viernes, 2 de abril de 2021

TRASCENDENCIA E INTRASCENDENCIA EN LITERATURA (4)

Para terminar con esta serie de ensayos sobre la trascendencia o la intrascendencia de las obras literarias (lo que repercute después en la vida de los propios escritores), me quiero referir a los premios literarios en general. Dentro de la amplia oferta que existe de certámenes literarios tengo que decir que son una minoría de escritores los que hacen diana con frecuencia o regularidad en estos premios, son los profesionales de los premios que logran un amplio currículum de galardones, son los escritores que experimentan los premios y que escriben para los premios. Y tengo que comentar sobre esta realidad que la mayoría de estos archipremiados son escritores mediocres que tienen esta suerte para ganar tantos certámenes, que saben hacer estos truquitos y sacarles sus frutos a estas convocatorias, pero cuyas obras, por lo general, son desconocidas por el gran público lector y no adquieren trascendencia. A estos literatos habría que etiquetarles la siguiente frase: "El verdadero éxito del escritor está en que sus libros se vendan y se lean y no en el número de premios que gane". Porque la prueba está que los escritores consagrados, los que de verdad venden libros, no se suelen presentar a estos premios porque no los necesitan. Estos certámenes, estos escrutinios, son los que están sacando a la palestra una gran cantidad de obras malas, de literatura barata, que no suele trascender en la mayoría de los casos. No hay nada más que investigar por parte de los lectores el contenido de los libros premiados --si es que de verdad existen lectores que curioseen todas estas bacaladas que premian los actuales politiqueros de la literatura, que lo están destrozando todo, en especial la poesía--, y deducirán por qué no merece la pena prestar atención a la literatura mala, que ni se vende ni se venderá y que nunca alcanzará la trascendencia y la relevancia de las auténticas obras literarias. 

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