lunes, 19 de abril de 2021

ELOGIO AL ESCRITOR PROLÍFICO (2)

El escritor prolífico es el que más intensamente siente la vida literaria, el que se vuelca con más esfuerzo y dedicación en la dura y dificultosa actividad literaria. El escritor fecundo vive esto como una obsesión, se siente drogado con su profesión y vive prácticamente nada más que para la literatura. Es todo un mundo al que no deja de darle vueltas en su cabeza, incluso cuando no escribe no deja de pensar en futuros proyectos, o qué arreglar o revisar de lo ya escrito. El escritor disciplinado es el que de verdad siente, disfruta o sufre con la literatura: sus pensamientos suelen girar en la mayoría de los casos en torno a su gigantesca y ambiciosa obra escrita y en lo mucho que quiere escribir en el futuro que le espera porque lo que más siente en su vida es la pasión por la escritura y es el universo literario que desarrolla la mayor de las razones de su existencia, es para lo que ha nacido y lo que más desea hacer. Y al igual que cualquier persona se vuelca con la profesión que ha elegido para ganarse el sustento, el escritor fecundo tiene, o debe tener muy claro, que es el ejercicio literario para lo que más sirve y así lo demuestra escribiendo con todo empeño. El autor que nace con el don de escribir mucho, debe sacarle partido a lo que ha elegido e intentar por todos los medios que su producción literaria crezca a paso agigantado, porque hay que producir a destajo para poder hacer del trabajo literario un medio de vida, ya que un escritor muy prolífico difícilmente puede compaginar esta inagotable y agotadora labor con otras. 

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