Escuchemos el sonido placentero
de las gaviotas y otras aves
que vuelan en esta hermosa
playa de rocas y acantilados.
Disfrutemos de este atardecer
tan maravilloso en esta costa
solitaria y paradisíaca,
en la que tenemos la suerte
de poder relajarnos y compartir
vivencias dulces y entrañables.
Deseemos que esta realidad
tan dichosa que vivimos
sea un sueño que se repita
muchos años de nuestro mundo.
Vibremos, palpitemos, gocemos
con el batir del oleaje
en nuestros cuerpos y almas
tan ardientes por sentir
esta pasión sin límites.
Juguemos con las olas,
con la arena, con las algas,
como si fuéramos niños
y sintamos el latir inmenso
de nuestros corazones unidos.
Vivamos momentos plenos
de éxtasis y felicidad
y que el mar, siempre el mar,
--y sus muchas delicias--
nos acompañen con fuerza,
con calor, con intensidad,
durante muchos años
en nuestro peregrinar
por la dicha apasionada.
Oh mar, oh cielos; Tierra,
Sol, Luna, estrellas... astros
del universo que acompañan
al nacimiento tan inmenso
del amor en el verano.
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