viernes, 5 de marzo de 2021

LOS CONCURSOS POÉTICOS (1)

Podría resultar un tema significativo analizar el panorama de los concursos literarios --y más concretamente de los poéticos, sobre los que me voy a centrar--, que tanto proliferan en el ambiente cultural de la vida española. Efectivamente, se convocan premios por todas partes, en todo el país no dejan de hacerse públicos toda clase de concursos, con los que se pretende reconocer y valorar las creaciones de los escritores, el fomento y la difusión de las letras. Pero es la poesía --según mi observación personal--, el género donde parece existir más desorganización y más descontrol y expongo estos calificativos por varias razones. En primer lugar, diré que la mayor parte de estos premios poéticos tienen una sola dotación, no se suelen otorgar en esta modalidad --en la que más precozmente se suelen iniciar los escritores en general--, accésits o premios secundarios, que los considero como una medida fundamental para reconocer a más de un poeta y no mandar a la frustración a la totalidad restante, que en la mayor parte de las ocasiones es extremadamente numerosa. La prueba está --y valga como ejemplo comparativo--, en los concursos de cuentos o relatos cortos, de los que cito dos muy conocidos, como son el "Hucha de oro" y el "Narraciones breves Antonio Machado", que cuentan con un número significativo de premios con los que se valora de una manera más amplia y diversa el apartado creativo en cuanto a este género se refiere. En efecto, yo pienso que con los concursos poéticos debería suceder algo semejante, y si la dotación económica recayese en un solo galardonado, al menos se pueden hacer selecciones finales entre las obras presentadas y ser publicadas en la colección a la que va destinada la obra ganadora. Esto lo considero más positivo que hacer la masacre de quemar y destrozar todas las ilusiones enviadas --como hacen la inmensa mayoría de los organizadores de estos certámenes--, dejando a tantísimos participantes sin la posibilidad de la publicación que les permita abrirse camino en este difícil mundo de la literatura. Pero esta falta de organización no radica solo en este aspecto comentado. Es injusto también el sistema de fallo de los premios en cuanto a las comisiones de lectura o jurados de preselección, a quienes muchos poetas no los consideran debidamente capacitados, y la prueba está que en ocasiones se ha dado la circunstancia de que cuando se reúne el jurado poético para decidir quién va a ser el galardonado se encuentran con un nivel muy bajo en las obras finalistas. Y esto último se puede ejemplificar con lo que sucedió en un premio muy conocido, en el que los miembros del jurado poético se quejaban de los libros preseleccionados, calificándolos de faltos de personalidad y de muy baja calidad. Yo considero que deben ser las figuras poéticas las encargadas de la lectura total de los libros presentados a concurso y no decidirse el fallo por medio de estos jurados previos. Por otra parte... ¿Resulta justo y razonable que un premio tan importante como el Juan Ramón Jiménez tarde en fallarse menos de quince días, cuando suelen presentarse varios centenares de manuscritos con una extensión mínima cada uno de ellos de quinientos versos? La verdad es que es triste y lamentable la situación de desorganización, crisis e injusticia en la que convive el género poético en España. 

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