miércoles, 31 de marzo de 2021

LA PRECOCIDAD EN LOS ESCRITORES (1)

La precocidad en los escritores representa una gran ventaja en el desarrollo de su futuro literario. Pero hay que aclarar algo en este apartado: la precocidad a la hora de comenzar a escribir y la precocidad de lograr abrirse camino en el difícil mundo de la edición y de los premios literarios, que es el sueño dorado de todo escritor, pues cuanto antes los autores desean encontrar el éxito buscado desde sus orígenes. Creo que hay bastante que comentar sobre este tema del comienzo precoz de los escritores. Gracias a este inicio en la literatura, el ya escritor disfruta de haber descubierto este mundo tan hermoso tan pronto, pues el empezar a desarrollar una carrera literaria siempre supone para todo autor una gran ilusión, una inestimable satisfacción y orgullo que inunda de una nueva forma de ver la vida su realidad. Es cierto, la existencia de una persona cambia en muchos aspectos cuando descubre este universo literario que tanto bienestar le transmite. La mente cambia de pensamientos a partir del momento en que el escritor lo siente de verdad, cuando decide tomárselo en serio y un nuevo horizonte llena sus perspectivas de futuro. Cuando una persona comienza a escribir precozmente siente una novedad que siempre es motivo de felicidad haberla descubierto y su mente ya es otra porque no deja de pensar en esta pasión de su vida, no cesan de venirle ideas de obras a escribir en un futuro inmediato e incluso a largo plazo, pues cierto es que hay escritores a los que les surgen proyectos durante su juventud que no van a materializar hasta muchos años de su vida posterior, ya con más madurez creativa. Y esto sucede, está plagada la historia de la literatura de casos así, porque muchos escritores se ven impotentes, no se encuentran preparados para conseguir precozmente obras de gran ambición cuya fuente de inspiración les ha surgido a una temprana edad literaria. En efecto, hay escritores que se empeñan en escribir obras en su juventud para las que aún no se encuentran capacitados --porque en la carrera de todo escritor hace falta un gran rodaje-- y lo que ocurre es que se les atragantan y suelen dejarlas apartadas del resto de la producción que les parece más válida. Son obras que unos deciden destruir por considerarlas ineptas y que no desean que entren en sus obras completas. Otros las dejan para reescribirlas en el futuro y darles una nueva forma y contenido a partir de la versión primitiva. Y finalmente otros las dejan inéditas, porque no desean publicarlas durante su vida. Son las obras inmaduras surgidas en los años precoces de los escritores. Esto no quiere decir que las obras de precocidad sean menos válidas que las de madurez, pues se han dado casos sorprendentes en los que las obras de adolescencia o juventud de un autor son las que más le han inmortalizado y en las que han quedado reflejadas con mayor acierto su talento creativo. 

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