sábado, 6 de marzo de 2021

DISCIPLINA

 La disciplina es la auto--obligación que se impone el escritor de escribir, de forzarse a hacerlo aunque no tenga ganas, aunque no se encuentre en situación óptima para enfrentarse al trabajo de la escritura. Hay escritores que se esfuerzan, se disciplinan para escribir y lo consideran como una obligación, al igual que lo es para todo ciudadano ejercer su profesión y tener que madrugar y vérselas con su tarea laboral para poder ganarse un sueldo como medio de vida. En efecto, hay escritores que se toman muy en serio su actividad creativa, y se vuelcan con mucha disciplina por lo que es la razón, la ilusión, el trabajo, la profesión que quieren en su vida. La disciplina es el ejercicio de la literatura "a la fuerza", es enfrentarse al folio en blanco con regularidad, o bien al ordenador y no descuidar esta actividad por otras razones o descuidarla muy poco y rendir cuentas con empeño con lo que es lo que más le gusta al escritor hacer. Según mi criterio personal, la "inspiración" y la "disciplina" no son incompatibles: ambas existen en la actividad literaria y creadora en general y ambas conviven en la tarea del artista. Porque hay escritores que suelen escribir solo cuando están inspirados y otros que lo hacen con disciplina --los escritores prolíficos--Pero es cierto que los escritores que se esfuerzan, que se autoimpulsan para escribir, hay veces que están inspirados y les salen mejor sus creaciones, que otras veces en las que tropiezan y caen en obras de bajo nivel literario. Por lo tanto, la inspiración y la disciplina son dos realidades en la actividad del escritor, son compatibles --porque se pueden dar simultáneamente en su oficio--, y han formado parte siempre de su actitud vital, de su psicología a la hora de enfrentarse a la ardua y sacrificada labor creativa. 

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