jueves, 11 de marzo de 2021

CRÍTICOS Y LECTORES (1)

Cuando una obra literaria se edita como novedad, generalmente va a recibir un estudio en la prensa, una crítica acerca de todo lo que aporta al panorama literario actual y qué repercusiones puede tener en el futuro, si tal obra consagra a su autor o si hay que esperar a que con la madurez de su oficio pueda dar otras de mayor calidad y trascendencia. Y me he referido a lo que aportan las nuevas obras a la comunidad literaria porque estas novedades, sean del género que sean, deben transmitir a los lectores cosas originales, nuevos horizontes, nuevas vías para la literatura, pero ¡ojo!, siempre y cuando sean obras que transmitan un mensaje estético, que se puedan leer con placer y que no signifiquen para la crítica y para los lectores ninguna de las muchas tomaduras de pelo que se pretenden imponer, como si todos fuésemos unos imbéciles que nos tenemos que tragar tan absurdas novedades, que carecen del más mínimo sentido literario, porque en estas apariciones no se encuentra ni se degusta el arte de ninguna de las maneras. Y ahí está la prueba del caso que todos les hacen a estas supuestas manifestaciones literarias. Ahora bien, hay que tener en cuenta lo que dice la crítica y lo que dicen los lectores. Del mundo de la crítica hay que decir que está constituido por personas muy preparadas, muy profesionales, que suelen tener estudios superiores, son profesores, catedráticos, doctores, etc. Son personas que consagran su vida a la lectura y al estudio y crítica de las novedades que aparecen en el mercado, o bien a la traducción o a la erudición puesta de manifiesto en la investigación literaria de obras antiguas o clásicas o de otros periodos más recientes de la historia de la literatura de los que aún hay mucho que estudiar y aprender. Por lo tanto, el aparato crítico actual hay que aprobarlo y aplaudir en todo momento su gran actividad cultural y su trascendente aportación intelectual al universo de las letras. Y hablo de su labor intelectual porque los críticos son realmente los intelectuales, los que escriben sobre las obras de los autores y las analizan, las comentan, las estudian. Esa es la auténtica actividad intelectual, la otra, la creativa, es una labor artística, pero rara vez puede ser considerada como una tarea intelectual. 

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