miércoles, 7 de diciembre de 2016

LA ESCUELA

Comenzó el curso en la vieja escuela provinciana. Todos los niños y adolescentes que iniciaban esta nueva etapa escolar habían sido compañeros años atrás. Además se conocían de siempre, eran vecinos del pueblo, habían realizado su vida en común, sus juegos, sus peleas, sus entretenimientos y diversiones, sus excursiones por las montañas, sus baños en el río, sus malos y buenos ratos en definitiva. Era su peculiar forma de pasar los mejores años de su existencia en el pueblo, que pocas veces habían abandonado para conocer otros lugares. La escuela estaba constituida por cuatro aulas separadas y otro edificio mucho mayor. Con respecto a lo que pudiera parecer bajo nivel en su sistema de enseñanza era todo lo contrario. Contaban con buenos y preparados profesores, que bajo ningún concepto querían que el aprendizaje de sus alumnos fuera insuficiente o de mala calidad, porque eran plenamente responsables de lo que le pudiera suceder a estos chavales en el futuro, en el caso de que cursaran el bachillerato o realizaran estudios universitarios. En esta escuela el nivel era alto y se aprendía. Además de los textos escolares que se vendían en la única librería del municipio, los profesores repartían interesantes apuntes con los que ampliaban los conocimientos de los que carecían los libros o simplemente que suplieran a los que ellos no consideraran apropiados para un mejor estudio de la asignatura. La prueba de este éxito quedaba reflejada a raíz de los resultados obtenidos por bastantes paisanos que estuvieron en el pasado, pues lograron sacar carreras en la universidad, objetivo que perseguían los alumnos aventajados que ahora estudiaban en este colegio. En el octavo curso existía un deseo general por finalizar la enseñanza básica y obtener el primer título. Pero la mayor parte de estos chavales querían estudiar mucho más, sobre todo cuando se les pasaba por la cabeza lo complicada que estaba la vida en su pueblo, la crisis agrícola y la escasez de recursos para buscarse y organizar su vida provechosamente. El año escolar se desarrolló intensamente, estos alumnos trabajaron con esfuerzo, a pesar de la hostilidad de un invierno muy duro en el que se registraron hasta diez grados bajo cero y el problema que además presentaba el deteriorado estado de las aulas. Pero con estas y otras dificultades el éxito escolar fue casi total. Había que progresar y decir adiós a la escuela, al instituto y a la universidad con resultados satisfactorios o bien escoger el camino del trabajo, del esfuerzo físico u otra actividad que pudieran conseguir. Durante el verano reformaron todo el colegio, instalaron calefacción, nuevas pizarras, mesas y otros materiales, con los que se confirmó que la enseñanza y la cultura estaba abierta a todas las generaciones futuras.


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