sábado, 24 de diciembre de 2016

ELEGÍA

Porque todo fue como el azul del cielo
cuando tuvimos la suerte
de conocernos.
                         Porque desde un principio
hubo amistad, hubo cariño, existió
copiosa química, existió ilusión,
estima inmensa, admiración
y respeto, existió de todo lo más grande
y positivo en el horizonte armonioso
y entrañable de nuestras relaciones.
Hubo dulzura, hubo encanto,
hubo adoración y apoyo, existió
un estímulo de fraternidad absoluta,
todo tipo de luces nos iluminaron,
todas las flores nos perfumaron,
todos los latidos nos impulsaron,
todos los sabores los degustamos,
todos los caminos los recorrimos,
toda la dicha y el gozo de vivir
nos acompañó una y otra vez alegremente.
Pero llegó el destino infausto
y todo se fue oscureciendo,
todo se fue apagando, todo
fue desolación y tristeza
porque la miel dulce de tantos años
se nos ha acabado,
se nos ha perdido,
se nos ha caducado
para siempre, qué pena
Dios mío para siempre.

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