UN ENCUENTRO CON NESSIE

Miguel se encontraba en las orillas del famoso lago Ness junto a sus amigos Luis y Serafín. Paseaban algo inquietos por el entorno de este precioso lago, pero al mismo tiempo deseosos de poder ver al monstruo. Después de casi todo el día, en el que tan expectantes iban, no habían visto al misterioso fenómeno. ¡Eso es cosa de falsas leyendas y habladurías sin sentido! --dijo Luis, ya cansado de tanto andar. No dejaban de conversar sobre este enigmático animal. ¿Cómo sería? ¿Quién había tenido la suerte de poder ver un ejemplar tan fascinante como Nessie? Aunque sentían muchas ansias de verlo, el miedo se apoderaba de ellos, sobre todo cuando empezó a anochecer. Estos niños sabían, por todo lo que se ha contado, que Nessie puede ser un plesiosaurio, ¡Un enorme dinosaurio viviente! Cuando ya pensaban irse, muy agotados después de todo el día de intensa búsqueda, un gran ruido repentino en las aguas del tranquilo lago les conmovió. Gritaron aterrorizados y corrieron sin parar. ¡Es Nessie! ¡Es Nessie! ¡Es Nessie! Asustados, impresionados, nerviosos, pero al mismo tiempo maravillados, estos niños pudieron reconocer claramente la cabeza y parte del cuello tan largo del ciclópeo monstruo. Para ellos, Nessie ya dejó de ser un mito para siempre.