miércoles, 20 de mayo de 2015

FELICIDAD

Sabidos son por muchas personas los consejos de los psiquiatras, psicólogos, filósofos, etc. a la hora de estudiar la psique humana, que para alcanzar este bien supremo e ideal de la vida que es la felicidad, la mejor fórmula es intentar buscarla en las pequeñas cosas, por muy nimias o intrascendentes que nos parezcan. La persona que sabe conformarse con poco, que lleva una vida sencilla y que no padece ese cáncer o veneno o monstruo de la condición humana que es la envidia, tiene muy bien barajadas las cartas para ser feliz. La cuestión está en que la vida presenta muchas ofertas, muchas situaciones propicias para saberla disfrutar y sacarle provecho, al menos mientras no se produzcan desgracias o tragedias que nos impidan absorberla y nos obstaculicen un óptimo proceso vital que es, indudablemente, a lo que todo ser humano aspira. Queda muy claro que la persona que se refugie en la belleza y el color de las pequeñas realidades de la vida cotidiana --que no por ser pequeñas son menos eficaces para lograr una saludable plenitud--, conseguirá, o se aproximará al menos, a esta pasión o utopía que es el bien más anhelado por el ser humano.

                                          EL CORREO DE ANDALUCÍA. Miércoles 28-9-05

                         
                                         

1 comentario:

  1. Le doy la razón a Martín Isidro en que la felicidad muchas veces se encuentra en las pequeñas cosas cotidianas. Yo creo que si tenemos cubiertas nuestras necesidades básicas, incluida el amor, no deberíamos complicarnos la existencia con aspiraciones o deseos que se podrían considerar insanos.

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