Fue una realidad sugestiva y atrayente
iniciar la aventura literaria de mi vida
en el periodo vacacional de los veranos.
En estas etapas relajantes y apacibles
me dediqué con ilusión y confianza
al arte de la creación con impulsión
exagerada. La disciplina y el entusiasmo,
la pasión por producir nuevas obras
fue el tema dominante de mi vida
en estos meses de relax y de descanso.
Veranos de fecundidad ingeniosa,
mañanas y tardes trabajando con esfuerzo
en la acogedora biblioteca de la playa,
volcado en el bello arte de la palabra,
produciendo con un entusiasmo inmenso
y cuajando variedad de obras literarias.
Veranos creativos en mi vida, en ellos
me empleé con más energía que nunca
por este mundo de encanto delicioso,
por esta maravilla humana de excelencia
que me satisfizo de plenitud y de gozo.
Temporadas estivales dedicadas por entero
al universo de este arte que brotaba
de mis entrañas palpitantes de poeta,
de narraciones de cuentos y novelas,
de emanaciones de mi propia biografía
y de artículos y ensayos y otros escritos
que son la fuente y la razón sublime
de todo el panorama cautivante de mi vida.
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