Fue un paraíso descubrir de adolescente
las primeras bibliotecas públicas. Nunca
me había sentido tan ilusionado y tan a gusto
como me encontraba en estos estupendos
lugares de la cultura. Tantos libros de todas
las materias y saberes, de todos los géneros,
disponer de tanta sabiduría para elegir
lo que quisiera, me hizo vibrar de estímulo,
de gozo y de un encanto irresistible.
En mis visitas cuando yo era adolescente
a estas primeras bibliotecas públicas que conocí,
me sentí entusiasmado como nunca
por el mundo impresionante de los libros
y todos los conocimientos que transmiten,
todas las preciosidades y curiosidades,
las informaciones e historias y todo el universo
del saber veía que lo tenía al alcance
para elegir siempre lo que deseara
en el latir intelectual que me esperaba.
A partir de entonces las bibliotecas
son para mí auténticos paraísos,
los lugares donde más me gusta estar
y donde más feliz me siento.
Estar acompañado de la cultura,
y del arte y de la ciencia,
es la mejor compañía. Vivir rodeado
de libros es donde mejor se vive,
es donde mejor se puede estar
y las bibliotecas hay que visitarlas
cuanto más mejor y sacarle todo
el fruto que se pueda al universo
tan maravilloso que guardan
para todo el que lo quiera.
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