miércoles, 25 de mayo de 2016

UNA NUEVA VIDA

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Era una mañana de sábado y a Jorge le apetecía descansar. Había tenido una semana muy agitada de trabajo y las dos últimas veladas las había compartido con una antigua compañera de facultad que disfrutaba de un corto permiso y había decidido pasarlo en esta ciudad. Jorge era soltero y hacía dos años que se había emancipado de su vida familiar, vida siempre difícil y en conflicto con sus padres y hermanos que no comprendían sus inquietudes y sus actitudes que para él eran de lo más positivas y normales. Pensó que no merecía ese trato y un buen día, cuando aprobó las oposiciones, dijo a su familia que se iba y que les fuera bien que por su parte no quería verlos nunca más. Y así fue. Su familia había frustrado sus estudios de Filología, porque ante tanto sin vivir decidió estudiar las oposiciones y abandonar la carrera. Pero el presente que vivía era favorable y prometedor pese a estar todavía solo: hacía lo que más le apetecía, disfrutaba de un buen sueldo, gozaba de buena salud y del bienestar que supone estar libre. Se sentía cómodo y seguro. No obstante, estos dos años habían transcurrido demasiado solitarios y Jorge deseaba tener más relaciones amistosas, sobre todo cuando la vida de soltero lo requiere más. Las dos noches pasadas se había sentido muy feliz con esta amiga que justamente cogió el mismo camino que él cuando estudiaban en la facultad y se decidió por una colocación fija del Estado. Jorge se había acordado mucho de ella durante estos dos años en los que dejaron de verse y se preguntó en numerosas ocasiones qué había sido de su vida, porque se dio la extraña coincidencia de que ambos no comentaron nada en su día de sus objetivos y proyectos. Después de terminar el curso, pasó el verano y ya no se volvieron a ver. Jorge no sabía su dirección ni su teléfono y no quiso localizarla últimamente porque pensaba que ya podría tener novio o incluso estar casada.

2

Mientras Jorge soñaba y una infinidad de pensamientos inundaban su cabeza ante la sorpresa de las dos jornadas vividas sonó el teléfono. Pensó que podría ser ella, la mujer que de nuevo se introducía en su vida. Fue deprisa a cogerlo y, efectivamente, esta joven amiga quería estar con él. Los dos se hablaban con ilusión, los dos deseaban estar juntos y unir sus vidas ahora que ya nada podía impedírselo. Jorge le dijo que no tenía planes para todo el día y que estaba cansado, pero en seguida desayunaría, se arreglaría y esperaría con mucho agrado su visita. A la media hora ya estaba allí, sonó el timbre y esta hermosa mujer se presentaba ante Jorge. Nada más ver lo elegante y atractiva que iba sintió deseos de abrazarla y besarla. Ante su timidez fue ella quien se le acercó y lo saludó con seducción diciéndole: --Aquí estoy contigo, Jorge, ¿te gusta que te visite? Pasaron para adentro y le enseñó su pequeño pero bien cuidado apartamento. Ella se sintió sorprendida de la limpieza y el orden que presentaba. Esta mujer había notado en Jorge durante las dos noches anteriores lo tímidamente que le hablaba y los temas que le exponía que no solían rozar la sensualidad y el encanto de dos personas que tienen todo el espacio resuelto para llegar al amor. Por esto ella quería sentir el amor de Jorge quien debido a su cortedad y torpeza para relacionarse con una mujer seguía todavía soltero. Jorge le dijo una vez que le enseñó el apartamento que podrían salir a dar una vuelta porque el día era primaveral, pero su amiga solo le refirió que iba a entrar en el cuarto de baño. Jorge, tan inocente como siempre, esperó y al abrir la puerta contempló atónito lo que nunca pudo sentir de la vida: estaba completamente desnuda, un cuerpo precioso, unos senos sorprendentes, una mujer que se le atragantaba entre la sorpresa y el manantial de los deseos y las sensaciones. --Jorge, ¿a qué esperas? --le dijo. Y Jorge esta vez no lo pensó ni un instante más. Se desnudó y se fueron directamente para su cama que aún no había hecho. Nunca pudo imaginar esta aventura Jorge y más con su antigua compañera de facultad, la única chica que le supo comprender y que ahora se acordó de él para iniciar el feliz y trascendente camino de sus vidas.

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