Tuve una larga historia de amistad con un profesor de filosofía que conocí hace muchos años y que algunas veces me apoyó en mis actividades literarias, consiguiéndome publicaciones. Yo siempre era el que lo buscaba y deseaba mantener relaciones y que nuestra amistad nunca se fuera al garete, pues le tenía mucho aprecio. Y me atraía comunicarme con él y tratar sobre temas literarios y de cultura en general, pues era una persona formada y que también escribía. No quise nunca descuidar su trato, hasta el punto de que se fue a trabajar a una Universidad de Barcelona y aun en la distancia, yo estaba pendiente de cuando venía a Sevilla de vacaciones para llamarlo por teléfono e incluso que pudiéramos vernos y echar un buen rato. Después de tantos años de cordiales relaciones y buen rollo, me sucedió algo con este amigo de lo más raro e increíble que nunca me podía esperar que me fuera a ocurrir. Cosas inauditas, inexplicables e injustas, pero que desgraciadamente pasan entre los seres humanos porque este mundo está loco y degenerado. Este docente de la ciencia del pensamiento me hizo una felonía sin venir a cuento, después de que manteníamos desde siempre una excelente amistad. Hablando con él una de las veces que vino de Barcelona, le comenté que había escrito un libro de ensayos literarios. Y le dije que lo había mandado al periódico "Diario de Sevilla", pero que no me habían contestado nada. Como este colega estaba colaborando en este rotativo desde hacía no mucho tiempo, en seguida me dijo que mandara los ensayos a este diario pero a su nombre. Yo esperaba que mi camarada me podía apoyar para colaborar en este periódico. Pero no fue así. Fue todo una tomadura de pelo y una miserable traición, porque después de esto todas las veces que veía a su madre y a su hermano evitaban saludarme y con el tiempo cuando me encontré con él hizo lo mismo. No quería saber ya nada de mí. Por supuesto, del Diario de Sevilla nunca tuve noticias y todo esto quedó en una putada del que ya dejó de ser amigo para siempre, porque le apeteció hacerlo así sin haber motivos ni razones. El mundo está loco y hay algunas personas que toman actitudes anormales o simplemente que se convierten en unos indeseables cuando menos te lo esperas, sin uno explicarse el porqué de estas conductas.
El desprecio sin motivo es un comportamiento egoísta, envidioso y miserable. Tu saliste ganando esas personas no son buenas para amigos.
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