lunes, 18 de abril de 2016

ATRACO AL BANCO CENTRAL

Son las diez de la mañana.
Un nuevo día ha comenzado en el banco
y sus empleados y jefes realizan su jornada laboral,
la rutina común de todos los días.
Es el banco central, el más grande
de la ciudad. Ha sido inaugurado
hace tan solo tres meses y cuando
ya parece que adquiere una actividad progresiva,
el malestar y la pesadilla
ahogan la tranquilidad de los empleados
y la clientela que se amontona aterrada.

Cinco encapuchados, armados hasta los dientes,
gritan violentamente y amenazan
a todos los allí presentes.

(Tensión y drama
en esta fría mañana
de enero.) De repente
toda la gente --conmocionada--
por los suelos.

¿Qué fatal desenlace nos espera?
--piensa un joven trabajador
que la dura acción contempla.
--Rápido, el dinero --gritan los delincuentes
y el jefe de la banda
ante la pérdida de tiempo
del señor director
amenaza con darle muerte.

Cuando menos se espera la gente
poder salir de la tragedia que viven
se fugan los atracadores
con grandes bolsas de billetes.
--Allí, a los ladrones, gritan indignados
todos los presentes.

El agente de seguridad
le indica a la policía --recién llegada--
la matrícula y la dirección tomada
por el coche de los atracadores.
--Dadles lo que se merecen,
grita un anciano desesperado.

El agente, impotente para poder
haberles hecho frente
cuenta a la policía lo sucedido:
--"Maldición, me golpearon por la espalda
y desarmaron, me tiraron
entre tres y me pisotearon".

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