¡Qué belleza de mujeres!
Mis guapísimas trianeras.
Sois mis musas para siempre.
Y os perdí tan tristemente,
hermosura de criaturas.
Ya en mis versos estáis siempre.
¡Qué bello fue conoceros
y veros siempre preciosas!
¡Qué triste fue ya perderos!
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